23 nov 2013

Donde está el país de las hadas?

No sabeis la importancia que puede tener un instante en vuestra vida.
Podría ser la diferencia entre vivir y morir.

En un laboratorio de investigación, Enri y Ana dan por concluido sus estudios. Ahora solo necesitan alguien con quien experimentar.
Deciden salir a la calle, es invierno, hace frío. Buscan un indigente sin nada que perder.
En un parque, sobre un banco, una persona sucia y maloliente duerme.
Deciden abordarlo, si con el frío y el mal tiempo, ese hombre no se refugia, les deja interpretar que es la persona que buscan.
Después de un cambio de conversación, lo convencen.
Y los tres vuelven al laboratorio.
Una buena ducha y un plato de sopa caliente, recuperan al hombre de la calle.
-Como te llamas? Preguntó Ana, mientras rellenaba el informe en el ordenador.
-Digamos Robert. Contestó el hombre.
-De acuerdo, dijo ella. Observa bien, este documento explica el experimento y nos libra de toda reclamación si hay algún problema, quieres firmarlo?
-Claro, dijo Robert, por eso vine, no tengo nada que perder ya.
-Muy bien. Pues como te hemos explicado antes, te vamos a dormir con una droga, que te hará experimentar una muerte ficticia, pero sentirás lo mismo que en la realidad, nosotros mientras estudiaremos tu mente y gravaremos todo lo que revivas, luego te despertaremos para saber de tu propia voz, lo que sentiste y poder calibrar mejor nuestras máquinas de estudio, aunque hay una posibilidad, pequeña, de error y que el experimento no sea válido, incluyendo que puedas sufrir daños irreparables o la muerte.
Decides firmar?
-Si, si, estoy al tanto de todo. Acepto, mientras estampaba su firma, Robert iba hablando.

Conectaron los sensores al corazón, en su cabeza y en los pies y las muñecas, mientras ataban el cuerpo con unas correas a la camilla.
Le abrieron una vía y le inyectaron el líquido.
Solo quedaba esperar.
El sueño fue invadiendo a Robert, pero no borró la sonrisa de su cara.
La pantalla del ordenador empezó a emitir imágenes.

Era un túnel oscuro, al final una luz, se oían voces, Robert se miraba a si mismo, era un bebé, detrás algo lo empujaba hacia la luz, era un hada, mientras le cantaba suavemente y lo arrastraba.
Salió.
La luz le cegó, no veía nada, empezó a llorar.
Las voces continuaron, pero el no entendía nada de lo que decían, si notó el agua con que lo limpiaron y mucha felicidad en el ambiente.
El hada a su lado, reía.
El ordenador se fundió en negro.
Mientras Enri y Ana, anotaban conclusiones.
-Ya ha empezado, está en tránsito a la muerte, las imágenes que se reproducen en su cerebro nos destapará su vida. Dijo Ana.
-Si, veremos luego, si realmente seremos capaces de reanimarlo. Dijo el.
Nuevas imágenes inundaron la pantalla.
Robert era pequeño, disfrutaba de un regalo de sus padres, un coche deportivo de juguete a pedales.
Mientras jugaba con otros niños, al comprobar que no funcionaban las luces del coche, arrancó todos los cables.
El hada a su lado, reía, mientras los padres de Robert lo castigaban por su trastada.
-Es curioso, dijo Ana, esa imagen del hada.
Pero las imágenes seguían.
Robert ya en edad de ir al colegio, se dedicaba a pegar a sus compañeros e intimidarlos, robándoles el dinero y todo lo que llevaban encima. Luego se separaba de ellos y junto al hada, reían.

Ana, cada vez estaba más sorprendida, esa realidad descubierta en la mente del hombre no tenía sentido. Dudaba si el experimento era incorrecto o el hombre era un loco.
Pero no había tiempo que perder, las imágenes en la pantalla, cada ver se desarrollaban más rápidamente.
Esta vez un Robert adolescente, con un cigarrillo en la boca, observaba a una mujer aparcar su coche. Al alejarse, el se acercó al vehículo, con un destornillador y mucha destreza, abrió la puerta, subió y en pocos segundos arrancó.
El paseo duró poco, el coche acabó estampado contra otro, mientras el corría sin ninguna herida. El hada reía a carcajadas subida en su hombro.
Un instante después, las imágenes dejaron atónitos a los investigadores, Robert, algo más mayor, acompañado de dos jóvenes más, empotraban un coche contra el
escaparate de una joyería y robaban todo lo que podían.
Al salir corriendo, el hada le indicó como continuar. Paró un coche empuñando una pistola, sacó fuera al conductor y escapo rápidamente.
La imagen continuaba, poco después se encontró con una chica, joven y guapa. Le enseño las joyas robadas.
Acabaron en la cama, hicieron el amor, encima de un polvo extremadamente blanco, que les subía la excitación a límites insospechados.
Al despertar después de la intensa noche, la chica estaba muerta. Robert volvió a escapar, el hada seguía riendo y contagiándolo a el.
Las imágenes se fundieron en negro de nuevo.
Enri y Ana se miraron. No podía ser, ese hombre llevaba un mal camino, su vida se ponía muy mal, pero antes de poder hablar, volvieron las imágenes de la mente de Robert a la pantalla.
Un hombre con un cuchillo le amenazaba, quería robarle, estaban en un sucio poblado, lleno de basura y chabolas por todos lados.
El sacó la pistola y empezó a disparar, el hombre cayó abatido, pero varias balas también alcanzaron a dos mujeres y dos niños. Recogió la droga del suelo y salió corriendo, en el puente de la carretera, de un salto, se plantó en medio de un carril, el frenazo del coche, produjo varios impactos de los demás vehículos, pero Robert no tuvo miramientos, volvió a disparar sobre el conductor, matándolo al instante, lo saco del coche y se dio a la fuga. El hada cada vez reía más, podían oírse sus carcajadas.
De pronto Robert se giró hacia atrás y comprobó como en el coche había dos chicas jóvenes.
El hada le indicaba que tenía que hacer en todo momento.
No dudó. Paró el vehículo, a punta de pistola violó a las dos jóvenes y les disparó después sin remordimientos, riendo y corriendo por el bosque con el hada en su hombro.
La pantalla volvió a fundirse en negro.
-Lo siento, dijo Ana llorando y mirando al hombre dormido.
-Que vas a hacer ? Preguntó Enri.
-Le suministraré más droga, suficiente para que no despierte más, es un asesino, no lo has visto ?
-Pero Ana, no eres ningún juez, no puedes decidir su vida.
-Ya lo se, dijo Ana, pero cualquier persona en mi lugar haría lo mismo.
Las imágenes siguieron.
Robert estaba en un banco, todo el mundo estaba en el suelo, una chica ponía el dinero en una bolsa, el la cogió fuerte, disparó sobre la chica, matándola, y sobre las personas que había en el suelo, después corrió sobre los cuerpos y escapó, un coche estaba esperándolo.
Conducía una mujer.
Las sirenas de la policía los envolvían, pero ella era muy buena conduciendo, esquivándolos.
Al momento las imágenes se centraron en una habitación de un hotel, ella repartía una bolsa de polvo blanco sobre el edredon, se desnudaron y se revolcaron sobre la cama. La noche fue impactante, no pararon hasta varias horas despues. El hada seguía allí, riendo.
La pantalla se funció en negro.
-Espera, dijo Enri, si sigue esa línea de asesinatos, le das la droga.
Antes que Ana contestara, las imágenes volvieron.
Era otro banco, Robert y la chica, arropados con varias pistolas estaban robando, la policía los descubrió, salieron disparando, mataron a varias personas y policías, pero la chica recibió también impactos que acabaron con su vida.
Robert pudo escapar, después de disparar contra los coches y conseguir un atasco monumental.
Mientras veía la tele y reía con el hada, las noticias daban más de veinte muertos y la chica.

Ana no pudo más. Inyectó la dosis mortal.
-Lo siento, dijo.
Mientras oía la voz de Enri.
-Ven, mira hay más imágenes.
Se veía a Robert, con una cámara, estaba grabando una película, el director dio la orden de acción.
El título era: 'Donde está el país de las Hadas'
La imagen se fundió en negro.
Las dudas asaltaron a Ana.
-Que significa esto, dijo.
-No tengo ni idea, contestó Enri. Pero sigamos a ver que pasa.

Las imágenes volvieron.
Robert estaba arruinado, había invertido todo el dinero en esa película y fue un fracaso.
Llovía, hacia frio, había perdido su casa, su mujer lo había abandonado.
Dormía en el parque.
Apareció una pareja, le ayudaron a lavarse y le dieron de comer.
En la siguiente imagen Robert estaba tendido en una camilla mientras una mujer le inyectaba una sustancia.
Se fundió a negro, de nuevo la pantalla.
-Que hacemos, dijo Ana, hemos matado a un inocente,
-Tranquila, el no tenía nada que perder y nosotros podemos aprender mucho de este caso.
Las imágenes volvieron.
Robert volaba, se despegaba de su cuerpo en la camilla. En el hombro llevaba al hada, se giró y mirándolos a través de la pantalla les dijo:
-Gracias por todo.

El hada empujaba a Robert hacia la luz, el túnel era oscuro y estrecho, al otro lado se oían voces.
Ana lloraba.
La pantalla se fundió en negro.

9 nov 2013

Sigue el hechizo.

Ahora que Monie y su amiga Isis, habían conseguido su propósito en el crucero, que Ismael y Elena se conocieran, empezaba la verdadera razón de su estancia allí.
Isis era una gata que trabajaba para un servicio de inteligencia, donde habían descubierto la venta de una pequeña arma mortífera, colocada en un anillo, que iba a ser entregada por un espía, para el terrorismo árabe.
Isis que conoció a Monie en un encuentro vacacional, sabiendo de su magia para dar felicidad, consiguió convencerla para que la ayudará.
Sabían que el espía, tomaría contacto con los terroristas en una escala del crucero, aunque no cuando sería, la investigación de la agencia encontró a la persona, pero no tenían más información.

La estrategia de Isis consistía en traer a Monie y provocar un despiste suficiente interesante para introducir un topo en la organización.
Y así fue.
Elena cumplió su papel a la perfección y ya estaba con el.
Mientras Nale podía dedicarse a observar todos sus movimientos en la sombra.
El espía se había tragado el anzuelo.

Ahora solo era cuestión de tiempo, descubrir el anillo y el contacto.
Isis y Monie estaban muy contentas, todo iba según lo previsto.
Desde sus hamacas controlaban todo el pasaje y ahora empezaba la acción, estos primeros días el barco navegaba, pero pronto llegarían a Grecia y con toda seguridad, el desembarco en Turquía, dentro de tres días sería el punto de encuentro.
Mientras Elena iba aferrando su contacto con Ismael.
Y con mucha intensidad, la conversación de los dos amantes volvió a sorprender a las gatas.
-Elena quiero sellar contigo mi relación, dijo Ismael, ya se que es muy pronto, pero me gustaría que llevaras este anillo.
-Ohhh!! Dijo ella.
Que bonito, gracias amor, eres lo mas importante que me ha pasado en la vida.
El colocó el anillo en el dedo de la chica y se fundieron en un intenso y amoroso beso.
Las gatas no podían creerlo, sería capar Ismael de usar a Elena para esconder el arma mortífera, se preguntaban, o ese anillo no tendría nada que ver.

La tarde pasaba felizmente para la pareja.
Y Elena, viendo a las gatas nerviosas, pasó a la acción.
-Amor, quieres charlar un ratito con Nale? Le preguntó.
-Claro, como no? Tomaremos unas cervezas y reiremos un rato.
La chica se zambulló en la piscina y apareció Nale.
Mientras compartían bebidas y conversación los dos chicos, Elena se acercó con las gatas al camarote.
Desplegaron un pequeño maletín, introdujo el anillo en un recipiente conectado al ordenador, escaneándolo. La impresora emitió su veredicto, era oro, sin duda, no contenía nada, pero si coincidía con un anillo robado y denunciado.
Aunque ellas ya sabían que era un ladrón y espía.
Nada nuevo.

Siguieron el plan y volvieron a sus hamacas.
El sol caía.
Se despidieron Ismael y Nale.
Pero mientras Elena aparecía en acción de nuevo, alguien se acercó al hombre.
Un camarero, que las gatas no habían visto nunca, con una sonrisa disimulada, le envió un saludo.
El fino y entrenado oído de Isis, pudo descifrar la frase.
El hombre dijo:
-Mañana, 14 horas. Club...
Y tres iniciales. A&S
El encuentro estaba en marcha.
Tocaba descansar y preparar la estrategia.

Amanecía en el barco, Elena estaba dormida aún, la comunicación con Nale, en el otro camarote era buena, el desayuno los esperaba a todos.
En cubierta se encontraron Ismael y Elena, las gatas observaban, Nale tenía los micros a punto.
El trasatlántico había tocado puerto, estaban en Estambul.
Empezaron a desembarcar, pero un camarero llamó de nuevo la atención de Monie e Isis, se acercó a Ismael y con el ceño fruncido hizo un gesto extraño.
El apartó un poco a Elena y se acercó al hombre misterioso, intercambiaron palabras, pero las gatas solo pudieron acercarse al final, para escuchar.
-De acuerdo, espero, date prisa, vete a buscarlo.
De boca de Ismael.
Sin duda dedujeron que hablaban del famoso anillo, por lo que decidieron seguir al camarero. Si conseguían descubrir el arma antes de bajar del barco, podrían anticiparse a todos.
Pero desgraciadamente, el camarero las llevó a un camarote lateral, entraron detrás de el, justo en el momento que la luz se apagó, las gatas quedaron sorprendidas y escucharon dos golpes secos, parecían puertas.
Aclimataron la vista y se dieron cuenta, estaban encerradas en una jaula dentro de la habitación, no había nadie más.
Un pequeño inconveniente, Elena quedó sola y desprotegida ante Ismael, Nale estaba en el otro camarote. Pero no contestaba a sus llamadas. Alguien las había traicionado.
Y ellas estaban atrapadas.
Un haz de luz recorrió la estancia, era Peter, el ratón que las ayudó para enredar a Ismael con Elena. Estaba allí escondido. Y Monie pasó a la acción.
-Tienes que ayudarnos, ves a buscar a Nale, dile que estamos incomunicadas y a ver que puede hacer, Elena está sola.
-De acuerdo, contestó Peter, cuenta con ello.
El ratón entró en la estancia de Nale, estaba dormido, encima de la mesa había un refresco vertido en un vaso, el ratón olió el contenido, había un somnífero.
Desde el pequeño micrófono se comunicó con las gatas explicándoles la situación.
Cada vez se complicaba todo más.
Monie tuvo una idea.
Convenció a Peter, en la boca guardó un pequeño trasmisor y lo acercó a la jaula de las gatas, por lo menos oirían que pasaba.
Después de un salto, consiguió entrar en la barca donde desembarcaban a los pasajeros y se escondió en el bolsillo de la chaqueta de Elena.

Llegaron a tierra firme.
Ismael agarró a Elena del brazo y siguieron el paseo por la ciudad, riendo, haciendo fotografías.
Las gatas estaban sorprendidas, no podía ser, pero una duda recorría sus mentes, si no era el espía, poco podrían hacer para evitar la entrega del anillo con la bomba.
Se hizo el silencio en el transmisor.
Al rato oyeron un golpe seco.
Y empezó la conversación.
-Tienes el anillo? Se oyó.
-Claro, contestó Ismael, y tu el dinero?
-Si, pero ella quien es?
-Nadie, no te preocupes, solo es un estorbo que me ha ido muy bien para sacarme de encima a seguidores inoportunos.
-Ah! Te entiendo, y ahora que vas a hacer. Siguió la voz.
-Primero comprobar si es verdad quien dice ser.
Dijo Ismael, mientras las gatas se esperaban lo peor.
-Como dices ? Volvió a preguntar la voz.
-Ella dice ser alguien especial, continuó Ismael.
Veremos.
Las gatas oyeron como una bebida gaseosa caía en un vaso.
Al momento Ismael siguió hablando.
-Bebe Elena. Si tu otra personalidad existe dentro de poco lo comprobaremos.
Se oyó un grito y alguien cayó a una piscina.
La voz un, poco molesta, volvió a interrogar.
-Ahora que haces?
-Matarla. Contestó Ismael. Como ves, no deja de ser una chica normal.
Las gatas no pudieron reprimir su disgusto.
Se oyeron dos disparos y una carrera. Alguien cayó al agua también, el micrófono dejo de emitir sonidos.

Monie e Isis, se miraron a los ojos y sin hablar entendieron que estaban pérdidas, si el espía había conseguido encerrarlas, dormir a Nale y matar a Elena, no les quedaba otra que escapar o esperar que volviera y las matara a ellas también.
Que podían hacer, se preguntaban.
Pero pasaba el tiempo y no eran capaces de salir de la trampa.
Estaban para despedirse ya, después de tanta aventura, cuando se oyó la puerta. Entró el camarero que las había encerrado.
-Veo que aún seguís aquí, dijo. Mejor, todo será más fácil y más limpio.
Enpuñó una pistola y apuntó a las gatas.
En ese momento un ruido le hizo girarse, las gatas vieron al ratón Peter, como saltaba sobre el, sonó un disparo.
El camarero se giró hacia ellas, de nuevo.
Se oyeron dos disparos más...

Las gatas se miraron, estaban vivas y no tenían ni un rasguño.

El camarero cayó al suelo, en un charco de sangre.
Peter entró en la jaula, riendo.
De las sombras apareció un hombre.
Era Ismael.
Las gatas retrocedieron al fondo de la jaula.
Peter les dijo;
-No tengais miedo, el es bueno.
-Si, dijo Ismael, siento haberos asustado, pero no me dejasteis más remedio.
-Como? Preguntaron las gatas al unísono.
-Ahora os lo explico, primero dejar que abra la jaula, vayamos a cubierta y entre unos mojitos, recuperemos las fuerzas.
-Y Elena? Volvieron a coincidir al unísono las gatas en la pregunta.
-Todo a su tiempo, contesto Ismael.
Asi hicieron, subieron a la piscina, pidieron unas bebidas y desde sus hamacas esperaron ansiosas la resolución del caso.

Ismael tomó la palabra.
-Mirar, yo soy un agente especial, llevaba dos años tras este caso, conseguí infiltrarme en la organización y que me dieran tareas de responsabilidad, cuando estaba a punto de conseguir el contacto con los árabes que iban a comprar el anillo, aparecisteis vosotras.
Vuestro plan era bueno y decidí incorporarlo al mío.
El camarero que era la persona de contacto, aceptó ayudarme. Así conseguí engañaros a todos.
Mientras el os encerraba y dormía a Nale, yo desembarcaba con Elena, en busca del comprador.
Allí aprovechando la circunstancia de llevar a Elena, pude desviar su atención y matarlo. Mientras apartaba a Elena del lío, con un somnífero y tirándola a la piscina, pues el contacto estaba al tanto de todo por el camarero.
Luego de rescatar a Elena y volver, como el camarero ya tenia la señal de la entrega, hice entrar en accion a Peter, despistando lo suficiente para que mis disparos fueran certeros.
Y aqui estais, sanas y salvas.
Monie e Isis no salían de su asombro y más cuando vieron aparecer a Elena con los mojitos,
-Mirar, dijo ella, el anillo, mientras enseñaba su mano.
-Pero, preguntó Monie, si es ese anillo, tendrás que devolverlo.
-No hace falta, habló Nale, apareciendo por atrás, la bomba ya está a buen recaudo.
-Si, continuó Ismael, este anillo es para sellar nuestra relacion, ahora toca tomarme unas largas vacaciones.
Se fundieron en un intenso beso.
Las gatas se miraron mientras Peter giraba la vista.
-Bueno un brindis por todos, dijo Nale.
Porque nuestra próxima misión está cerca.
La policía entraba en el barco. Nale les entregó en anillo y el dinero.
Aún tenían cuatro días más de crucero para disfrutar las vacaciones.



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7 nov 2013

El hechizo

El otro día me sorprendí al recibir una postal de mi gata Monie.
Decidió aceptar la invitación de su amiga Isis y se fueron de vacaciones en un crucero por el mar Mediterráneo, visitando Grecia y Turquía, descubriendo nuevos paraísos.
Decía que mi sorpresa fue mayúscula, porque en la postal un pequeño código de barras, me adentró, al escanearlo, en una aventura fantástica de Monie, aprovechando sus vacaciones.
Y así empezaba...

Elena era una chica joven, de unos veinte años, calculó Monie en convivencia con Isis. Con un bikini azul y rayado, muy ajustado al cuerpo, siempre tomaba el sol en la cubierta B del trasatlántico, muy cerca de la piscina, pero, curiosamente, nunca se bañaba.
Las dos gatas observaban a los pasajeros desde sus hamacas privilegiadas, no excesivamente cerca del agua y disfrutaban con las risas y la felicidad de la mayoría.
Aunque Elena les preocupaba, su expresión triste mientras miraba al horizonte, les hizo pensar que algún problema tenía y ellas, podían ayudarla, se aseguraron.
El tercer día de estancia, entre los pasajeros descubrieron un chico, alto, atlético, moreno, con el pelo corto y ojos muy verdes, que observaba a Elena, desde una distancia prudencial.
Las dos gatas se miraron y decidieron actuar.
Mientras Isis descubría, de su pequeño escondrijo, un ratón y lo hacia correr hacia Elena.
Monie completaba el plan, saltando encima del chico para llamar su atención sobre la escena.
El ratón llegó hasta Elena y ella, chillando, se puso en pie.
El chico llegó corriendo para ayudarla, pero en el camino, un camarero que también pudo ver que sucedía, con una escoba intentó atrapar al ratón.
El esfuerzo del camarero, cortó la carrera de Ismael, el chico de la cubierta, que tropezando empujó sin remedio a Elena y esta cayó al agua.
Las gatas no pudieron hacer nada pero destaparon la razón de la tristeza de la joven.
El camarero e Ismael se levantaron del suelo a la par, aunque el ratón consiguió refugiarse de nuevo, mientras buscaban a la chica en la piscina, pero esta había desaparecido. Estuvieron intentando descubrir donde se pudo meter, aunque sin suerte y volvieron cada uno a sus quehaceres, no sin antes, disculparse el camarero ante Ismael.
Monie e Isis, se alejaron, siguiendo a un chico rubio, delgadito, con un bañador muy extraño, que corría hacia los camarotes.
Pudiendo ver donde se alojaba.
Después del susto las gatas se volvieron a su habitación.
Al dia siguiente no había rastro de Elena.
Si comprobaron como Ismael la buscaba y como el chico rubio, que persiguieron, se le acercó, oyendo su conversación.
-A Quien buscas? Le preguntó.
- A una chica muy guapa, que ayer tomaba el sol allí, dijo Ismael. Para disculparme, ayer la hice caer a la piscina.
- Ah!! Claro, hablas de Elena, dijo el joven.
-No se como se llama, continuó Ismael, no pude presentarme.
-Yo me llamo Nale, ella es mi prima, no le gusta el agua, ayer se asustó y salió huyendo, seguro que pronto la volverás a ver.
-Oye, es familiar tuya? Preguntó Ismael, pues espero que me la presentes.
-Claro, seguro, contestó Nale. Pronto.
-Porque no nos bañamos, continuó preguntado Ismael.
-No gracias, comparto con mi prima una fobia al agua. Mejor tomemos el sol y nos conocemos más.
Durante los tres dias siguientes la amistad entre Ismael y Nale, se fue acrecentando, hasta hacerse inseparables, mientras Monie y su amiga Isis, siguieron observando los movimientos de todos, desde sus confortables hamacas.
Pero el tercer día, las gatas descubrieron una inquietante conversación de los dos chicos.
Ismael decía;
-Cuando me vas a presentar a tu prima, tu me caes muy bien y tu amistad me anima mucho, pero extraño su presencia.
Y Nale le contestó.
-Mira, tengo que contarte un extraño suceso, no se sí estarás preparado.
-Claro, si atañe a Elena, me interesa mucho, respondió Ismael.
-De acuerdo, siguió hablando Nale, mientras las dos gatas afinaban sus oídos.
En mi familia, existe un hechizo que vamos heredando.
Mi abuela tuvo dos hijos.
Empezó a relatar Nale, bajo la atenta mirada de Ismael, y rodeados por las gatas y varios mojitos proporcionados por el camarero.
En su infancia esos niños hicieron una promesa para ser ricos con una bruja conocida de la zona.
Ella les proporcionó muchas ganancias durante varios años, pero a cambio les pidió que sus hijos no pudieran estar juntos nunca. Porque entonces el hechizo se cumpliria y morirían entre inmensos dolores.
Esos hijos somos nosotros, Elena y yo.
Ismael no sabía que opinar, su raciocinio le impedía creer a Nale, pero su amistad era fuerte ya, y decidió aceptar las circunstancias.
Monie y su amiga Isis mientras, se miraban a los ojos, una sonrisa se perfilaba en sus semblantes. Asintiendo las dos, sabían que pronto se resolvería todo y esperaban que fuera de una manera feliz, pues ellas estaban allí.
Nale continuó con su relato.
-Como se que tienes muchas ganas de verla de nuevo, ahora yo me iré y ella podrá venir.
Explícale que sabes la historia y tendrás opción para que te escuche y poderla conocer.
-De acuerdo, dijo Ismael, te agradezco mucho este gesto tuyo y espero poder volverte a ver pronto.
-No lo dudes, contestó Nale. Mientras se levantaba y disponía a salir de la cubierta.
Aunque no esperaba la jugada de Monie, que muy atenta al instante, saltó encima de el mientras bordeaba la piscina y provocó la caída del chico dentro del agua.
Ismael se levantó rápido al ver la situación, encontrándose de golpe con Isis, que al cruzarse en su camino, provocó su caída. Ya desde el suelo, Ismael miró hacia la piscina, pero no había rastro de Nelo.
Muy extrañado y sin entender nada, observó como las dos gatas volvían a sus hamacas tranquilamente.
Muy sorprendido volvió a tumbarse y apuró el mojito entre pensamientos sobre Elena.
Ismael se quedó dormido un rato y al despertar su sorpresa fue mayúscula. Pues enfrente de el, al otro lado de la piscina, tumbada al sol estaba Elena. No podía creerlo, la historia de Nale era muy inverosímil, no acababa de creerla, pero todo encajaba.
Se acercó a ella.
-Hola!
-Hola contestó ella.
-Eres Elena, verdad? Preguntó el.
-Si, si, como lo sabes? Dijo ella.
-Tu primo Nale me puso al tanto de todo, somos muy buenos amigos, aunque yo a ti, te observaba antes que desaparecieras.
-Ahh, si? Preguntó ella.
-Si, continuó el, el día del ratón, que caíste al agua, fue por culpa mía y quería disculparme.
-Ah! Tranquilo, Ismael me dijiste, verdad?
-Si, si.
-No pasó nada, continuó ella, aquel gato solo jugaba y yo me asusté, te agradezco la ayuda, pero tengo fobia al agua y necesito estar lejos.
-Si, ya me dijo tu primo.
-Sois muy buenos amigos veo, siguió hablando ella.
-Si, la verdad, pero a mi me interesas más tu.
Dijo Ismael.
Durante los tres siguientes días la pareja se hizo inseparable, cambiando el semblante de Elena y alegrando la expresión de Ismael.
Mientras Monie y su amiga Isis observaban todo desde su posición privilegiada e intercambiaban sonrisas de satisfacción.
Pero al cuarto dia, los acontecimientos se precipitaron.
-Atenta Monie, susurró Isis, creo que llegó el momento, hay que estar atentas. Y podremos cerrar la historia.
-Si, contestó ella, así tendremos otro final feliz y mi historia podrá escribirla mi gran amigo Josep.
Y prestando atención pudieron escuchar la conversación.
Elena le decía a Ismael.
-Te gustaría volver a ver a Nale, verdad?
-Claro, como no, contestó el.
-Pues, ahora que nos conoces a los dos, bien.
Te explicaré la verdadera historia y no la que el te contó, para no asustarte.
-Como dices? Preguntó sorprendido Ismael.
-Mira, relató Elena, bajo la atenta mirada del chico y los intensos oídos de las gatas.
Aquellos dos niños acudieron a la bruja y ella les concedió, con una poción mágica, poder ser ricos para siempre.
-Si, eso dijo tu primo, dijo Ismael, entorpeciendo a la chica.
-Si, pero la bruja les cobró por la pócima, el que sus hijos nunca pudieran conocerse.
El problema se complicó cuando, mi tío no consiguió nunca tener un hijo, pues murió en un accidente hace unos años.
-Entonces Nale? Interrogo Ismael, volviendo a interrumpir a Elena.
-No seas impaciente, lo entenderás todo pronto.
Como decía mi tío no tuvo hijos, cuando yo cumplí dieciséis años, el hechizo se cumplió. Una tarde la bruja, se me apareció, después del susto, me explicó la acción de mi padre y mi tío y me dijo que yo tenía que pagar la deuda.
-Tu, como ? Volvió a interrumpir Ismael.
-Tranquilízate, déjame seguir.
La bruja me dijo que yo sería la hija de mi padre y el hijo de mi tío, que tendría que convivir con las dos personalidades a la vez, pero que nunca podríamos estar juntos, pues cada uno es independiente, aunque vivimos en un mismo cuerpo.
Para cumplir el hechizo, mi tristeza sería crónica, mientras no encontrara una persona que nos hiciera feliz a los dos, a Nale y a mi, pero además, cada vez que nos bañáramos en agua fria, cambiaríamos de personalidad, por eso al caer en la piscina, me convertí en Nale y al caer el, volví yo.
Ismael no podía creerlo, su asombro era tal que se quedó sin palabras.
Elena continuó el relato.
-Como tu conseguiste una buena amistad con Nale y a mi me das mucha felicidad, cumples los requisitos para romper el hechizo, si estuvieras dispuesto.
-Como puedes estar tan segura, dijo Ismael, recuperando la voz.
-Porque tengo una gran amiga, que después de conocer mi historia, me aseguró su ayuda.
Me dijo que contratara este crucero, con dos camarotes, ella y una amiga embarcaron conmigo y en el otro camarote se alojó Nale.
Cuando te vieron, supieron que tu serías la persona adecuada para romper el hechizo.
-Y tus amigas? Donde están? Preguntó Ismael.
-Ven te las presentaré.
La pareja se acercó a las hamacas de las gatas.
Elena presento a Ismael.
-Estas son Monie y su amiga Isis.
-Pero, pero...
Si son las dos gatas.
-Si, dijo Elena, pero son mágicas, pueden conseguirte la felicidad que necesites.
Ismael ya no sabía que decir.
Las gatas sin moverse, solo miraron de forma indiferente.
El chico no sabía si estaba loca ella o el perturbado, tanta historia fantástica.
Y entonces Elena le demostró toda su historia de golpe.
Saltó hacia la piscina y se zambulló en el agua.
Ante la incrédula mirada de Ismael, apareció Nale.
-Hola amigo, como estás? Preguntó mientras buscaba la toalla de Elena.
-No tengo palabras... Dijo el. Necesito un mojito.
Y lo pidió al camarero.
Siguieron conversando después.
Ismael preguntó a Nale,
-Entiendo la situación y estoy dispuesto para ayudaros, pero...
¿Que pasará? a mi me gusta Elena, mucho y tu me caes muy bien, cuando se acabe el hechizo, con quien me quedaré?
-Con los dos, dijo Nale.
Al deshacer el hechizo, conseguirás darnos felicidad a los dos, pero seguiremos existiendo igual. Estarás un rato con cada uno, es una gran ventaja, cada vez que nos bañemos cambiaremos de personalidad, te atreves?
-Claro. Estupendo.

Las gatas reían y pensaban en leer esta historia en otro de mis libros.
Mientras Nale saltó al agua. De dentro emergió un instante después la bella imagen de Elena, Ismael se acercó con la toalla para secarla, mientras le susurraba al oído.
-Hola amor mío.