28 mar 2013

La apariencia fatal


Esther y Pablo habían decidido acudir a una jornada de paintball.
Eran socios en una empresa de contratación de viajes turísticos que funcionaba muy bien y además pareja, vivían juntos en un gran apartamento del centro y el dinero no les faltaba, pero tanto ajetreo en el trabajo necesitaba de un poco de relax.
Esther lo convenció para acudir a un sitio tan especial, se apuntaron y les dijeron que otra pareja estaba dispuesta, les explicaron como se jugaba, había que llegar al centro del campo, coger la bandera y volver al campamento base, la primera pareja que lo consiguiera ganaba, siempre que no los mancharan con la pintura de las pistolas. Esther que en esos temas se espabilaba mejor, ideó un plan, llegar hasta el centro, esperar a la otra pareja, dispararles la pintura, y entonces llevarse la bandera. Así lo hicieron.
Se acercaron al lugar y esperaron, al llegar sus contrincantes dispararon, ella fué hacia la bandera, la recogió y salió corriendo hacia el campamento, al cruzarse con Pablo lo vió tumbado en el suelo y manchado de pintura, pensó que cumplía muy bien su papel y siguió su carrera hasta ganar la prueba.
Sonó la alarma.
Habían ganado y Esther estaba feliz, pero Pablo no llegaba, la otra pareja se acercó a felicitarlos. Todos quedaron sorprendidos por su ausencia, así que los monitores volvieron de nuevo al campo, lo encontraron tirado en el suelo, en un charco de sangre.
Llamaron a la policia, mientras Esther lloraba, no podía ser.
La policia les aclaró que a Pablo lo mataron de un disparo certero en el corazón y eran sospechosos.
Los llevaron a comisaria y fueron interrogándolos a todos. Con la otra pareja no se conocían, había sido una casualidad encontrarse allí. Además nunca habían estado en ese paintball, tampoco conocían a los dos monitores. Si que Pablo había tenido amenazas por su trabajo con algunos clientes descontentos, pero no parecía que tuvieran suficientes motivos para matarlo, la principal sospechosa parecía Esther.
Tenía mucho que ganar, se quedaba el negocio,todos los bienes y el dinero.
La policia siguió su investigación pero nunca consiguieron nada, el tema quedó cerrado sin encontrar el arma ni el motivo, el campo tenía la valla rota en varios sitios por donde pudo colarse el intruso que mató a Pablo.
Mientras Esther estrechó amistad con Alina y Remy, la otra pareja del paintball, se hicieron amigos inseparables los tres.
Esther contrató para trabajar a Alina en su agencia y como el apartamento era muy grande, vivieron los tres juntos.
Pero unos meses después sonó el teléfono en la comisaria de policia, uno de los monitores del paintball en una limpieza del bosque encontró una pistola.
Unos agentes se acercaron y empezaron a atar los cabos sueltos.
El arma tenía las huellas de Remy, siguiendo el rastro de la numeración, llegaron a la empresa que la vendió, todo coincidía con el.
Se acercaron al apartamento donde vivía.
Mientras avisaban a Esther para que estuviera preparada.
Si había matado a su pareja tambien podría estar tramando algo contra ella.
Entraron en el piso, y lo encontraron muerto, un disparo certero en el corazón, como a Pablo.
Estaban desconcertados, esta vez encontraron la pistola tirada al lado del cadaver.
Otra vez apuntaban a Esther las pesquisas policiales.
Pero su coartada era de nuevo intachable, habían salido las dos por la mañana juntas hacia el trabajo, en taxi y mucha gente podía atestiguarlo.
Las huellas de la pistola y la compra, en la misma empresa, llevaron a los investigadores al campo de paintball, uno de los monitores era el acusado. Llegaron. Estaba cerrado, accedieron a la oficina y allí estaba el cuerpo del monitor, se había suicidado, al lado una carta firmada.
Reconocía haber visto a Remy el día del paintball matar de un disparo a Pablo, se asustó mucho pero como conocía a su pareja, Alina de la que estaba secretamente enamorada, le hizo chantaje para poder acercarse a ella.
Remy no aceptó y lo amenazó, por lo que tuvo que matarlo. Como no podía con la culpa decidió que no valía la pena vivir y se suicidó.
La policia dió el caso por cerrado.
Esther y Alina vendieron el negocio y se marcharon, el paintball despues del escandalo cerró las puertas.
Dos meses despues, en un apartamento destartalado de un barrio marginal se oyó un disparo, la policia encontró el cadaver, al lado una carta firmada.
Era el otro monitor del campo de paintball, reconocía estar arruinado por las deudas despues del incidente y del suicidio de su compañero y más que amigo.
Algo llamó la atención del investigador en la escritura, le resultó conocida.
Destaparon las pruebas del caso y la letra coincidia con la carta del suicidio del otro monitor. Pero el caso estaba cerrado y muy claro.
Sus jefes decidieron dejarlo así. Los dos hombres habían decidido su muerte, para que buscar más problemas.
Esther dentro del jacuzzi leía las noticias en su ipad.
-Mira Alina, dijo, por fin acabamos. Ya han encontrado el cuerpo del otro monitor y cierran el caso totalmente.
-Si, eres un genio, contestó Alina, mientras brindaban con un gintonic aromatizado para la ocasión, las hojas de menta flotaban.
-Ven, entra en el jacuzzi para celebrarlo.
-Si, voy, siguió Alina, nunca pensé que tu plan funcionaría.
Ahora solas las dos y con todo el dinero.
-Tenías que ver la cara de Pablo, dijo Esther, cuando le disparé, parecía tan guapo y tan tonto, no lo creía, suerte que tu hiciste retrasar a Remy y ni se enteró de nada.
Con el fué mas fácil, se perdía por mis bragas, cuando lo tuve atado para jugar y los ojos vendados solo escuchó el disparo, ni sufrió ni se enteró.
-Pero, porque matar a los monitores, preguntó Alina.
-Claro, siguió explicando Esther, necesitaba que apareciera la pistola para incriminar a Remy y el monitor aceptó ayudarme a buscar pruebas en el campo, podía haber destapado el plan porque me vió de nuevo allí, fué sencillo, se dejó seducir tan rápido, luego escribí la carta.
El otro monitor me costó un poco más, siempre dudó del suicidio de su compañero, por eso se escondió, pero no hay sitio donde una mujer como yo no pueda llegar. Contraté un detective amigo mio, por cierto le tengo que pagar el favor, lo encontré y al verme, el solito me pidió que lo matara ya, no podía vivir sabiendo que era el siguiente.
La carta esta vez fué fácil de escribir. Salir de allí también, nadie quiere ver nada.
-Venga, brindemos, dijo Alina. Por ti y por mi. Siempre juntas.
El policia no quería aceptar la orden, consiguió copias de las cartas, se acercó al paintball, dos gatos le dieron la bienvenida. Estaba todo abandonado.
Despues al apartamento del monitor en el barrio, nadie sabía nada ni querían hablar, ya se marchaba cuando una niña se quedó mirando y le preguntó.
-Señor, busca a la rubia, verdad?
Ya se marchó, antes de llegar la policia.
-Como? Acertó a decir el.
-Niña entra dentro y no molestes, solo pudo oir y la cria desapareció.
Mientras notaba como un gato se restregaba en su pierna.

20 mar 2013

La decisión


Lyc salía del despacho como cada tarde, después de tantas horas quería llegar rápido a casa, ducharse y preparar una cena agradable. Solo. No tenía pareja. Había pasado varias veces por la tesitura de conseguir una mujer para compartir su vida pero aún no se decidía. Y llamó al taxi.
Justo al entrar, un hombre mayor se coló por la otra puerta.
- Oiga... Se quejó Lyc.
El hombre le respondió sin inmutarse.
- No se preocupe, joven, compartamos el taxi y no se arrepentirá.
Como Lyc no tenía muchas ganas de discutir y si mucha prisa, aceptó.
-De acuerdo. Y le dió la dirección al conductor.
El vehículo se puso en marcha.
El hombre se giró hacia Lyc y le explicó su historia
- Mire joven, hoy le ha tocado la lotería, puede ser una cosa excelente o fatal. De usted depende.
Lyc no daba crédito y pensó que ese anciano era un loco, pero como no estaba muy activo, seguió escuchando.
-Tengo un anillo de oro muy antiguo y se lo regalo. Pero tiene un poder.
-Comooo...
- Si, este anillo lo mantendrá vivo mientres lo lleve puesto, si alguna vez se lo quita, cada día vivido se convertirá en un minuto. Cuando se agote su tiempo, morirá. Parece muy buen regalo, verdad? Preguntó el hombre.
- No se, contestó Lyc. No creo estar preparado para vivir muchos años.
-Es un regalo y tienes dos opciones. Venderlo y dejar que otro lo encuentre, consiguiendo mucho dinero, o quedártelo y disfrutar de la vida cuanto quieras.
-No estoy seguro, contesto Lyc, ni siquiera de que usted no esté loco.
- Tranquilo, no tienes nada que perder, no te lo pongas. Véndelo y consigue el dinero, ya te he dicho que era un regalo.
Mientras el vehículo paró y el taxista pidió el importe girándose hacia ellos.
La sorpresa de Lyc fué mayúscula, el conductor empuñaba una pistola.
-Son cincuenta euros y el anillo. Le dijó.
Lyc no sabía que hacer.
-Ten cuidado con el, dijo el anciano entregándoselo.
Mientras Lyc le daba el dinero.
El taxista los echó del coche y salió acelerando.
Lyc miraba al anciano.
-Lo siento, le agradezco el regalo aunque nos lo hayan robado.
- Tranquilo, no nos han quitado nada. El anillo es tuyo pronto volverá. Te pertenece todavia, pues tienes que decidir.
Hay varias alternativas. Ya te dije que podias venderlo o quedártelo. Pero, si te lo quedas debes saber que solo hará efecto a la segunda persona que lo pruebe. El primero morirá en pocas horas.
Si el taxista ha intentado venderlo no lo logrará, no tiene ningún valor para el y si lo usa, pronto te buscará para devolvertelo, pensará que tiene una maldición.
-Pero porque me ha elegido a mi, preguntó Lyc.
- Me recuerdas mucho a mi de joven. Me queda poco tiempo ya, me agoto. Solo recuerda, la decisión es tuya, pero si quieres usarlo tienes que conseguir que otra persona que tu decidas lo lleve veinticuatro horas, despues debes recuperarlo, el morirá y tu tendras tanta vida como quieras, el anillo te protegerá.
Me quedan pocos minutos ya. Suerte muchacho.
El anciano desapareció por la esquina.
Lyc entró en casa, se quitó la ropa, entró en la ducha, mientras el agua se deslizaba por su cuerpo, pensaba. No sabía aún si vivir más o vender el anillo, suponiendo que volviera a verlo después del robo, aunque el viejo loco estaba muy seguro.
Sonó el timbre.
Lyc se apresuró a abrir, no esperaba a nadie y se sorprendió.
Era el taxista.
-Lo siento mucho, oyó que le decía. Le devuelvo su anillo, no quería robárselo, me equivoqué. Por favor no me denuncie.
-Porque me lo devuelve? Preguntó Lyc, seguro que su valor es muy alto.
-No quiero nada con el, está maldito.
Lyc reía, se cumplían los pronósticos del anciano.
El taxista siguió contando.
-Después de dejarlos, recogí otro pasajero y me atracó, cuando iba a denunciarlo tuve un accidente y el taxi quedó muy mal, encima al llegar a casa mi mujer se había ido.Se lo devuelvo, adiós.
Lyc se quedó muy sorprendido mientras cerraba la puerta.
El anciano se cruzó en el camino del taxista.
-Se lo ha creido?
-Si, contestó el.
-De acuerdo, gracias por tu ayuda.
-Pero, pero, se quejó el taxista, y mi dinero?
-Allí donde vas no necesitas dinero, jajaja
Ya no pudo escuchar su risa porque el corazón del taxista explotó en mil pedazos.
Lyc se tumbó en el sofá, pero no llegó a encender la televisión, observaba el anillo, mientras tomaba la decisión.
Se lo quedaría, pero si lo usaba moriría, necesitaba que alguien lo hiciera por el.
-Quien? Se preguntaba.
Pues claro, como no, lo entregaría a su socio, así mataba dos pajaros de un tiro. Se quedaría solo en la empresa y podría vivir cuanto quisiera.
Mientras sonreía preparando su plan, por la ventana el anciano le observaba atentamente.
Al día siguiente Lyc entró en el despacho y le enseñó el anillo a su socio.
-Mira, encontré ayer este anillo en la calle, quieres probártelo? Mañana me lo devuelves que iré a venderlo.
-Pues está bien, yo me lo quedaría, contestó el socio, mientras lo colocaba en su dedo, ajustandose exactamente a su medida. Pero supongo que mucho valor no debe tener. De acuerdo, déjamelo y mañana te lo devuelvo.
Lyc se olvidó del anillo durante el dia y esperó pacientemente para recuperarlo.
A la mañana siguiente al entrar en el despacho se encontró con la sorpresa, su socio quería comprárselo.
-Venga, véndemelo, es increible este anillo, anoche tomando una copa, se me acercó una rubia de infarto, me la pude llevar a la cama y he tenido la noche más caliente y satisfactoria de mi vida, cuanto quieres?
-Lo siento, contestó Lyc, no lo vendo, lo quiero guardar.
-No puede ser, venga dime cuanto quieres.
-Que no lo vendo, venga devuélvemelo.
Pero al intentar quitarse el anillo del dedo. Parecía enganchado.
-No puede ser, tiene que salir, espera lo haré con jabon. Y entró en el servicio.
Al tardar, Lyc fué a buscarlo y encontró a su socio en el suelo, estaba muerto.
El anillo se había quedado en el borde del lavabo.
Llamó a la ambulancia mientras guardaba la codiciada pieza.
En el hospital le confirmaron la muerte de su socio, se le había parado el corazón.
Lyc muy afectado se marchó a casa.
Después de una ducha, tomó una copa mientras miraba el anillo.
Sería capaz de usarlo, se preguntaba. Hasta ahora todo lo que el anciano le explicó se había cumplido, pero y si moría el tambien.
Las dudas no le dejaban ponerse el anillo.
Y se durmió.
Despertó de madrugada y decidió salir a caminar para aclarar sus ideas, el anillo en el bolsillo. Encontró una cafeteria abierta, pidió café. La chica muy simpática le sirvió. Una noticia en la televisión llamó su atención, reconoció al taxista muerto, la presentadora hablaba de una coincidencia, en pocas horas cuatro personas habían aparecido muertas con el corazón hecho trizas, un taxista, un anciano, una camarera y el ultimo un empresario.
Era su socio. La presentadora explicó que la policia estaba investigando, todo parecía indicar que una droga podía ser la causa de las muertes.
No podía creerlo, Lyc estaba muy afectado. Era su anillo. La camarera al verlo tan extrañado le preguntó si le pasaba algo.
-No, no, he dormido mal, acertó a decir y se marchó.
Sus dudas se multiplicaron. Que haría? Si usaba el anillo moriría seguro y si lo vendía podian relacionarlo con las muertes, uno era su socio y el otro el taxista que estuvo en su casa.
Decidió abandonarlo y olvidarse de el.
Pero donde?
Aunque por otra parte, si el anciano no le había engañado y lo usaba podría vivir.
Estuvo mucho tiempo con el anillo en la mano hasta que decidió ponerselo.
Su vida cambió.
Consiguió éxito y dinero en su trabajo y varias chicas, en los cinco años sucesivos nunca le faltó compañia femenina en su lecho.
Pero justo cuando se cumplia esa fecha, la policia llamó un dia a su puerta.
Una investigación sobre la muerte del anciano, había reclamado el anillo, la familia quería recuperar el bien y consiguieron descubrir que estaba en su poder. La policia le pidió el justificante de la propiedad o tendría que devolverlo.
Lyc se negó y lo citaron delante del juez.
Le pidieron que lo entregara para confirmar si era la pieza que buscaban.
Lyc aceptó la prueba, que salió negativa, el anillo no era el que buscaban.
Pero entonces notó al ponerselo de nuevo que envejecía rápidamente.
Y entendió que era el momento. La maldición también le llegó a el.
En pocos minutos estaba tumbado en el suelo, en la calle, se moría, solo pudo ver, antes que le explotara el corazón, como un joven le robaba la cartera y le quitaba el anillo del dedo.
Mientras lo miraba cruzó la calle y un coche lo atropelló muriendo al instante.
El anillo salió rodando. Un niño lo vió y lo recogió, guardándoselo en el bolsillo.

15 mar 2013

No vuelvas 2


Anie comprobó la dirección, era allí, el edificio parecía abandonado, pero observó una cámara que controlaba la entrada.
Enseñó el código.
La puerta se abrió.
Entró por un largo pasillo que desembocaba en una sala con una gran pantalla.
-Buenas tardes, oyó.
La voz era metálica, salía de un ordenador.
-Ya os he dicho, dijo Anie, que solucionais este problema o destapo todo este experimento en la prensa y veremos que pasa.
No intenteis engañarme, toda la documentación y un video está guardado en el despacho de un abogado que tiene la orden de abrirlo si en cuarenta y ocho horas no he vuelto.
-Estamos intentando solucionarlo, le contestó la voz. Gracias a los informes de su marido hemos podido detectar el defecto. En pocas horas estaremos en disposición de corregirlo.
Un chip inteligente tenía un mal uso. Pero ya lo hemos cambiado. Cuando quiera seguimos el experimento.
-De acuerdo, contestó Anie, esperaré el momento.
-Ponga su mano, continuó la voz, en la impresora, no tenga miedo. Esta vez el sello transportador tendrá efecto temporal pero no se perderá.
Anie se acercó, puso la mano y al momento notó la tinta tibia.
Sonó el timbre, Anie estaba impaciente, dos operarios entraron con una pantalla plana, le hicieron firmar el albaran y se marcharon.
Encendió el aparato. Pulsó el sello, un informe en la tele le indicó el viaje. Repetía la ruta anterior.
Salió flotando y ahí estaba el tiburón, al girarse pudo ver la cámara, ella tenía en la mano la comida, cuando pudo se acercó al otro buzo, ya no estaba Dery.
Pulsó de nuevo el sello y volvió.
Rellenó el informe en la tele y continuó, pudo ver la ruta, el ataque a la montaña lo dejó pasar, allí no tendría opción.
Eligió la siguiente, la bacanal. Apretó el sello, allí estaba. Como el explicó había muchas mujeres y hombres desnudos practicando sexo.
Notó que le llenaban la boca, era Dery, aprovechó para disfrutar del momento. Pero no duró mucho, un hombre la atrajo a otro grupo, la ataron suavemente mientras la acariciaban, poco a poco el placer se fué multiplicando, rodeada por tres hombres.
Pudo ver como Dery tambien gozaba con varias mujeres.
El vino corría por su cuerpo mientras las lenguas seguían moviendose. Perdió la noción sin querer, nunca había tenido tanto placer junto.
Despertó al cabo de unas horas y el ya no estaba.
Apretó el sello y volvió. La experiencia había sido muy intensa y satisfactoria, pero no pudo cumplir su objetivo.
Siguió repasando la ruta, al volcan no iría, los trajes térmicos impedirían sus opciones.
Aunque entonces se percató, faltaba otra realidad, no podía ser.
Volvió a marcar la bacanal, pero al tocar el sello, un informe en la tele le avisó que no era posible repetir, volvería al final del momento. Probó suerte. Tocó el sello. Y al abrir los ojos se despertó en una cama. Se oyeron ruidos y al momento el hombre que había en la cama se levantó.
Agarró una pistola que tenía al lado y salió gritando.
Era el momento que Anie estaba esperando, tenía que ser rápida.
Pegó un salto, se lanzó contra la habitación y encima del hombre, consiguiendo que el disparo se desviase y no acertara a Dery, el empujón la hizo ir a parar encima de el, vió el sello, pero no estuvo a tiempo.
Apretó el suyo y volvió a casa.
Pensó que tenía que ser más rápida aún y entonces recordó el momento.
Envió de nuevo el informe, pero esta vez pidió poder ser ella misma en la próxima experiencia. Esperó la contestación mientras acababa de resolver su plan.
Ya lo tenía.
Le confirmaron su propuesta.
Apretó el sello y eligió la siguiente realidad.
Ella era misma, delante de la cama, Dery estaba en coma, el médico le dijo que no podían hacer nada y desenchufó la máquina, su corazón se paró, ella apretó el sello de Dery de su muńeca.
Luego ocultando su sonrisa para que nadie sospechara tocó el suyo, volviendo a casa con su preciado tesoro.
Su plan había funcionado a la perfección.
Rellenó de nuevo el informe y lo envió.
Nadie sospechó nada.
Volvió a tocar el sello, buscó la ultima experiencia. Esta vez apareció mientras la Anie de esa realidad se despedía de Dery.
Ella era uno de los empleados con la orden de llevarse la tele.
Cuando Anie se giró para hablar con el médico, se acerco a Dery, le tocó la mano y apretó el sello, haciendole entrar en su realidad, convirtiendolo en el otro operario. Cogieron la tele y salieron.
Fuera en la calle, se abrazaron, Anie le explicó que había podido salvarlo sin que nadie supiera nada. Llevaron la tele a una tienda de segunda mano, se la pagaron bien. Mientras observaba como se borraba su sello.
-Y ahora que hacemos? Preguntó Dery, no podemos volver, no tenemos el sello para acabar la experiencia.
-Quien quiere volver, respondió Anie. Tenemos una nueva vida y tu sello tiene un valor muy grande, ya he preguntado a un anticuario.
-Mi sello? Pero lo perdí en el hospital.
-Lo se, contestó Anie, te lo quité yo, era mi plan para liberarnos.
Vamos a venderlo y vivir.
Mientras en la tienda, un hombre joven miraba la tele.
Se sorprendió al encenderla y recibir el mensaje.
-Llévame y podras vivir una experiencia única...