11 may 2013

El tiempo pasa.


Andy tenía delante al abogado, tras la muerte de su padre, tuvo que volver a  casa, después de finalizar sus estudios decidió tomarse un año sabático y viajar por todo el mundo. 
El fatídico suceso le obligó a retornar.
Estaban a punto de leer el
testamento, aunque sabía que no tendría problema, su madre había muerto hacia cinco años y era hijo único.
Estaba rodeado por sus tres primos, la familia siempre había estado unida, incluso vivían en cuatro casas contiguas, todas heredadas de su abuelo.
El abogado le entregó la escritura, ahora la casa familiar sería de su propiedad, una carta cerrada, con instrucciones de no abrirla hasta estar en casa y un libro antiguo con una colección de sellos.
Inma, su prima, al verlo le comentó que era idéntico al que le dejó su padre. Los otros dos primos asintieron, ellos también tenían el suyo, todos iguales.
Le entregaron las cuentas y el dinero, suficiente para vivir una temporada tranquilo, mientras buscaba un trabajo.
Se despidió de sus primos y volvió a casa.
Para qué no estuviera solo Inma decidió acompañarlo.
Subieron al coche donde su marido los esperaba y se marcharon.
De las cuatro casas solo estaban ocupadas la suya y la de Inma, los otros dos primos después de la muerte de sus padres decidieron marcharse. 
La chica tenía las llaves y estaban en alquiler, pero aún vacías.
Al llegar, Inma preparó una cena rápida y una copa de vino, mientras Andy miraba los sellos con tristeza.
-Bueno, dijo ella, no vas a abrir la carta.
-Si, tienes razón, contestó Andy.
Y abrió el sobre. Era viejo, se notaba que llevaba tiempo guardado. Lo había escrito su padre.
Lo leyó en voz alta para los demás.
-Hijo mío, decía.
Si estas leyendo esta carta es porque he muerto. La escribo ahora que tu madre ya no está, porque uno de los dos tiene que explicarte la situación. 
Yo soy el hermano más pequeño de los cuatro y en la familia decidieron que fuera el portador de esta noticia.
Ahora que nadie más está vivo, reúnete con tus primos y explícales la situación.
Ahí va;
Tanto Inma como el respiraron profundamente, tenía que ser algo importante. Siguió leyendo.
-Tu abuelo nos dejó en herencia cuatro casas, una para cada hijo y un buen dinero que repartimos. Pero el quiso dejaros algo a vosotros, sus nietos, nos dijo que había un tesoro guardado, las pistas estaban ocultas en los libros de sellos, pero solo sería vuestro al fallecer nosotros, tuvimos que jurar que nunca investigaríamos nada, y siempre que  vuestra inteligencia resultara suficiente para descifrarlo.
Siento no poder contarte más. 
Solo de vosotros cuatro depende el éxito.
Muchos besos y ánimo hijo mío, no me defraudes.

Andy no sabía que decir, se quedó con la boca abierta, mientras Inma miraba a su marido.
-Ha dicho un tesoro?
A qué se referirá? Oro, dinero. Pues no nos vendría nada mal, la verdad.
-Espera, dijo Andy, pero tenemos que estar los cuatro. Llama a los primos que vengan mañana y traigan sus libros de sellos.
La emoción no le dejaba dormir, un tesoro, pensaba, pistas...
Su abuelo siempre había sido muy divertido, jugaba mucho con ellos, cuando eran pequeños, tenía muy buenos recuerdos de aquellos primeros años de su vida. Pero esto era mejor, les había dejado el último juego y con premio.
Estuvo contemplando el libro, tenía muchos sellos, más de quinientos, seguro que tendría bastante valor, pero necesitaba las pistas.
A simple vista no veía nada, el sueño le venció.

Por la mañana, aparecieron los primos, Inma ya los había puesto al corriente, traían los sellos.

Mientras tomaban café, Andy juntó los cuatro libros, cada uno tenía unas siglas. El suyo SI, el de Inma SD, los otros II i ID.
Claro la primera pista, pero que significaba?
Mientras pensaban, Andy observó con mas detalle y una lupa los sellos, todos eran normales con sus diferentes valores. Pero, entonces, se le escapó un suspiro...
-Tengo algo, dijo.
Hay un sello que no tiene valor, solo el símbolo del dólar, lo apartó y siguió buscando, encontró tres más, curiosamente todos tenía la cara de su abuelo.
Los miró detenidamente con la lupa, tenían signos grabados, y estaban numerados del uno al cuatro.
-Vamos bien, buscar vosotros en vuestros libros.
Después de un buen rato, fueron descubriendo todos sus sellos. Tenían cuatro cada uno, y numerados igual.
Inma dijo.
-De acuerdo, tenemos dieciséis sellos especiales y ahora que?
-Espera, contestó Andy, esto es un juego, y si fuera un puzzle?
-No parece nada, siguió ella. No resulta.
-Probemos otra cosa , juntemos los cuatro sellos con el número uno.
-Si, mira dijo Inma, parece algo, pero como lo ordenamos?
-Ya lo tengo, las siglas, continuó Andy. Ahora lo veo, es la posición de cada sello, el mío es SI, el superior izquierdo, el tuyo el SD, superior derecho y los suyos los de abajo, juntarlos a ver que pasa.
-Si mira, en el centro, los signos parecen una posición de GPS.
-Claro, ahora lo veo, latitud. Apunta el número. 
-Juntar ahora los otros sellos con el número dos.
-Exacto tenemos también la longitud.

-Tienes un GPS?
Usa los datos, a ver que dice.
-Espera, junta tambien los otros sellos con el número tres y cuatro, dijo Andy.
-No, no tienen nada, contestó ella.
-Es extraño, entonces para que tantos sellos.
Mientras meditaba, uno de sus primos consiguió la posición.
-Es el jardín de tu casa Andy.
-Pues vayamos a ver, contestó el.
El punto señalaba una pequeña losa en el camino que unía la casa con la piscina. La levantaron.
Debajo un pequeño boquete escondía una caja metálica con un pergamino.
-Léelo,  dijo impaciente Inma.
-De acuerdo, dijo el. Como está en mi casa lo haré yo.
Dice: Veo que habéis sido muy inteligentes para llegar hasta aquí. Pero tengo dos noticias para continuar.
Todos se miraron extrañados. 
Andy siguió leyendo el pergamino.
-Si levantáis la base de esta caja, contiene la llave de una caja de seguridad de un banco. Allí están las escrituras de propiedad de unos lingotes de oro, cinco kilos para cada uno. Suficiente tesoro para vosotros?
La segunda noticia es más interesante, la pista de esa caja de seguridad está en los sellos.
Seréis capaces de descubrirlo?
-Bueno, dijo Andy ya lo habéis oído, volvamos a los sellos, mientras le llamó la atención, plegada con el pergamino había otra hoja en blanco. La guardó.
Volvieron a los sellos.
Por mucho que los ordenaban no salía nada más, ni el banco, ni el número.
Decidieron comer algo, mientras pensaban en la solución.
Y Andy tuvo una idea.
-Esperar. Sabeis que el limón se usa para escribir como tinta invisible. Miremos con mas cuidado.
-Nada, no hay nada más, después de un rato dijo Inma.
-Escuchar, claro, dar la vuelta a los sellos en esa misma posición.
Fíjate, mira con la lupa bien. Acerca la luz.
-Si, hay rasgos escritos.
En el primer grupo hay un nombre; CENTRAL.
En el segundo un número de cuatro cifras.
En el tercero, continuó Inma, hay escrito DEPÓSITO. 
Y en ultimo grupo aparece el número 102z.
-Lo tenemos, dijo Andy, vamos a celebrarlo, tenemos el banco, la oficina y el número de la caja. Vayamos mañana con la llave y recojamos nuestro tesoro.
Abrieron una botella de vino para brindar.

Esa noche, Andy no podía dormir, sabía que el tesoro era importante, pero su abuelo era muy competitivo, había sido fácil, demasiado. Algo no acababa de gustarle, además tenía la hoja en blanco, estuvo mirándola bien por si había usado limón también aquí, pero ni rastro.
Hasta que  le venció el sueño.

Por la mañana todos estaban muy contentos. Se acercaron al banco, la oficina estaba en la ciudad, pidieron la autorización para abrir la caja, les acompañó un empleado y dentro encontraron las escrituras, cuatro, una para cada uno de ellos con su nombre y por el valor de cinco kilos de oro, como había prometido su abuelo.

Todos eran felices.
Aquella noche Andy decidió poner a la venta su casa y marcharse lejos, con el oro y el dinero de su padre iniciaría una nueva vida.
Le dejó las llaves a su prima para que se encargara de todo.

Al día siguiente se marchó.
Alquiló una habitación en un hotel y decidió salir de fiesta, igual encontraba pareja en la nueva ciudad.

Entró en un club, pidió una copa, en la barra dos chicas muy interesantes le sonreían, eran guapas.
Pero Andy no miraba a las chicas, sino sus dentaduras, brillaban, se distinguían del resto de sus rasgos, eran muy blancas.
Claro, pensó, Abuelo ahora te estas riendo, pero ya lo he adivinado, tu juego ha acabado, sabía que faltaba algo, y...

-Aquí está, dijo mientras sacaba la hoja en blanco.
Se acercó a las chicas, ellas seguían sonriendo.
-Señoritas, les dijo, me permiten?
-Como, dijo una de ellas.
-Podrían apartarse un poco, gracias, necesito el reflejo de esa luz negra, para leer una carta.
-Que necesitas la luz ultravioleta? Preguntó la otra.
-Eso es.
Las chicas se apartaron con semblante triste.
Andy sacó la hoja, estaba llena de palabras escritas sin huecos en blanco, pero no tenía sentido, no significaban nada.
Algo no iba bien.
Su abuelo era más listo, no lo ponía fácil. 
Pero estaba decidido, lo adivinaría.
Salió del club, las chicas aún miraban.
Buscó una tienda de electricidad, todo estaba cerrado.
Decidió volver al hotel y dormir un poco. Estaba muy cerca, no sabía que podía encontrar, pero lo conseguiría.

Por la mañana, después de desayunar se acercó a la tienda, compró una pequeña lámpara con la bombilla ultravioleta y volvió al hotel.
Se preparó a investigar. La luz le enseñaba muchas letras juntas encuadradas por líneas.
No acababa de ver nada más, si era curioso que los cuadros formados por las líneas eran dieciséis, como la misma cantidad de sellos que su abuelo les había dado, aunque el solo tenía cuatro.
Probó a ponerlos en la misma posición que consiguieron con los libros y...
Ahí estaba, el mensaje, las letras tenían sentido.
Leyó:
Sabía que solo tú, Andy conseguirías leer esto, las demás combinaciones no funcionan. Tu premio está detrás. Es el último paso. De ti depende.
La sorpresa volvió a pintarse en la cara de Andy y su mente funcionaba a toda velocidad.
-Detrás, como detrás, se preguntaba...
Giró la hoja. Con la luz vio un cuadro pintado, no había letras, puso los sellos, pero no aparecía nada.
No sabía que más hacer.
Estaba perdido otra vez, el ultimo paso se le resistia.

Decidió continuar con su vida, con el oro del abuelo y la venta de la casa podía vivir muy bien.

Con sus estudios accedió a unas cuantas entrevistas de trabajo.
En ello estaba, cuando una casualidad le volvió al juego.
La chica de recursos humanos, le hizo una prueba extraña. 
Tenía que escribir varias frases en un bloc de papel, después como medida de relajación, escribiría a su gusto con un bolígrafo sin tinta. Seguidamente iniciaron otra tanda de preguntas, que contestó con el bolígrafo correcto.
Las respuestas eran fáciles y el no entendió el fin de esa prueba.
Pero al terminar, quiso preguntar a la chica por ese procedimiento tan extraño, ella le miró a los ojos y sonriendo le dijo.
-No te puedo explicar nada.

Mientras se despedía de ella y acercándose a la puerta, vió reflejado en un espejo como rayaba con un lápiz la hoja inferior en el bloc de papel.
Tuvo suficiente, como no se le había ocurrido antes, pensó. 
Salió corriendo al apartamento que tenía alquilado, volvió a sacar  la hoja en blanco del libro de sellos, con un lápiz rayó el cuadro, pero no había nada.
Desencantado estuvo a punto de guardarlo todo otra vez, pero antes, usó el lápiz para pintar esta vez el resto de la hoja, ahí estaba, ahora si.
El texto que apareció decidía:
Si estás leyendo esto, quiere decir que has llegado al final, el premio, el verdadero tesoro es este;
La satisfacción de conseguir descubrir mi secreto.

Andy se quedó petrificado, era una broma pesada de su abuelo? Se preguntaba.
No podía creerlo.

Dio la vuelta al papel de nuevo, lo miró a contraluz...
Sorpresa.
El cuadro trasero sombreado había destapado un texto.

Si has superado mi broma, decía, aquí tienes tu premio.
Acciones de una gran compañía y una casa cerca de la playa, solo tienes que llamar a este teléfono...

Lo hizo.
Un abogado le dio su dirección y lo esperó para darle el regalo.

Unos días después, se acercó a la tumba de su abuelo, le dio las gracias.

Curiosa la foto que habían elegido, como se reía el hombre. 

1 comentario:

  1. Tan bromista como mi cuentista preferido!!Me ha gustado a pesar de no tener ni muerte,sexo o violencia!! Mira que corro pero no consigo alcanzarte esta semana,a pesar que dijistes que no tenias cuento el jueves.

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