10 may 2013

El sueño de Isis


Después de la palmada en el culo del bebé, el llanto se oyó en la habitación. Hasta descansar en la cunita no cesó.
Sus padres ya tenían el nombre decidido, se llamaría Isis. Sus rasgos con los ojos ovalados recordaban a una princesa egipcia. 
Pasaba el tiempo para Isis, en la felicidad de su casa, con sus padres, era la primogénita de la familia. Sus rasgos felinos se acentuaban. Le gustaba mucho el contacto físico, siempre que podía se acercaba. 
No hablaba aún, solo unos pequeños ruidos como gemidos salían de su garganta. Si que tenía ya las uñas a punto, a pesar de cortárselas a menudo, si estaba enfadada no dudaba en usarlas, su madre tenía arañazos en la cara.
Pero era feliz, no le faltaba nada. Su familia bien acomodada accedía a sus caprichos.
En el colegio no era de muchas amigas, más bien le gustaba estar sola.
Fue creciendo en un ambiente sereno.
Todo cambió en la adolescencia. 
Se volvió mucho más esquiva con sus padres. Nunca sabían donde estaba. Siempre fue muy sigilosa.
Isis lo tenía muy claro, cuando un chico se cruzaba en su camino y le interesaba, lo atraía con sus artes y su belleza, hasta conseguir el placer que buscaba.
 Para sus compañeras era demasiado ligera, a ella no le importaba el amor, solo el sexo, después abandonaba al chico y probaba con otros.
Sus artes amatorias la hicieron famosa en su entorno y todos la apodaban la gata.
No dudaba en usar sus uñas para protegerse.
Se hizo mayor tonteando entre hombres y lo tuvo claro.
Conoció por entonces a dos amigas, una rubia muy atractiva y una pelirroja muy extravagante y decidieron montar entre ellas un negocio.
A las tres les sobraban los hombres, pero ninguna quería mantener una relación estable, además físicamente eran espectaculares.
Alquilaron un piso grande, lo amueblaron de lujo, nunca les había faltado dinero, y montaron un club.
El anuncio en los diarios y las revistas era de impacto.
'Las gatas' te arañamos y más.
Tuvieron un éxito excepcional.
Nunca les faltaban clientes.
Ellas se dedicaban en cuerpo y alma, un trabajo bien remunerado y a todo placer. 
No les podía ir mejor.
Los hombres no paraban de entrar, como el dinero que aportaban. 
Sus servicios no eran baratos, pero lo cumplían con sumo gustó.

Hasta qué un dia, Isis decidió parar. Ya tenía una edad. Con el dinero que había conseguido podía dedicarse a quedarse en su sofá todo el dia sin hacer nada.
Tenía dos criados que la cuidaban, la acariciaban, le pasaban el cepillo por el pelo y le preparaban la comida cada dia. Era feliz
Tenía todo lo que necesitaba.

Andrés entró como cada día en el laboratorio, allí estaba Jorge.
-Que? Le preguntó, algo nuevo en el experimento.
Jorge le contestó muy emocionado.
-No vas a creer lo que tengo.
-Pues dímelo, dijo Andrés, que tengo la oveja a punto de estudio.
-Si, mira, acércate. Es la bomba. He conseguido algo extraordinario.
-Vale, vale. No le des más vueltas y explícate. 
Jorge lo hizo acercarse a una pantalla de ordenador, en frente una gata dormía en un sofá, estaba conectada a unos cables y tenía un pequeño casco en su cabeza.
-Mira, dijo, ahora te enseñaré el video que he grabado con los sueños de esta  noche de la gata que estamos estudiando. Es increible. Se llama Isis.
Y se cree una persona como nosotros.
Mira, mira...

1 comentario:

  1. Mira,mira.....quien dice que ellos no nos ven a nosotros igual?? Como somos tan egocentricos que nos parece que nada ni nadie puede compararsenos?? Una forma de ver la vida a traves de otros ojos nos ayudaria a darnos cuenta de nuestra gran ignorancia......Me has vuelto a hacer pensar con tu cuento!! Muaaaa cuentista!

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