Esther y Pablo habían decidido acudir a una jornada de paintball.
Eran socios en una empresa de contratación de viajes turísticos que funcionaba muy bien y además pareja, vivían juntos en un gran apartamento del centro y el dinero no les faltaba, pero tanto ajetreo en el trabajo necesitaba de un poco de relax.
Esther lo convenció para acudir a un sitio tan especial, se apuntaron y les dijeron que otra pareja estaba dispuesta, les explicaron como se jugaba, había que llegar al centro del campo, coger la bandera y volver al campamento base, la primera pareja que lo consiguiera ganaba, siempre que no los mancharan con la pintura de las pistolas. Esther que en esos temas se espabilaba mejor, ideó un plan, llegar hasta el centro, esperar a la otra pareja, dispararles la pintura, y entonces llevarse la bandera. Así lo hicieron.
Se acercaron al lugar y esperaron, al llegar sus contrincantes dispararon, ella fué hacia la bandera, la recogió y salió corriendo hacia el campamento, al cruzarse con Pablo lo vió tumbado en el suelo y manchado de pintura, pensó que cumplía muy bien su papel y siguió su carrera hasta ganar la prueba.
Sonó la alarma.
Habían ganado y Esther estaba feliz, pero Pablo no llegaba, la otra pareja se acercó a felicitarlos. Todos quedaron sorprendidos por su ausencia, así que los monitores volvieron de nuevo al campo, lo encontraron tirado en el suelo, en un charco de sangre.
Llamaron a la policia, mientras Esther lloraba, no podía ser.
La policia les aclaró que a Pablo lo mataron de un disparo certero en el corazón y eran sospechosos.
Los llevaron a comisaria y fueron interrogándolos a todos. Con la otra pareja no se conocían, había sido una casualidad encontrarse allí. Además nunca habían estado en ese paintball, tampoco conocían a los dos monitores. Si que Pablo había tenido amenazas por su trabajo con algunos clientes descontentos, pero no parecía que tuvieran suficientes motivos para matarlo, la principal sospechosa parecía Esther.
Tenía mucho que ganar, se quedaba el negocio,todos los bienes y el dinero.
La policia siguió su investigación pero nunca consiguieron nada, el tema quedó cerrado sin encontrar el arma ni el motivo, el campo tenía la valla rota en varios sitios por donde pudo colarse el intruso que mató a Pablo.
Mientras Esther estrechó amistad con Alina y Remy, la otra pareja del paintball, se hicieron amigos inseparables los tres.
Esther contrató para trabajar a Alina en su agencia y como el apartamento era muy grande, vivieron los tres juntos.
Pero unos meses después sonó el teléfono en la comisaria de policia, uno de los monitores del paintball en una limpieza del bosque encontró una pistola.
Unos agentes se acercaron y empezaron a atar los cabos sueltos.
El arma tenía las huellas de Remy, siguiendo el rastro de la numeración, llegaron a la empresa que la vendió, todo coincidía con el.
Se acercaron al apartamento donde vivía.
Mientras avisaban a Esther para que estuviera preparada.
Si había matado a su pareja tambien podría estar tramando algo contra ella.
Entraron en el piso, y lo encontraron muerto, un disparo certero en el corazón, como a Pablo.
Estaban desconcertados, esta vez encontraron la pistola tirada al lado del cadaver.
Otra vez apuntaban a Esther las pesquisas policiales.
Pero su coartada era de nuevo intachable, habían salido las dos por la mañana juntas hacia el trabajo, en taxi y mucha gente podía atestiguarlo.
Las huellas de la pistola y la compra, en la misma empresa, llevaron a los investigadores al campo de paintball, uno de los monitores era el acusado. Llegaron. Estaba cerrado, accedieron a la oficina y allí estaba el cuerpo del monitor, se había suicidado, al lado una carta firmada.
Reconocía haber visto a Remy el día del paintball matar de un disparo a Pablo, se asustó mucho pero como conocía a su pareja, Alina de la que estaba secretamente enamorada, le hizo chantaje para poder acercarse a ella.
Remy no aceptó y lo amenazó, por lo que tuvo que matarlo. Como no podía con la culpa decidió que no valía la pena vivir y se suicidó.
La policia dió el caso por cerrado.
Esther y Alina vendieron el negocio y se marcharon, el paintball despues del escandalo cerró las puertas.
Dos meses despues, en un apartamento destartalado de un barrio marginal se oyó un disparo, la policia encontró el cadaver, al lado una carta firmada.
Era el otro monitor del campo de paintball, reconocía estar arruinado por las deudas despues del incidente y del suicidio de su compañero y más que amigo.
Algo llamó la atención del investigador en la escritura, le resultó conocida.
Destaparon las pruebas del caso y la letra coincidia con la carta del suicidio del otro monitor. Pero el caso estaba cerrado y muy claro.
Sus jefes decidieron dejarlo así. Los dos hombres habían decidido su muerte, para que buscar más problemas.
Esther dentro del jacuzzi leía las noticias en su ipad.
-Mira Alina, dijo, por fin acabamos. Ya han encontrado el cuerpo del otro monitor y cierran el caso totalmente.
-Si, eres un genio, contestó Alina, mientras brindaban con un gintonic aromatizado para la ocasión, las hojas de menta flotaban.
-Ven, entra en el jacuzzi para celebrarlo.
-Si, voy, siguió Alina, nunca pensé que tu plan funcionaría.
Ahora solas las dos y con todo el dinero.
-Tenías que ver la cara de Pablo, dijo Esther, cuando le disparé, parecía tan guapo y tan tonto, no lo creía, suerte que tu hiciste retrasar a Remy y ni se enteró de nada.
Con el fué mas fácil, se perdía por mis bragas, cuando lo tuve atado para jugar y los ojos vendados solo escuchó el disparo, ni sufrió ni se enteró.
-Pero, porque matar a los monitores, preguntó Alina.
-Claro, siguió explicando Esther, necesitaba que apareciera la pistola para incriminar a Remy y el monitor aceptó ayudarme a buscar pruebas en el campo, podía haber destapado el plan porque me vió de nuevo allí, fué sencillo, se dejó seducir tan rápido, luego escribí la carta.
El otro monitor me costó un poco más, siempre dudó del suicidio de su compañero, por eso se escondió, pero no hay sitio donde una mujer como yo no pueda llegar. Contraté un detective amigo mio, por cierto le tengo que pagar el favor, lo encontré y al verme, el solito me pidió que lo matara ya, no podía vivir sabiendo que era el siguiente.
La carta esta vez fué fácil de escribir. Salir de allí también, nadie quiere ver nada.
-Venga, brindemos, dijo Alina. Por ti y por mi. Siempre juntas.
El policia no quería aceptar la orden, consiguió copias de las cartas, se acercó al paintball, dos gatos le dieron la bienvenida. Estaba todo abandonado.
Despues al apartamento del monitor en el barrio, nadie sabía nada ni querían hablar, ya se marchaba cuando una niña se quedó mirando y le preguntó.
-Señor, busca a la rubia, verdad?
Ya se marchó, antes de llegar la policia.
-Como? Acertó a decir el.
-Niña entra dentro y no molestes, solo pudo oir y la cria desapareció.
Mientras notaba como un gato se restregaba en su pierna.