28 dic 2013

El sueño de Navidad

Lorena preparaba el desayuno, unos croissants recién hechos, acompañando una taza de chocolate caliente para cada uno.
Los dos niños, en pijama chillaban y jugaban esperando sentarse a la mesa.
Pedro tomaba el cafe, de pie, no tenía más tiempo, tocaba trabajar.
Lorena llamó a los niños con un grito, y justo al asomarse para hacerlo, su cuerpo se reflejó en el espejo.
Se miró, no se reconocía, estas fechas navideñas siempre le traían malas sensaciones y tristeza.

Hacia rato que Pedro se había marchado, los niños acabaron el desayuno y siguieron jugando en su habitación, estaban de vacaciones.
Después de recoger la mesa y poner en marcha el lavavajillas, Lorena volvió a mirarse al espejo.

Preguntando a su imagen como había cambiado tanto.
De joven era morena con un pelo liso, largo, muy brillante, un cuerpo adolescente delgado, estilizado, con unas caderas acordes, unos pechos turgentes, largas piernas fuertes de atleta y manos suaves.
La imagen que veia no recordaba nada aquella figura.
Los embarazos la habian cambiado, caderas anchas con unos grandes pechos, cara muy redonda, con las manos muy grandes.
Lo peor esa barriga que no podia disimular.
Ademas convencida por la moda, su melena se habia convertido en un pelo corto, rizado y teñido de rubio.
La verdad, no se reconocía.
No era ella.
Se entristeció.
Hacia meses que su relación de pareja se había enfriado mucho, los niños impedían muchos momentos.
No podía más.
Pero, donde ir? Se preguntaba.
Ella ya no tenía trabajo, no conseguía nada, el de Pedro solo daba para ir tirando.
Encima tenía que aguantar las relaciones familiares, en víspera de Navidad, su depresión aumentaba.
Ver a la familia junta, mientras todos eran felices y reían.
Ella solo quería morir.
Seguía preguntándose, donde quedaron aquellos sueños, su fuerza, su alegría.
Como pudo cambiar tanto.
Salió corriendo, se encerró en la habitación, se tumbó en la cama y lloró amargamente.
Daría mucho, todo, por ser como antes, por cambiar su vida.

Un golpe de viento, abrió la ventana, asustándola.
Se giró, delante suyo había un gato.
Después de la sorpresa inicial, se atrevió a empujarlo para que saliera de la habitación.
Pero el gato no tenía ninguna intención de hacerle caso.
Y mientras ella gesticulaba para convencerlo, el animal decidió pasar a la acción.
-Lorena, le dijo, he venido a buscarte.
-Como? Pregunto ella intrigada.
-Tu quieres vivir otra vida, siguió el gato, y puedo ayudarte.
Pero cada vez Lorena estaba mas intrigada y sorprendida, sin entender nada, siguió gesticulando para que el gato se marchara.
Justo, cuando retrocedía se reflejó de nuevo en el espejo.
Pero lo que vio, la dejó inmóvil.
-Eso te quería explicar, oyó que decía el gato.
-Que...?
Pero Lorena ya no escuchaba.
Solo miraba su reflejo.
Aquella niña con la melena larga, suelta.
Delgadita, con la sonrisa amplia. Joven, sin arrugas en la cara.
Y miró al gato.
-Estoy soñando, verdad? Le preguntó.
-No, contestó el animal.
Esta NAVIDAD has sido elegida para un experimento.
Yo soy un robot, y tu mente esta siendo dominada para que vivas una realidad paralela.
Tu marido ha pagado y pedido esta prueba, para demostrarte su amor. Te da una semana de felicidad, tu propia mente decidirà cada momento que quieres revivir. Y lo volverás a tener.
Cada minuto, cada segundo.
Luego todo volverá a la normalidad.
-Está bien, pero seguro que no es un sueño esto, siguió preguntado Lorena.
Tu eres un gato que habla, yo soy una cria, de nuevo...
Pero, pensándolo bien, no tengo nada que perder. Viviré el momento.
-Muy bien, dijo el gato.
Sigueme y disfruta de tu semana.

Lorena, acompañó al gato, hasta el parque próximo.
Allí comprobó como otras niñas y niños jugaban.
El animal le dijo:
-De acuerdo, empecemos por aquí, júntate con ellos y diviértete.
Ella se acercó, se subió en el columpio libre y empezó por hablar con las otras niñas.
Era feliz, como hacia mucho tiempo que no recordaba. Meciéndose plácidamente, riendo, mientras jugaba, sin importarle el tiempo transcurrido. No quería acabar.

Unas nubes fueron cubriendo el cielo, poco a poco la fina lluvia se convirtió en diluvio, todos se marcharon. Ella siguió al gato para refugiarse.

Al cruzar la calle, un coche paró al lado de Lorena, de un tirón, la arrastraron dentro, solo notó como le tapaban la cabeza y le ataron las manos.
Su mente empezó a funcionar al límite de sus posibilidades.
Y recordó;  El gato le dijo que la experiencia la controlaba su mente, pero esto era diferente, ella no quería.

Pasó un tiempo, hasta que el vehículo paró, ella tenía miedo, estaba en el cuerpo de una niña y la situación le superaba, quiso llorar.

Alguien con mucha fuerza, la arrastró a una habitación oscura.

Dentro había más gente. Le ayudaron a quitarse la venda de los ojos y deshicieron el nudo de la cuerda que le ataba las manos.
-No puede ser, dijo en voz alta.
Los tres ocupantes de la sala, se miraron intrigados, eran dos niños y otra niña.
-Tu quien eres? Le preguntaron al unísono,
-Vuestra madre, no me digáis que no me conocéis. Dijo Lorena.
-Nuestra madre? gritaron los tres a la vez. Pero si eres una niña.
-Lo se, continuó Lorena, bueno, de vosotros dos si, tu eres Laura y tu Miguel, pero a el no lo conozco.
-Me llamo Pedro, y no os conozco a ninguno, pero ellos si han dicho que son hermanos.
-Pues yo soy Lorena y no se como explicar todo esto.
-Pues tendrás que hacerlo. Ninguno aquí sabe que pasa.
Dijo Pedro, a mi me recogieron del colegio y me dejaron aquí y ellos ya estaban.
-Nosotros estábamos durmiendo en casa y al despertar, nos habían traído.
Dijeron los niños.
-De acuerdo, continuó Lorena, desconozco el propósito de todo esto, solo puedo explicar que un gato apareció en casa está mañana y me propuso una experiencia increíble, ser niña, de nuevo, por un rato, os quiero mucho hijos, pero necesitaba recordar la infancia y recobrar la alegría, así que acepté, pero todo se estropeó con la lluvia, hasta aparecer aquí.
-Ahora que hacemos? Preguntó Pedro.
Todos se miraron intrigados.

Un fuerte estruendo empezó a resonar en la habitación, empezó a girar y lentamente las paredes se movieron,
Poco a poco, se estrechaba el espacio.
Los cuatro se miraron, asustados.
-Mirar alli, dijo Laura. Hay una ventana en el techo.
-Sii, contesto Pedro.
Escuchar, juntaros todos aquí, subir encima mio, cuando baje el techo podremos escapar.
-Pero, no tendrás tiempo, las paredes no dejarán espacio, dijo Lorena.
-Hay que intentarlo, que Miguel suba sobre mi y vosotras sobre el, así llegaremos antes al techo y tendremos tiempo suficiente.
Las chicas escaparon las primeras, tal como bajaba el techo y se acercaban las paredes, Miguel accedió también a la ventana, en el último instante Pedro pudo saltar, los cuatro, mientras se felicitaban, observaron como se juntaban las paredes y el techo descendía totalmente, cerrando la ventana y el espacio.
Se abrazaron felizmente, estaban en otra estancia.
Una luz iluminaba el fondo de un pasillo. Allí fueron,

Entraron en otra habitación, en una jaula había un gato.
Lorena lo reconoció al instante, era el animal que esa mañana le prometió la experiencia.
Se acercaron.
-Explícame todo esto, le dijo.
El gato la miró fijamente y respondió.
-Sácame de aquí , por favor, no puedo decir nada, estoy tan sorprendido como tu.
Al ser liberado, el gato siguió hablando.
-Algo extraño debe estar paseando, esto no tiene nada que ver con tu aventura.
-Pero entonces, que podemos hacer? Preguntó Lorena.
-Sigamos investigando, dijo el gato.
Siguieron caminando hasta otra estancia.
Al entrar un perro grande, ladrando los asustó, se quedaron petrificados, era un doberman negro.
-Hola perrito, dijo Laura, que sin miedo, se acercó y acariciándolo, siguió hablando, siempre he querido tener un perro, pero mi madre, nunca quiso, bueno, si tu eres realmente mi madre, lo sabrás.
-Si, reconoció Lorena.
Miguel también se acercó al animal y los dos siguieron tocándolo.
Entonces el gato les dijo.
-Llevemos al perro con nosotros, nos ayudará si aparecen extraños.
Todos estuvieron de acuerdo.
La siguiente habitación estaba vacía.
Justo al entra, se cerraron las puertas. Empezó a girar y un agujero se abrió en el centro del suelo, que irremediablemente arrastró a los cuatro niños y los dos animales, haciéndolos bajar por un embudo, sobre un tobogán muy inclinado, que los depositó  a toda velocidad en un cajón lleno de paja. Cerrándose al instante.
Notaron como anclaban el recipiente y empezaron a volar, después descendió y quedó parado en el suelo.
Al rato, sin osar moverse, oyeron el pitido de una gran bocina, y empezaron a moverse, estaban navegando, era un barco,
El gato dijo.
-Empujar fuerte, a ver si podemos salir.
Miguel hablo entonces.
-Esperar, tengo una navaja, voy a intentar romper la madera.
-Que tienes una navaja? Preguntó Lorena, sin decirme nada.
-Ahora no eres mi madre, sino una niña, no tengo que explicarte nada. Dijo Miguel.
-Tienes razón, pero como salgamos de esta, tendrás que confesar muchas cosas.
Mientras se reían.
El niño abrió la caja y salieron.
Como habían adivinado, estaban en un barco.

-Esperar!!
Oyeron todos.
Se volvieron para saber de quien era esa voz tan ronca.
-Si, soy yo, el perro, me llamo Einstein.
Siento no haber hablado antes, pero me fue imposible.
El programa informático que me controla tenía un pequeño fallo. Os tengo que explicar.
Los cuatro niños y el gato se sentaron en círculo y esperaron ansiosos al perro. Que podría decirles, se preguntaban.
El animal empezó.
-Quiero poneos al corriente de esta aventura.
Como Isis, el gato, te contó Lorena, ibas a vivir una espectacular historia controlada por ti, aunque esto es experimental y la empresa que lo controla todo, decidió ir más lejos, pero primero, dejarme aclarar algo.
Entiendo que Lorena reconociera a sus hijos, pero no a Pedro, su marido, pues es un niño, y el causante de todo esto, el pidió a mi empresa la aventura. Lo que no puedo comprender, porque Pedro no reconoció a Lorena, después que ella si sabía que Laura y Miguel eran sus hijos.
-Pues, respondió el, no quería que Lorena me recriminará todo esto y decidí callar.
-Bueno, pues todo aclarado, creo, continuó el perro.
Sois vosotros cuatro. Como antes dije, mi empresa quiso ir más allá y propuso conseguiros una aventura familiar, no solo a ti Lorena, el resultado de la imaginación de los cuatro nos dará cada giro de esta historia, pero como todo es experimental, me hicieron entrar a mi, pues el gato no estaba al tanto de nada.
Además, con una salida posible, si todo se complicaba.
Llevo un cascabel en el cuello, si queréis acabar, solo tenéis que tocarlo con la mano y estar todos en contacto. Saldremos al instante de la aventura. Pero tener cuidado, pues si alguien se despista, podría no volver, claro que nadie puede aún decir que ocurrirá.
-Y ahora, que hacemos, dijo Laura.
-Yo propongo seguir la aventura, continuó Lorena. Ya que hemos pagado, hasta ahora me he divertido mucho, encima estamos todos juntos.
-De acuerdo, dijo Pedro. Sigamos, pero todos juntos por lo que pueda ocurrir.
Los cuatro niños y los animales continuaron caminando hasta salir al exterior del barco, allí el gato les hizo agacharse mientras decía.
-Tener cuidado, mirad la bandera, estamos en un barco pirata.
Pero no fue suficiente rápido alertando, porque los piratas ya los habían visto y saltaron las alarmas.
-Polizones, polizones a bordo.
Oyeron.
Al instante estaban rodeados.
-Quien sois? les preguntó el pirata.
Pero nadie dijo nada.
-No sabéis que decir? Siguió preguntando. Pues a los tiburones, aqui no nos gustan los desconocidos.

Sorprendidos los niños, salieron corriendo por cubierta, cada uno en una direccion diferente, esquivando a los piratas.
Mientras escuchaban al gato como les decía;
-No os separéis, no podremos volver.
Lorena quiso contestar, pero solo pudo ver como un pirata agarraba al gato y lo lanzo directamente al mar, mientras decía:
-Un gato que habla, no puede ser verdad.
El animal se hundió en el océano, sin remedio.
Mientras Einstein, el perro se dedicaba a morder tanto como podía.
Pero una red cayó desde el puesto del vigía, subido en una vela y lo atrapó.
Al instante entre dos piratas lo agarraron y lo lanzaron al mar también.
Lorena mientras se escondía vio como volaba el pobre animal y se hundía.

Ahora estaban solos.
Ella volvió al almacén interior, estaba lleno de cajas. Abrió una y su sorpresa fue mayúscula, eran armas.
Se dio cuenta que eran traficantes, tenían muy difícil salir de allí, además el perro que tenía el cascabel salvador estaba en el fondo.
Se escondió, pero una mano la sobresaltó, tocándola.
-No te asustes, escuchó, soy Pedro, tranquila amor, saldremos de esta, juntos.

Pero unos gritos llamaron su atención, eran los niños.
Los habían atrapado los piratas.
Escucharon una voz.
-Salir, no tenéis escapatoria, vuestros compañeros ya están aquí y servirán de comida para los tiburones.
Cuanto más tardéis, peor para vosotros.
Se asomaron sigilosamente, pudiendo ver como la red que contenía a los niños, se abría y caían al mar entre sollozos.

Lorena no pudo más, entre gritos e insultos salió en defensa de sus hijos, pero no pudo acercarse, la atraparon al instante.
En la lucha una gran daga de un pirata, la hirió gravemente, solo pudo ver, como caía al agua, se hundía.
No podía respirar, su sangre que brotaba intensamente, llamó la atención de los tiburones, que se acercaban peligrosamente.
Lloraba. Nunca pensó acabar así.
Comprendió lo que tenía y que estaba a punto de perder. Sus hijos, su marido, su vida.
Porque no seguir luchando por todo ello.
Pero sus esfuerzos eran en vano. No veía a los niños, Pedro no estaba, y el perro que tenía la salida de esta pesadilla había desaparecido.
Pensó que si todo era un sueño, despertaría pronto.

Cada vez perdía más sangre, estaba más hundida, no veía solución y se dejó llevar, perdió la fe. Se abandonó.
Lloraba.
Cerró los ojos.
Todo se fundió en negro, todo acababa allí.

Algo la empujaba, Lorena pensó en los tiburones y decidió no abrir los ojos,
Pero unos labios rozaron los suyos y la sorpresa fue mayúscula.
Al mirar que sucedía, vio a Pedro, la estaba besando, mientras la arrastraba.
No podía creerlo, el estaba vivo, pero como iban a salir de esta situación, era imposible, pensó.
Se fijó más, el llevaba una linterna en una mano, con un localizador, marcaba varios puntos dentro de un mapa,
La fue arrastrando y con la luz vieron a los niños flotar.
Con la cuerda que llevaba, los ató a su cuerpo, juntándose los cuatro.
Lorena no podía creerlo, pero si tenían que morir, que fueran juntos.
Pedro siguió buceando y buscando, apareció el gato y lo amarró también al grupo.
Finalmente vieron el cuerpo del perro, se acercó como pudo, a Lorena ya no le quedaba aire, se ahogaba, solo pudo ver, antes de perder el sentido, como Pedro tocaba el cascabel del perro.
Después todo se volvió negro.
Vacío.

Estaría muerta pensó ella.
Habría podido su marido salvarlos a todos? Se preguntaba. Estaba en una habitación oscura, no podía moverse.
Abrió los ojos, no veía nada.

Oyó ruidos, maullidos.
Despertó.
Estaba viva, en su casa.
La ventana estaba abierta y un gato maullaba.
Estaba contenta. Se miró al espejo, era ella, su cuerpo entrado en kilos, su barriga, su corto pelo rubio.
Ya no le importaba nada.
Salió corriendo a ver a sus hijos.
Estaban jugando, los abrazo fuerte, muy fuerte.
Ellos se quejaron.
Las lágrimas rodaban por sus mejillas.
En ese instante decidió vivir siempre todo lo que la vida le diera.
No perdería ni un instante más lamentándose .
Disfrutaría todo cuanto pudiera.
Y llegó Pedro, los niños gritaron de sorpresa, reían.
Traía un perro, un doberman negro.
Les dijo;
-Se llama Einstein, lo adopté de una familia que no podía cuidarlo, será nuestro regalo de reyes, si queréis.
Los niños al unísono gritaron afirmativamente.
Lorena miró a Pedro fijamente.
Este le guiñó el ojo.
La abrazó y la besó, mientras le señalaba el cuello del animal.
Llevaba un cascabel.
Y le dijo:
-Siempre que te aburras podemos tocarlo y descubrir nuevas aventuras.
Ella no sabía que decir, mientras reía vio al gato,
Isis sonreía, mirándola fijamente.
Oyó que le decía.
-No es un sueño, es una realidad paralela.
Todos gritaban, reían, cantaban, era Navidad,
Lorena lloraba de felicidad.







14 dic 2013

Quien sabe.

Ingrid se encontró de cara con el atracador, que ojos tan azules pensó, pero declinó comentar nada, abrió el cajón y puso todo el dinero en la bolsa, mientras vio como al guarda jurado que vigilaba lo habían atado y otro atracador abría la caja fuerte, el botín sería grande, todo parecía estudiado, acababan de descargan el camión blindado.
Los tres hombres encapuchados abandonaron rápidamente el banco.
Ingrid disparó la alarma.
La policía no tardó en llegar.
Tomaron declaración a todos y guardaron las grabaciones de las cámaras de seguridad.

Ingrid llegó a casa y con toda tranquilidad se preparó un gintónic, bien aromatizado.
Se desnudó, entró en la ducha y se relajó bajo el agua.
Al salir, sin nada de ropa se estiró en el sofá y degustó la copa, mientras repasaba los acontecimientos.

Recordó el día en que el policía de seguridad, en broma le confió su idea de atracar el banco.
Luego, casi sin saber como, las primeras reuniones con los otros tres hombres, un matemático experto, un ingeniero y Ángel, un seductor nato.
Ella se dejó llevar por su voz cálida y se convenció mirando sus ojos azules.
El atraco fue perfecto, estaba todo estudiado, ahora solo faltaba repartir el botín.
Pero el plan iba más allá, durante dos meses no se verían entre ellos.

A ella no podían acusarla de nada, disparó la alarma tarde por el miedo, al vigilante tampoco, pues lo sorprendieron. De los tres hombres no tenían pistas, no dejaron huellas, llevaban máscaras faciales y no tenían antecedentes, el robo perfecto.
Pero Ingrid sabía que la segunda parte del plan previsto sería diferente, pues Angel estaba a punto de llegar.
Ella saboreaba la copa, solo con una fina capa de perfume en el cuerpo.
Hacia poco que se conocían, pero eran la pareja perfecta.
El llegó, se abrazaron, no llegaron a la habitación, la ropa fue quedando por el pasillo y sobre la alfombra hicieron el amor apasionadamente.
Después de la satisfacción, tuvieron las buscadas confidencias de alcoba, donde Ingrid explicó su verdadero plan a Ángel.
Y decidieron ponerlo en marcha.

Pasaron los dos meses y llegó el momento de encontrarse todos para repartir el botín.
La habitación del hotel era confortable.
Estaban ya tomando una copa el vigilante y los dos atracadores, solo faltaban Ingrid y Angel.
Cuando sonó el teléfono.
Ingrid llorando al otro lado de la linea, les hizo entender que Angel estaba muerto.
Los tres hombres salieron corriendo a la dirección que les dio ella.
Al llegar, vieron la escena, al hombre lo habían acribillado, todo estaba lleno de sangre.
Ingrid lloraba mientras se explicaba.
Ella había quedado con Angel unas horas antes para reencontrarse y al llegar encontró el percal, llamándolos a ellos.
Todos se miraron, las dudas empezaron a crecer, pero se tranquilizaron al pensar que podrían repartirse más dinero.
Los hombres pensaron que habría sido ella y decidieron protegerse.
Aceptaron encontrarse al día siguiente en el almacén donde estaba guardado el dinero.
Cada uno tenía su llave y sin las cinco no podría abrirse.
Se despidieron.
Ingrid aceptó la invitación del vigilante para acercarla a su casa.
Llegó, se duchó, preparó su gintónic aromatizado y sin ropa se tumbó en la cama.
Entre sueños lo notó, la acarició, la besó y le hizo el amor. Quedó satisfecha y dormida.

Al dia siguiente tomó un taxi y se acercó al almacén,
El vigilante ya había llegado, sonó el móvil.
Era el otro atracador, entre gritos les dijo que el matemático estaba muerto y les dio la dirección.
Fueron y la escena era idéntica, el hombre estaba muerto y acribillado, la sangre manchaba toda la habitación.
El se explicó; Habían pasado la noche juntos en el apartamento, eran amantes, pero por la mañana había salido dejando al hombre dormido.
Los tres se miraron, el vigilante tenía claro que la asesina era Ingrid, mientras el otro hombre lloraba.

Decidieron continuar con el reparto, pues a más tocaban.
Mientras el ingeniero buscaba la llave necesaria en casa del matemático, Ingrid y el vigilante se acercaron al almacén, la llave de Ángel la guardaba el.
Al rato llegó el atracador con las dos llaves y pudieron abrir.
La habitación estaba vacía.
Todos quedaron sorprendidos.
Aunque encontraron una carta en el suelo.
Ingrid la abrió.
Era letra de Angel.

Como no se fiaba de nadie, en la carta explicaba, donde había colocado la caja fuerte con el dinero, que abrían las llaves.
Pero si el estaba muerto, como era el caso, tendrían solo cinco minutos para abrir, coger el dinero y salir corriendo, pues unos explosivos estaban escondidos en la nave, con una clave de desactivación que solo el tenía.

Los tres decidieron descansar un poco más antes de ir, recuperándose de los acontecimientos y relajarse para afrontar el problema de los explosivos.
Citándose, de muevo, para el dia siguiente.

Ingrid tenia una llave, el ingeniero tenia dos y el vigilante las otras dos.
Y se marcharon por separado,
La mujer no cambió su rutina, llegó a casa, preparó su gintónic aromatizado, se duchó lentamente y se acostó en la cama solo vestida con una fina capa de perfume.
El no tardó en llegar, entre sueños lo reconoció, hicieron el amor hasta extasiarse y quedó dormida.

Al día siguiente, Ingrid llegó en taxi a la nueva dirección, allí el vigilante esperaba.
Después de un rato sin noticias del ingeniero, decidieron llamarlo, nadie contestaba el teléfono.

Entonces, como no tenían opción de abrir la caja sin las llaves, decidieron acercarse a la casa del ingeniero, donde habían realizado todas las reuniones para preparar el robo.
Al llegar, vieron la puerta entreabierta.
El hombre estaba en la habitación, acribillado, la sangre teñía de rojo toda la cama.
El vigilante, observó las llaves encima de la cómoda, las cogió y animó a Ingrid a buscar el dinero, no sin antes, enseñarle una pistola, dando por hecho que ella era la asesina y dejando claro que a el no podría eliminarlo.

Un taxi los acercó al almacén.
La puerta estaba abierta.
Dentro, una caja fuerte los esperaba.
El vigante puso las cuatro llaves, y sacando la pistola, amenazó a Ingrid.
-Lo siento, le dijo. Gracias por facilitarme el trabajo, dame tu llave y despídete, pues desde el principio la idea fue mía y el dinero también.
-Lo se, contestó Ingrid, pero tal vez no ocurra tal como planeaste, solo gírate y verás que no estamos solos.
Al girarse el vigilante, comprobó que los otros tres atracadores estaban allí y le apuntaban con sus pequeños revólveres.
Quiso empuñar su pistola, pero los disparos atravesaron su cuerpo sin opción a defenderse.
Ángel abrazó a Ingrid.
Y le dijo.
-Ahora que el único posible problema está eliminado, recojamos el botín.
Lo metieron todo en el maletero del vehículo que los hombres habían traído.

Ingrid se puso al volante.
Subieron los hombres, pero al arrancar, Angel recordó que su movil habia quedado en el suelo del almacén y podían identificarlo con el muerto.
Entró de nuevo, para recogerlo.
En ese momento se oyeron disparos.
Ingrid chilló.
-Entrar ahi, a ver si el vigilante no estaba muerto. Les dijo.
Los otros dos hombres corrieron hacia la nave y entraron.
Ingrid, sacó del bolsillo un detonador, apretó el botón.
La explosión derrumbó todas las paredes, una gran bola de fuegos artificiales convirtió en ruinas toda la nave.
Arrancó el coche, una sonrisa se perfilaba en su cara.

Al rato se cruzó con los bomberos y la policía, facilitándoles el paso.

Llegó a su casa, preparó su gintónic, se duchó, perfumó y entró en la cama, solo con una fina capa de perfume.

Entre sueños, llegó el. Le hizo el amor intensamente, como nunca, al lado podía ver la maleta llena de billetes. Una sonrisa seguía perfilando su cara.

-Buenos días doctor, como ve hoy a Ingrid?
-Lo siento señora, su hija está ya en los últimos instantes de su vida.
-Pero, dijo ella, lleva unos días muy agitada e intranquila, no podría mejorar.
-No señora, la degeneración del cerebro por la enfermedad no tiene pausa, cada vez va peor, si es verdad, que estos últimos días una parte se niega a rendirse, hemos encontrado una alteración muy importante en sus ganglios basales, que produce una actividad extraña.
-Podía explicarse, doctor?
-Claro, su hija está viviendo gracias a esa parte del cerebro una realidad paralela, esta disfrutando de un sueño muy real. Pero solo durará unas horas, el resto ya no tiene actividad, lo siento mucho.
-Y, podría saber que esta viviendo? Si es feliz o esta triste?
-Quien sabe, contestó el doctor.

Las lágrimas de la mujer se desparramaron sobre el cuerpo de Ingrid.

Mientras ella conseguía el orgasmo más intenso de su vida, encima tenía a Ángel, cerca, muy cerca, el dinero.
Fuera llovía...


23 nov 2013

Donde está el país de las hadas?

No sabeis la importancia que puede tener un instante en vuestra vida.
Podría ser la diferencia entre vivir y morir.

En un laboratorio de investigación, Enri y Ana dan por concluido sus estudios. Ahora solo necesitan alguien con quien experimentar.
Deciden salir a la calle, es invierno, hace frío. Buscan un indigente sin nada que perder.
En un parque, sobre un banco, una persona sucia y maloliente duerme.
Deciden abordarlo, si con el frío y el mal tiempo, ese hombre no se refugia, les deja interpretar que es la persona que buscan.
Después de un cambio de conversación, lo convencen.
Y los tres vuelven al laboratorio.
Una buena ducha y un plato de sopa caliente, recuperan al hombre de la calle.
-Como te llamas? Preguntó Ana, mientras rellenaba el informe en el ordenador.
-Digamos Robert. Contestó el hombre.
-De acuerdo, dijo ella. Observa bien, este documento explica el experimento y nos libra de toda reclamación si hay algún problema, quieres firmarlo?
-Claro, dijo Robert, por eso vine, no tengo nada que perder ya.
-Muy bien. Pues como te hemos explicado antes, te vamos a dormir con una droga, que te hará experimentar una muerte ficticia, pero sentirás lo mismo que en la realidad, nosotros mientras estudiaremos tu mente y gravaremos todo lo que revivas, luego te despertaremos para saber de tu propia voz, lo que sentiste y poder calibrar mejor nuestras máquinas de estudio, aunque hay una posibilidad, pequeña, de error y que el experimento no sea válido, incluyendo que puedas sufrir daños irreparables o la muerte.
Decides firmar?
-Si, si, estoy al tanto de todo. Acepto, mientras estampaba su firma, Robert iba hablando.

Conectaron los sensores al corazón, en su cabeza y en los pies y las muñecas, mientras ataban el cuerpo con unas correas a la camilla.
Le abrieron una vía y le inyectaron el líquido.
Solo quedaba esperar.
El sueño fue invadiendo a Robert, pero no borró la sonrisa de su cara.
La pantalla del ordenador empezó a emitir imágenes.

Era un túnel oscuro, al final una luz, se oían voces, Robert se miraba a si mismo, era un bebé, detrás algo lo empujaba hacia la luz, era un hada, mientras le cantaba suavemente y lo arrastraba.
Salió.
La luz le cegó, no veía nada, empezó a llorar.
Las voces continuaron, pero el no entendía nada de lo que decían, si notó el agua con que lo limpiaron y mucha felicidad en el ambiente.
El hada a su lado, reía.
El ordenador se fundió en negro.
Mientras Enri y Ana, anotaban conclusiones.
-Ya ha empezado, está en tránsito a la muerte, las imágenes que se reproducen en su cerebro nos destapará su vida. Dijo Ana.
-Si, veremos luego, si realmente seremos capaces de reanimarlo. Dijo el.
Nuevas imágenes inundaron la pantalla.
Robert era pequeño, disfrutaba de un regalo de sus padres, un coche deportivo de juguete a pedales.
Mientras jugaba con otros niños, al comprobar que no funcionaban las luces del coche, arrancó todos los cables.
El hada a su lado, reía, mientras los padres de Robert lo castigaban por su trastada.
-Es curioso, dijo Ana, esa imagen del hada.
Pero las imágenes seguían.
Robert ya en edad de ir al colegio, se dedicaba a pegar a sus compañeros e intimidarlos, robándoles el dinero y todo lo que llevaban encima. Luego se separaba de ellos y junto al hada, reían.

Ana, cada vez estaba más sorprendida, esa realidad descubierta en la mente del hombre no tenía sentido. Dudaba si el experimento era incorrecto o el hombre era un loco.
Pero no había tiempo que perder, las imágenes en la pantalla, cada ver se desarrollaban más rápidamente.
Esta vez un Robert adolescente, con un cigarrillo en la boca, observaba a una mujer aparcar su coche. Al alejarse, el se acercó al vehículo, con un destornillador y mucha destreza, abrió la puerta, subió y en pocos segundos arrancó.
El paseo duró poco, el coche acabó estampado contra otro, mientras el corría sin ninguna herida. El hada reía a carcajadas subida en su hombro.
Un instante después, las imágenes dejaron atónitos a los investigadores, Robert, algo más mayor, acompañado de dos jóvenes más, empotraban un coche contra el
escaparate de una joyería y robaban todo lo que podían.
Al salir corriendo, el hada le indicó como continuar. Paró un coche empuñando una pistola, sacó fuera al conductor y escapo rápidamente.
La imagen continuaba, poco después se encontró con una chica, joven y guapa. Le enseño las joyas robadas.
Acabaron en la cama, hicieron el amor, encima de un polvo extremadamente blanco, que les subía la excitación a límites insospechados.
Al despertar después de la intensa noche, la chica estaba muerta. Robert volvió a escapar, el hada seguía riendo y contagiándolo a el.
Las imágenes se fundieron en negro de nuevo.
Enri y Ana se miraron. No podía ser, ese hombre llevaba un mal camino, su vida se ponía muy mal, pero antes de poder hablar, volvieron las imágenes de la mente de Robert a la pantalla.
Un hombre con un cuchillo le amenazaba, quería robarle, estaban en un sucio poblado, lleno de basura y chabolas por todos lados.
El sacó la pistola y empezó a disparar, el hombre cayó abatido, pero varias balas también alcanzaron a dos mujeres y dos niños. Recogió la droga del suelo y salió corriendo, en el puente de la carretera, de un salto, se plantó en medio de un carril, el frenazo del coche, produjo varios impactos de los demás vehículos, pero Robert no tuvo miramientos, volvió a disparar sobre el conductor, matándolo al instante, lo saco del coche y se dio a la fuga. El hada cada vez reía más, podían oírse sus carcajadas.
De pronto Robert se giró hacia atrás y comprobó como en el coche había dos chicas jóvenes.
El hada le indicaba que tenía que hacer en todo momento.
No dudó. Paró el vehículo, a punta de pistola violó a las dos jóvenes y les disparó después sin remordimientos, riendo y corriendo por el bosque con el hada en su hombro.
La pantalla volvió a fundirse en negro.
-Lo siento, dijo Ana llorando y mirando al hombre dormido.
-Que vas a hacer ? Preguntó Enri.
-Le suministraré más droga, suficiente para que no despierte más, es un asesino, no lo has visto ?
-Pero Ana, no eres ningún juez, no puedes decidir su vida.
-Ya lo se, dijo Ana, pero cualquier persona en mi lugar haría lo mismo.
Las imágenes siguieron.
Robert estaba en un banco, todo el mundo estaba en el suelo, una chica ponía el dinero en una bolsa, el la cogió fuerte, disparó sobre la chica, matándola, y sobre las personas que había en el suelo, después corrió sobre los cuerpos y escapó, un coche estaba esperándolo.
Conducía una mujer.
Las sirenas de la policía los envolvían, pero ella era muy buena conduciendo, esquivándolos.
Al momento las imágenes se centraron en una habitación de un hotel, ella repartía una bolsa de polvo blanco sobre el edredon, se desnudaron y se revolcaron sobre la cama. La noche fue impactante, no pararon hasta varias horas despues. El hada seguía allí, riendo.
La pantalla se funció en negro.
-Espera, dijo Enri, si sigue esa línea de asesinatos, le das la droga.
Antes que Ana contestara, las imágenes volvieron.
Era otro banco, Robert y la chica, arropados con varias pistolas estaban robando, la policía los descubrió, salieron disparando, mataron a varias personas y policías, pero la chica recibió también impactos que acabaron con su vida.
Robert pudo escapar, después de disparar contra los coches y conseguir un atasco monumental.
Mientras veía la tele y reía con el hada, las noticias daban más de veinte muertos y la chica.

Ana no pudo más. Inyectó la dosis mortal.
-Lo siento, dijo.
Mientras oía la voz de Enri.
-Ven, mira hay más imágenes.
Se veía a Robert, con una cámara, estaba grabando una película, el director dio la orden de acción.
El título era: 'Donde está el país de las Hadas'
La imagen se fundió en negro.
Las dudas asaltaron a Ana.
-Que significa esto, dijo.
-No tengo ni idea, contestó Enri. Pero sigamos a ver que pasa.

Las imágenes volvieron.
Robert estaba arruinado, había invertido todo el dinero en esa película y fue un fracaso.
Llovía, hacia frio, había perdido su casa, su mujer lo había abandonado.
Dormía en el parque.
Apareció una pareja, le ayudaron a lavarse y le dieron de comer.
En la siguiente imagen Robert estaba tendido en una camilla mientras una mujer le inyectaba una sustancia.
Se fundió a negro, de nuevo la pantalla.
-Que hacemos, dijo Ana, hemos matado a un inocente,
-Tranquila, el no tenía nada que perder y nosotros podemos aprender mucho de este caso.
Las imágenes volvieron.
Robert volaba, se despegaba de su cuerpo en la camilla. En el hombro llevaba al hada, se giró y mirándolos a través de la pantalla les dijo:
-Gracias por todo.

El hada empujaba a Robert hacia la luz, el túnel era oscuro y estrecho, al otro lado se oían voces.
Ana lloraba.
La pantalla se fundió en negro.

9 nov 2013

Sigue el hechizo.

Ahora que Monie y su amiga Isis, habían conseguido su propósito en el crucero, que Ismael y Elena se conocieran, empezaba la verdadera razón de su estancia allí.
Isis era una gata que trabajaba para un servicio de inteligencia, donde habían descubierto la venta de una pequeña arma mortífera, colocada en un anillo, que iba a ser entregada por un espía, para el terrorismo árabe.
Isis que conoció a Monie en un encuentro vacacional, sabiendo de su magia para dar felicidad, consiguió convencerla para que la ayudará.
Sabían que el espía, tomaría contacto con los terroristas en una escala del crucero, aunque no cuando sería, la investigación de la agencia encontró a la persona, pero no tenían más información.

La estrategia de Isis consistía en traer a Monie y provocar un despiste suficiente interesante para introducir un topo en la organización.
Y así fue.
Elena cumplió su papel a la perfección y ya estaba con el.
Mientras Nale podía dedicarse a observar todos sus movimientos en la sombra.
El espía se había tragado el anzuelo.

Ahora solo era cuestión de tiempo, descubrir el anillo y el contacto.
Isis y Monie estaban muy contentas, todo iba según lo previsto.
Desde sus hamacas controlaban todo el pasaje y ahora empezaba la acción, estos primeros días el barco navegaba, pero pronto llegarían a Grecia y con toda seguridad, el desembarco en Turquía, dentro de tres días sería el punto de encuentro.
Mientras Elena iba aferrando su contacto con Ismael.
Y con mucha intensidad, la conversación de los dos amantes volvió a sorprender a las gatas.
-Elena quiero sellar contigo mi relación, dijo Ismael, ya se que es muy pronto, pero me gustaría que llevaras este anillo.
-Ohhh!! Dijo ella.
Que bonito, gracias amor, eres lo mas importante que me ha pasado en la vida.
El colocó el anillo en el dedo de la chica y se fundieron en un intenso y amoroso beso.
Las gatas no podían creerlo, sería capar Ismael de usar a Elena para esconder el arma mortífera, se preguntaban, o ese anillo no tendría nada que ver.

La tarde pasaba felizmente para la pareja.
Y Elena, viendo a las gatas nerviosas, pasó a la acción.
-Amor, quieres charlar un ratito con Nale? Le preguntó.
-Claro, como no? Tomaremos unas cervezas y reiremos un rato.
La chica se zambulló en la piscina y apareció Nale.
Mientras compartían bebidas y conversación los dos chicos, Elena se acercó con las gatas al camarote.
Desplegaron un pequeño maletín, introdujo el anillo en un recipiente conectado al ordenador, escaneándolo. La impresora emitió su veredicto, era oro, sin duda, no contenía nada, pero si coincidía con un anillo robado y denunciado.
Aunque ellas ya sabían que era un ladrón y espía.
Nada nuevo.

Siguieron el plan y volvieron a sus hamacas.
El sol caía.
Se despidieron Ismael y Nale.
Pero mientras Elena aparecía en acción de nuevo, alguien se acercó al hombre.
Un camarero, que las gatas no habían visto nunca, con una sonrisa disimulada, le envió un saludo.
El fino y entrenado oído de Isis, pudo descifrar la frase.
El hombre dijo:
-Mañana, 14 horas. Club...
Y tres iniciales. A&S
El encuentro estaba en marcha.
Tocaba descansar y preparar la estrategia.

Amanecía en el barco, Elena estaba dormida aún, la comunicación con Nale, en el otro camarote era buena, el desayuno los esperaba a todos.
En cubierta se encontraron Ismael y Elena, las gatas observaban, Nale tenía los micros a punto.
El trasatlántico había tocado puerto, estaban en Estambul.
Empezaron a desembarcar, pero un camarero llamó de nuevo la atención de Monie e Isis, se acercó a Ismael y con el ceño fruncido hizo un gesto extraño.
El apartó un poco a Elena y se acercó al hombre misterioso, intercambiaron palabras, pero las gatas solo pudieron acercarse al final, para escuchar.
-De acuerdo, espero, date prisa, vete a buscarlo.
De boca de Ismael.
Sin duda dedujeron que hablaban del famoso anillo, por lo que decidieron seguir al camarero. Si conseguían descubrir el arma antes de bajar del barco, podrían anticiparse a todos.
Pero desgraciadamente, el camarero las llevó a un camarote lateral, entraron detrás de el, justo en el momento que la luz se apagó, las gatas quedaron sorprendidas y escucharon dos golpes secos, parecían puertas.
Aclimataron la vista y se dieron cuenta, estaban encerradas en una jaula dentro de la habitación, no había nadie más.
Un pequeño inconveniente, Elena quedó sola y desprotegida ante Ismael, Nale estaba en el otro camarote. Pero no contestaba a sus llamadas. Alguien las había traicionado.
Y ellas estaban atrapadas.
Un haz de luz recorrió la estancia, era Peter, el ratón que las ayudó para enredar a Ismael con Elena. Estaba allí escondido. Y Monie pasó a la acción.
-Tienes que ayudarnos, ves a buscar a Nale, dile que estamos incomunicadas y a ver que puede hacer, Elena está sola.
-De acuerdo, contestó Peter, cuenta con ello.
El ratón entró en la estancia de Nale, estaba dormido, encima de la mesa había un refresco vertido en un vaso, el ratón olió el contenido, había un somnífero.
Desde el pequeño micrófono se comunicó con las gatas explicándoles la situación.
Cada vez se complicaba todo más.
Monie tuvo una idea.
Convenció a Peter, en la boca guardó un pequeño trasmisor y lo acercó a la jaula de las gatas, por lo menos oirían que pasaba.
Después de un salto, consiguió entrar en la barca donde desembarcaban a los pasajeros y se escondió en el bolsillo de la chaqueta de Elena.

Llegaron a tierra firme.
Ismael agarró a Elena del brazo y siguieron el paseo por la ciudad, riendo, haciendo fotografías.
Las gatas estaban sorprendidas, no podía ser, pero una duda recorría sus mentes, si no era el espía, poco podrían hacer para evitar la entrega del anillo con la bomba.
Se hizo el silencio en el transmisor.
Al rato oyeron un golpe seco.
Y empezó la conversación.
-Tienes el anillo? Se oyó.
-Claro, contestó Ismael, y tu el dinero?
-Si, pero ella quien es?
-Nadie, no te preocupes, solo es un estorbo que me ha ido muy bien para sacarme de encima a seguidores inoportunos.
-Ah! Te entiendo, y ahora que vas a hacer. Siguió la voz.
-Primero comprobar si es verdad quien dice ser.
Dijo Ismael, mientras las gatas se esperaban lo peor.
-Como dices ? Volvió a preguntar la voz.
-Ella dice ser alguien especial, continuó Ismael.
Veremos.
Las gatas oyeron como una bebida gaseosa caía en un vaso.
Al momento Ismael siguió hablando.
-Bebe Elena. Si tu otra personalidad existe dentro de poco lo comprobaremos.
Se oyó un grito y alguien cayó a una piscina.
La voz un, poco molesta, volvió a interrogar.
-Ahora que haces?
-Matarla. Contestó Ismael. Como ves, no deja de ser una chica normal.
Las gatas no pudieron reprimir su disgusto.
Se oyeron dos disparos y una carrera. Alguien cayó al agua también, el micrófono dejo de emitir sonidos.

Monie e Isis, se miraron a los ojos y sin hablar entendieron que estaban pérdidas, si el espía había conseguido encerrarlas, dormir a Nale y matar a Elena, no les quedaba otra que escapar o esperar que volviera y las matara a ellas también.
Que podían hacer, se preguntaban.
Pero pasaba el tiempo y no eran capaces de salir de la trampa.
Estaban para despedirse ya, después de tanta aventura, cuando se oyó la puerta. Entró el camarero que las había encerrado.
-Veo que aún seguís aquí, dijo. Mejor, todo será más fácil y más limpio.
Enpuñó una pistola y apuntó a las gatas.
En ese momento un ruido le hizo girarse, las gatas vieron al ratón Peter, como saltaba sobre el, sonó un disparo.
El camarero se giró hacia ellas, de nuevo.
Se oyeron dos disparos más...

Las gatas se miraron, estaban vivas y no tenían ni un rasguño.

El camarero cayó al suelo, en un charco de sangre.
Peter entró en la jaula, riendo.
De las sombras apareció un hombre.
Era Ismael.
Las gatas retrocedieron al fondo de la jaula.
Peter les dijo;
-No tengais miedo, el es bueno.
-Si, dijo Ismael, siento haberos asustado, pero no me dejasteis más remedio.
-Como? Preguntaron las gatas al unísono.
-Ahora os lo explico, primero dejar que abra la jaula, vayamos a cubierta y entre unos mojitos, recuperemos las fuerzas.
-Y Elena? Volvieron a coincidir al unísono las gatas en la pregunta.
-Todo a su tiempo, contesto Ismael.
Asi hicieron, subieron a la piscina, pidieron unas bebidas y desde sus hamacas esperaron ansiosas la resolución del caso.

Ismael tomó la palabra.
-Mirar, yo soy un agente especial, llevaba dos años tras este caso, conseguí infiltrarme en la organización y que me dieran tareas de responsabilidad, cuando estaba a punto de conseguir el contacto con los árabes que iban a comprar el anillo, aparecisteis vosotras.
Vuestro plan era bueno y decidí incorporarlo al mío.
El camarero que era la persona de contacto, aceptó ayudarme. Así conseguí engañaros a todos.
Mientras el os encerraba y dormía a Nale, yo desembarcaba con Elena, en busca del comprador.
Allí aprovechando la circunstancia de llevar a Elena, pude desviar su atención y matarlo. Mientras apartaba a Elena del lío, con un somnífero y tirándola a la piscina, pues el contacto estaba al tanto de todo por el camarero.
Luego de rescatar a Elena y volver, como el camarero ya tenia la señal de la entrega, hice entrar en accion a Peter, despistando lo suficiente para que mis disparos fueran certeros.
Y aqui estais, sanas y salvas.
Monie e Isis no salían de su asombro y más cuando vieron aparecer a Elena con los mojitos,
-Mirar, dijo ella, el anillo, mientras enseñaba su mano.
-Pero, preguntó Monie, si es ese anillo, tendrás que devolverlo.
-No hace falta, habló Nale, apareciendo por atrás, la bomba ya está a buen recaudo.
-Si, continuó Ismael, este anillo es para sellar nuestra relacion, ahora toca tomarme unas largas vacaciones.
Se fundieron en un intenso beso.
Las gatas se miraron mientras Peter giraba la vista.
-Bueno un brindis por todos, dijo Nale.
Porque nuestra próxima misión está cerca.
La policía entraba en el barco. Nale les entregó en anillo y el dinero.
Aún tenían cuatro días más de crucero para disfrutar las vacaciones.



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7 nov 2013

El hechizo

El otro día me sorprendí al recibir una postal de mi gata Monie.
Decidió aceptar la invitación de su amiga Isis y se fueron de vacaciones en un crucero por el mar Mediterráneo, visitando Grecia y Turquía, descubriendo nuevos paraísos.
Decía que mi sorpresa fue mayúscula, porque en la postal un pequeño código de barras, me adentró, al escanearlo, en una aventura fantástica de Monie, aprovechando sus vacaciones.
Y así empezaba...

Elena era una chica joven, de unos veinte años, calculó Monie en convivencia con Isis. Con un bikini azul y rayado, muy ajustado al cuerpo, siempre tomaba el sol en la cubierta B del trasatlántico, muy cerca de la piscina, pero, curiosamente, nunca se bañaba.
Las dos gatas observaban a los pasajeros desde sus hamacas privilegiadas, no excesivamente cerca del agua y disfrutaban con las risas y la felicidad de la mayoría.
Aunque Elena les preocupaba, su expresión triste mientras miraba al horizonte, les hizo pensar que algún problema tenía y ellas, podían ayudarla, se aseguraron.
El tercer día de estancia, entre los pasajeros descubrieron un chico, alto, atlético, moreno, con el pelo corto y ojos muy verdes, que observaba a Elena, desde una distancia prudencial.
Las dos gatas se miraron y decidieron actuar.
Mientras Isis descubría, de su pequeño escondrijo, un ratón y lo hacia correr hacia Elena.
Monie completaba el plan, saltando encima del chico para llamar su atención sobre la escena.
El ratón llegó hasta Elena y ella, chillando, se puso en pie.
El chico llegó corriendo para ayudarla, pero en el camino, un camarero que también pudo ver que sucedía, con una escoba intentó atrapar al ratón.
El esfuerzo del camarero, cortó la carrera de Ismael, el chico de la cubierta, que tropezando empujó sin remedio a Elena y esta cayó al agua.
Las gatas no pudieron hacer nada pero destaparon la razón de la tristeza de la joven.
El camarero e Ismael se levantaron del suelo a la par, aunque el ratón consiguió refugiarse de nuevo, mientras buscaban a la chica en la piscina, pero esta había desaparecido. Estuvieron intentando descubrir donde se pudo meter, aunque sin suerte y volvieron cada uno a sus quehaceres, no sin antes, disculparse el camarero ante Ismael.
Monie e Isis, se alejaron, siguiendo a un chico rubio, delgadito, con un bañador muy extraño, que corría hacia los camarotes.
Pudiendo ver donde se alojaba.
Después del susto las gatas se volvieron a su habitación.
Al dia siguiente no había rastro de Elena.
Si comprobaron como Ismael la buscaba y como el chico rubio, que persiguieron, se le acercó, oyendo su conversación.
-A Quien buscas? Le preguntó.
- A una chica muy guapa, que ayer tomaba el sol allí, dijo Ismael. Para disculparme, ayer la hice caer a la piscina.
- Ah!! Claro, hablas de Elena, dijo el joven.
-No se como se llama, continuó Ismael, no pude presentarme.
-Yo me llamo Nale, ella es mi prima, no le gusta el agua, ayer se asustó y salió huyendo, seguro que pronto la volverás a ver.
-Oye, es familiar tuya? Preguntó Ismael, pues espero que me la presentes.
-Claro, seguro, contestó Nale. Pronto.
-Porque no nos bañamos, continuó preguntado Ismael.
-No gracias, comparto con mi prima una fobia al agua. Mejor tomemos el sol y nos conocemos más.
Durante los tres dias siguientes la amistad entre Ismael y Nale, se fue acrecentando, hasta hacerse inseparables, mientras Monie y su amiga Isis, siguieron observando los movimientos de todos, desde sus confortables hamacas.
Pero el tercer día, las gatas descubrieron una inquietante conversación de los dos chicos.
Ismael decía;
-Cuando me vas a presentar a tu prima, tu me caes muy bien y tu amistad me anima mucho, pero extraño su presencia.
Y Nale le contestó.
-Mira, tengo que contarte un extraño suceso, no se sí estarás preparado.
-Claro, si atañe a Elena, me interesa mucho, respondió Ismael.
-De acuerdo, siguió hablando Nale, mientras las dos gatas afinaban sus oídos.
En mi familia, existe un hechizo que vamos heredando.
Mi abuela tuvo dos hijos.
Empezó a relatar Nale, bajo la atenta mirada de Ismael, y rodeados por las gatas y varios mojitos proporcionados por el camarero.
En su infancia esos niños hicieron una promesa para ser ricos con una bruja conocida de la zona.
Ella les proporcionó muchas ganancias durante varios años, pero a cambio les pidió que sus hijos no pudieran estar juntos nunca. Porque entonces el hechizo se cumpliria y morirían entre inmensos dolores.
Esos hijos somos nosotros, Elena y yo.
Ismael no sabía que opinar, su raciocinio le impedía creer a Nale, pero su amistad era fuerte ya, y decidió aceptar las circunstancias.
Monie y su amiga Isis mientras, se miraban a los ojos, una sonrisa se perfilaba en sus semblantes. Asintiendo las dos, sabían que pronto se resolvería todo y esperaban que fuera de una manera feliz, pues ellas estaban allí.
Nale continuó con su relato.
-Como se que tienes muchas ganas de verla de nuevo, ahora yo me iré y ella podrá venir.
Explícale que sabes la historia y tendrás opción para que te escuche y poderla conocer.
-De acuerdo, dijo Ismael, te agradezco mucho este gesto tuyo y espero poder volverte a ver pronto.
-No lo dudes, contestó Nale. Mientras se levantaba y disponía a salir de la cubierta.
Aunque no esperaba la jugada de Monie, que muy atenta al instante, saltó encima de el mientras bordeaba la piscina y provocó la caída del chico dentro del agua.
Ismael se levantó rápido al ver la situación, encontrándose de golpe con Isis, que al cruzarse en su camino, provocó su caída. Ya desde el suelo, Ismael miró hacia la piscina, pero no había rastro de Nelo.
Muy extrañado y sin entender nada, observó como las dos gatas volvían a sus hamacas tranquilamente.
Muy sorprendido volvió a tumbarse y apuró el mojito entre pensamientos sobre Elena.
Ismael se quedó dormido un rato y al despertar su sorpresa fue mayúscula. Pues enfrente de el, al otro lado de la piscina, tumbada al sol estaba Elena. No podía creerlo, la historia de Nale era muy inverosímil, no acababa de creerla, pero todo encajaba.
Se acercó a ella.
-Hola!
-Hola contestó ella.
-Eres Elena, verdad? Preguntó el.
-Si, si, como lo sabes? Dijo ella.
-Tu primo Nale me puso al tanto de todo, somos muy buenos amigos, aunque yo a ti, te observaba antes que desaparecieras.
-Ahh, si? Preguntó ella.
-Si, continuó el, el día del ratón, que caíste al agua, fue por culpa mía y quería disculparme.
-Ah! Tranquilo, Ismael me dijiste, verdad?
-Si, si.
-No pasó nada, continuó ella, aquel gato solo jugaba y yo me asusté, te agradezco la ayuda, pero tengo fobia al agua y necesito estar lejos.
-Si, ya me dijo tu primo.
-Sois muy buenos amigos veo, siguió hablando ella.
-Si, la verdad, pero a mi me interesas más tu.
Dijo Ismael.
Durante los tres siguientes días la pareja se hizo inseparable, cambiando el semblante de Elena y alegrando la expresión de Ismael.
Mientras Monie y su amiga Isis observaban todo desde su posición privilegiada e intercambiaban sonrisas de satisfacción.
Pero al cuarto dia, los acontecimientos se precipitaron.
-Atenta Monie, susurró Isis, creo que llegó el momento, hay que estar atentas. Y podremos cerrar la historia.
-Si, contestó ella, así tendremos otro final feliz y mi historia podrá escribirla mi gran amigo Josep.
Y prestando atención pudieron escuchar la conversación.
Elena le decía a Ismael.
-Te gustaría volver a ver a Nale, verdad?
-Claro, como no, contestó el.
-Pues, ahora que nos conoces a los dos, bien.
Te explicaré la verdadera historia y no la que el te contó, para no asustarte.
-Como dices? Preguntó sorprendido Ismael.
-Mira, relató Elena, bajo la atenta mirada del chico y los intensos oídos de las gatas.
Aquellos dos niños acudieron a la bruja y ella les concedió, con una poción mágica, poder ser ricos para siempre.
-Si, eso dijo tu primo, dijo Ismael, entorpeciendo a la chica.
-Si, pero la bruja les cobró por la pócima, el que sus hijos nunca pudieran conocerse.
El problema se complicó cuando, mi tío no consiguió nunca tener un hijo, pues murió en un accidente hace unos años.
-Entonces Nale? Interrogo Ismael, volviendo a interrumpir a Elena.
-No seas impaciente, lo entenderás todo pronto.
Como decía mi tío no tuvo hijos, cuando yo cumplí dieciséis años, el hechizo se cumplió. Una tarde la bruja, se me apareció, después del susto, me explicó la acción de mi padre y mi tío y me dijo que yo tenía que pagar la deuda.
-Tu, como ? Volvió a interrumpir Ismael.
-Tranquilízate, déjame seguir.
La bruja me dijo que yo sería la hija de mi padre y el hijo de mi tío, que tendría que convivir con las dos personalidades a la vez, pero que nunca podríamos estar juntos, pues cada uno es independiente, aunque vivimos en un mismo cuerpo.
Para cumplir el hechizo, mi tristeza sería crónica, mientras no encontrara una persona que nos hiciera feliz a los dos, a Nale y a mi, pero además, cada vez que nos bañáramos en agua fria, cambiaríamos de personalidad, por eso al caer en la piscina, me convertí en Nale y al caer el, volví yo.
Ismael no podía creerlo, su asombro era tal que se quedó sin palabras.
Elena continuó el relato.
-Como tu conseguiste una buena amistad con Nale y a mi me das mucha felicidad, cumples los requisitos para romper el hechizo, si estuvieras dispuesto.
-Como puedes estar tan segura, dijo Ismael, recuperando la voz.
-Porque tengo una gran amiga, que después de conocer mi historia, me aseguró su ayuda.
Me dijo que contratara este crucero, con dos camarotes, ella y una amiga embarcaron conmigo y en el otro camarote se alojó Nale.
Cuando te vieron, supieron que tu serías la persona adecuada para romper el hechizo.
-Y tus amigas? Donde están? Preguntó Ismael.
-Ven te las presentaré.
La pareja se acercó a las hamacas de las gatas.
Elena presento a Ismael.
-Estas son Monie y su amiga Isis.
-Pero, pero...
Si son las dos gatas.
-Si, dijo Elena, pero son mágicas, pueden conseguirte la felicidad que necesites.
Ismael ya no sabía que decir.
Las gatas sin moverse, solo miraron de forma indiferente.
El chico no sabía si estaba loca ella o el perturbado, tanta historia fantástica.
Y entonces Elena le demostró toda su historia de golpe.
Saltó hacia la piscina y se zambulló en el agua.
Ante la incrédula mirada de Ismael, apareció Nale.
-Hola amigo, como estás? Preguntó mientras buscaba la toalla de Elena.
-No tengo palabras... Dijo el. Necesito un mojito.
Y lo pidió al camarero.
Siguieron conversando después.
Ismael preguntó a Nale,
-Entiendo la situación y estoy dispuesto para ayudaros, pero...
¿Que pasará? a mi me gusta Elena, mucho y tu me caes muy bien, cuando se acabe el hechizo, con quien me quedaré?
-Con los dos, dijo Nale.
Al deshacer el hechizo, conseguirás darnos felicidad a los dos, pero seguiremos existiendo igual. Estarás un rato con cada uno, es una gran ventaja, cada vez que nos bañemos cambiaremos de personalidad, te atreves?
-Claro. Estupendo.

Las gatas reían y pensaban en leer esta historia en otro de mis libros.
Mientras Nale saltó al agua. De dentro emergió un instante después la bella imagen de Elena, Ismael se acercó con la toalla para secarla, mientras le susurraba al oído.
-Hola amor mío.

10 oct 2013

No te asustes.

Trabajaba como cada día en su despacho, controlaba que toda la seguridad de las cuatro empresas funcionaran perfectamente, desde sus monitores tenía acceso a todos los trabajadores, en el ordenador personal tenía la configuración de las líneas telefónicas internas y externas.
Sus dos carreras, los cuatro idiomas y la amistad con el director general le habían proporcionado ese poder.
Aunque su trabajo era muy estresante, Lidia lo llevaba bien.
Tenía una edad excelente para vivir la vida, casada y feliz en su matrimonio, sus días se limitaban a cumplir su cometido en la empresa y disfrutar del resto con sus amigos y familia. Nunca faltaba una cerveza en buena compañía.
Todo era perfecto para Lidia.
Solo unos flecos poco molestos no dejaban cerrar la ventana.
Y un dia se desmadraron sin que ella supiese nada.

Aquel dia, lo recordará toda la vida, fue diferente, su puntualidad, su dedicación, su perfección saltó por los aires.

Una ambulancia la adelantó rápidamente, con la sirena a todo volumen, dio un giro de volante y paró el vehículo.
Espero un instante para recuperarse.
Notó su respiración agitada, su corazón palpitaba intensamente.
Vio una sombra pasar delante, siguiendo la ambulancia.
Y quedó petrificada.
El rastro negro se giró, hizo un guiño mirándola y continuó su camino.
Un mal presagio entró en la mente de Lidia.
Se sacudió la cabeza, pensó que todo era un mal sueño, no daba crédito, arrancó de nuevo el coche y se presentó en su trabajo.
Llegó tarde.
Al entrar en su despacho el director general, la estaba esperando.
-Lidia, le dijo, hoy empieza una persona muy especial para mi, tendrás que dedicarle el tiempo necesario para que aprenda y ponerla al día. Será tu asesora directa.
Lidia aceptó el deseo del hombre, pero no vio con buenos ojos la situación.
Al instante Julia se presentó en su despacho.
Era todo lo contrario a ella.
Lidia era elegante, tenía un cuerpo muy excitante y erótico, sabía combinar sus medidas para ganar siempre, morena y con una larga melena brillante, con un perfume seductor aderezando su cuerpo.
Julia en cambio era vulgar, un cabello castaño rizado, sucio, con unos grandes ojos redondos, algo pasada de peso, pero con unas minifaldas de escándalo y unas blusas transparentes que provocaban las miradas de todos sus compañeros.
Ya desde ese primer día Lidia notó un cambio en su vida de forma abrupta.
Sus monitores, cuando Julia estaba cerca, se bloqueaban y cada vez que usaba el teléfono, nadie conseguía conectar el suyo.
Pero Lidia tenía más afectaciones, nunca conseguía llegar puntual, el tráfico se le complicaba  siempre. Su jefe últimamente había avinagrado su carácter y de la buena relación entre los compañeros de la oficina, habían pasado a un ambiente tenso.
Todo eso provocó a Lidia, un malestar que no la dejaba dormir por las noches, enfrío su relación con su marido y su familia. El problema se complicó y dejo de salir con sus amigos.
No podía más, el médico le recetó pastillas para dormir.
Lidia dejo de ser alegre y cada vez le costaba más vivir.
Hasta el día que, sin saber como, apareció Alex.

Como siempre después de dormir mal, Lidia despertó  tarde, todo el tráfico de la ciudad se concentró delante de ella impidiéndole llegar a su trabajo.
No podía más.
Paró el coche y cerró los ojos.
El móvil sonó, un timbre que le avisaba de un mensaje.
Pensó en olvidarlo.
Pero volvió a sonar.
Y una tercera vez.
Aceptó el envite.
Y un mensaje le dijo.
-Puedo ayudarte.
Ella contestó con una larga risa.
Los mensajes siguieron.
-Hoy no vayas al trabajo.
Vete al río y pasea, hazte fuerte, tu batalla ha empezado.
Ella los ha matado a todos ya y viene a por ti.
Concéntrate.
La lucha será larga si sabes ganar.
Lidia, miró de quien era el mensaje, mientras se borraba.
Nada.
Miró fuera del coche y justo estaba parada cerca del río, cosa extraña porque nunca lo había visto antes.
Salió del vehículo y paseó, pensando en todo eso, batalla, guerra, muertos. Pero que le estaba pasando, se preguntaba y seguía sin entender nada.
De nuevo el móvil le aviso de otro mensaje.
Leyó;
-Tienes que estar atenta.
Ella ha entrado en la oficina y ha matado a todos, ahora busca a tu jefe para hacer lo mismo y luego seguirá contigo.
Lidia lloraba, seguía sin comprender nada.
Los mensajes siguieron:
-Escucha, están dando las noticias.
Te puedo ayudar, si tu quieres.
Lidia volvió al coche, encendió la radio, hablaban de unas masacre en una empresa de su ciudad y era la suya. Quince muertos y seguían buscando a una mujer como sospechosa, según varios testigos.
Lidia explotó.
Iba a luchar contra esa cerda hasta conseguir matarla.
Al instante los mensajes volvieron.
-Tienes que esconderte. Ella se ha disfrazado de ti para matar a tus compañeros.
La policía te busca. Por eso te hice ir al río.
-Quien eres, escribió ella.
-Soy un gato, me llamó Alex. Pero no te asustes, puedo ayudarte.
Lidia pensó que su locura la sobrepasaba ya.
-Un gato?
No tiene sentido.
-Julia es un súcubo, un demonio. Atrapó el cuerpo de una pobre chica y cada vez que mata se hace más fuerte.
Soy un gato que poseo la fuerza y la inteligencia de una bruja blanca.
Se como luchar contra ella, pero te necesito a ti para poder vencerla.
Ella lo sabe, por eso te busca para matarte también.
-Porque yo? Preguntó Lidia.
-Esa es otra historia, que te explicaré si consigues vencer esta batalla.
Solo te puedo adelantar un detalle, recuerdas tu infancia, tu independencia,
 tus ganas de ser libre y de viajar?
-Si, claro, he sido siempre así. Dijo ella.
-Pues, siguió el gato, eso viene por parte de tu abuela. Quien tuvo que enfrentarse a otro demonio como este y pudo vencerlo para continuar su vida.
Era la bruja que me enseñó y me preparó para protegerte.
El demonio vuelve para consumar su guerra, matándote.
-Pero, no puede ser, mi abuela??
-No pierdas el tiempo, siguió el gato, estás en desventaja. Tienes que prepararte.
La única manera de luchar contra ella, es esta.
Busca a tu marido, a tus amigos, a tu jefe. Encuentra un desconocido con quien tengas buena conexión y júntalos todos en una reunión, te diré que tienes que cocinar y servir de beber.
Ella aparecerá y antes de matarlos a todos, tendras tu oportunidad.
-No podré hacer todo eso, dijo Lidia.
-No creo equivocarme, si eres como tu abuela, lo conseguirás, sino es así, todos moriremos.
No vayas a casa, te están buscando. Llama a todos pero usa la casa de una amiga buena que tengas.
-De acuerdo, contestó Lidia sin mucho convencimiento.
Llamó a su marido y lo puso al tanto, aunque incrédulo, pensando que las pastillas la estaban afectando, aceptó.
Convenció a sus amigos para celebrar algo especial esa tarde, reencontrarse de nuevo, convocándolos para cenar.
Buscó a su jefe y alertándole, consiguió convencerlo para venir.
Su amiga Carmen aceptó amablemente cederle el piso para la cena.
Solo faltaba el extraño.
Recordó un amigo con quien hablaba a través de las redes sociales, Julio, cercano, con el que tenía mucha afinidad y decidió invitarlo para conocerse.
Ya estaba todo preparado.
Y los mensajes continuaron.
El gato le explicó la cena que tenía que preparar.
-Primero cortas trozos de queso de tetilla, lo completas con membrillo, después un bistec para cada comensal, muy poco hecho, con una guarnición de pimiento rojo, no te preocupes por los gustos personales, y para finalizar una tarta de peras con chocolate deshecho dentro.
Nada más.
Para beber vino blanco, seco.
Todos tenéis que estar a las diez. Puntuales.
Y así fue.
Sonaron las campañas del reloj del salón. Era la hora exacta.
Los amigos reían, el marido de Lidia, estaba encantado con la velada, el amigo extraño disfrutaba de sus nuevas amistades y su jefe, a pesar de la extrañeza, empezó a beber nervioso.
Solo Lidia sabía que Alex, estaba escondido.
El gato se convirtió al sonar las campanas.
Una sombra negra rodeó a los comensales, le hizo un guiño a Lidia y esta sonrió.
La puerta del piso saltó en pedazos, detrás apareció Julia.
Impresionante, vestía una minifalda imposible, subida en unos tacones de infarto combinado con una blusa amarilla transparente que dejaba ver sus senos.
El pelo lo llevaba recogido en un moño.
Una mirada de ella bastó para hipnotizarlos, dejando paralizados a todos.
La sombra del gato se concentró en el cuerpo de Lidia.
Julia de un salto, en el aire sacó una daga y cayó justo en el corazón del jefe de Lidia.
Matándolo al instante.
De otro salto subió al centro de la mesa.
Todo estaba dispuesto como Alex, indicó.
El queso en el centro y en un círculo al filo de la mesa estaban dispuestos los bistecs, las copas llenas esperando el brindis.
El olor del vino atrajo a Julia.
Mientras Lidia se desprendía de su vestido largo negro. Protegida tras la sombra del gato.
Escondida y pegada a su cuerpo la espada estaba preparada.
Al saltar sobre la mesa, todos pudieron observar su esbelto cuerpo, las braguitas negras y el pequeño y erótico top negro que vestía.
Clavó la espada en el membrillo, rodeado por el queso, cerrando el círculo de fuerza.
Las copas flotaron del golpe.
Mientras JulIa se defendió, la carne se enganchó a la cara de los comensales, cortándoles la respiración, mientras se ahogaban, el gato se unió a Lidia para rociar al súcubo con la pócima que preparó su abuela, neutralizándola y el pastel de peras se desintegró en su cuerpo.
El vino se volcó sobre Julia, rompiendo el hechizo.
El demonio abandonó el cuerpo, sin vida ya, de la mujer y se engancho en la espada, quedando atrapada por la energía del círculo cerrado.
La sombra de Alex la rodeo sin dudarlo y se convirtió en gato al momento.
Dejando atrapado al ente con la espada clavada dentro de el.
Y despidiéndose de Lidia, desapareció.
Ella sabía que había ganado, los comensales se libraron de la carne y pudieron respirar. Pero había dos bajas, por desgracia. El cuerpo de la mujer y del jefe.
Lidia sabía que hacer.
El gato la puso al tanto de todo.
Junto todo el pimiento rojo de los platos y los esparció por encima de los cuerpos, en unos segundos habían desaparecido.
Abrió otra botella de vino, guardada en una maleta. Brindó con sus amigos y su marido y bebieron.
Todos durmieron.

Sonó el despertador, eran las seis, hora de levantarse e ir a trabajar.

Pero esta vez Lidia remoloneó.
Mientras escuchaba a su marido.
-Amor, como que no te levantas?
Por cierto he tenido un mal sueño.
Primero me ahogaba con un trozo de carne. Luego nos envenenaban con vino. Suerte que solo era un sueño.
-No despiertes aún, dijo Lidia. Mira.
-Un boleto de lotería? Preguntó el.
-Si y premiado, somos ricos y vamos a vivir lo que hasta ahora nos hemos perdido.

Un mensaje sonó en el móvil.
Lidia leyó.
-Hola, por fin todo acabo, por ahora.
La espada está a buen recaudo. Supongo que antes de irte le quitarías el boleto a tu amigo.
El premio es tuyo.
Lidia dejo escapar una sonrisa, mientras veía a su marido en la cama.
Pensaba que iba a hacer, cuando otro mensaje sonó.

-Lidia, soy Julio, explícame este sueño. Como atrapaste al demonio? Y que espectacular estabas en ropa interior. Creo que me he enamorado de ti.

Ella siguió riendo, mientras rodeaba en la cama a su marido.
Pensando:
-Ese otro problema ya lo solucionaré después.




23 ago 2013

Gana la princesa, pierde la bruja.


-Aún me tiemblan las piernas, pero aquí estoy, dispuesto para la lucha contra la bruja.
Os explicó la situación.

Hace un rato, estaba en mi despacho cuando recibí la llamada de Monie, mi gata, como sabeis.
Me dijo lo siguiente.
-Josep, soy Monie, tenemos un grave problema.
-Que me dices, respondí yo, cuéntame.
-Mira, siguió hablando Monie, la bruja es muy lista, nos tiene atrapados a los tres.
-¿A quien? Y ¿que bruja?
Monie continuó su relato.
La bruja que hechizó a María. Como sabía que iríamos a detenerla, consiguió engañar a una mujer del pueblo, con un conjuro la convirtió en su imagen y le inyectó en las venas un potente veneno retardado, por eso nadie pudo ver como se suicidó en la cárcel, al detenerla, la mujer ya estaba prácticamente muerta y no opuso ninguna resistencia, al pasar las horas el veneno hizo su efecto mortal.
Mientras ella, tenía atrapados a María y Xavi, por eso habían desaparecido. 

Y preparó su venganza.
Cuando la vimos en la calle ya no era María ni Sofía, era la bruja con su aspecto, consiguió engañarnos y ha puesto en marcha su plan.
Me atrapó a mi, con engaños y aqui estamos los tres, Maria, Xavi y yo.
Tienes que salvarnos o moriremos en pocas horas.
Te doy la direccion y ven preparado.

Delante de la puerta estoy, temblando.
Voy a entrar.

El panorama no es nada alentador, al final del oscuro pasillo una habitación grande.
Justo en medio está Monie, la rodean cuatro grandes perros negros, doberman.

-Hola Monie.
-Hola Josep, ya ves, los animales están preparados para atacarme al menor movimiento, si me estoy quieta no pasa nada.
¿Puedes hacer algo?

-Lo intentaré, espera que miro por aqui.
-No tardes, contestó la gata.

Mi cabeza razona a mil por hora, hasta que lo vi, claro, podría ser.
-Monie, tengo una idea, estate tranquila, voy a poner estos grandes espejos delante de cada perro enfocandote a ti, lentamente, hasta que cada animal vigile tu imagen.
No te muevas.

Ya lo tengo, ahora pasaré una cuerda por la lámpara grande que tienes encima tuya, enróllatela en el cuerpo.
-Ya está, dijo Monie.

-De acuerdo, cuento hasta tres y tiro hacia arriba, tu salta a la vez, los perros se lanzarán contra los espejos y quedarán atontados, nos dará tiempo a escapar.
-Espero que si, dijo Monie.

-Uno, dos y...
Tres.

Monie saltó ágilmente hacia arriba ayudada por la cuerda y los perros chocaron contra los espejos.
-Corre vamos, sal rápido y cierra la puerta.

-Recuperemos el aliento.
-Por poco, menos mal, dijo Monie, bueno ahora nos toca encontrar a Xavi y María.
-Sigamos pues.
En la otra habitación estaba ella.

Dormida sobre una gran urna transparente, rodeada por un lago de agua, dentro se movían unos peces nada amables, en uno de los extremos había una báscula, tenía marcado cincuenta quilos. Dentro de la urna podia verse un gas flotando que no presagiaba nada bueno.
-Espera, Monie, sigamos, busquemos primero a Xavi.
-De acuerdo, entre tres será más fácil rescatar a Maria.
La siguiente estancia estaba muy iluminada, allí se encontraba Xavi, tocaba una pequeña flauta y estaba rodeado por seis serpientes de cascabel, todas concentradas en su música.
-Ya lo entiendo, dijo Monie, las serpientes no le atacan mientras suene la música,
¿Cómo podremos liberarlo?
-Creo que tengo una idea, le contesté, esta es una casa grande y vieja, seguro que tiene ratones y tu eres una gata, venga te toca cazar.

Monie no tardó en conseguir su botín, unos cuantos roedores.

-Xavi, escúchame atentamente, hemos metido los ratones en una bolsa, en cuando los echemos por encima tuyo, distraerán a las serpientes, tu eres atlético, te toca saltar cuanto puedas y salir rápido del círculo.
¿Estas preparado ?
Xavi asintió con la cabeza.
Los roedores cumplieron su trabajo, algo muy apetitoso para las serpientes. Xavi saltó y nos alejamos lo suficiente.
-Espera, necesitamos una para protegernos, la bruja debe andar cerca.
Con una bolsa vieja y un palo largo, conseguimos atrapar una serpiente, la cerramos y salimos de allí.
Volvimos a la estancia donde estaba María.
-Fíjate bien, dijo Xavi, realmente no existe el agua ni los peces, son solo una proyección con cámaras desde el techo.
-Tienes razón, podemos acercarnos a ella, pero esos gases dentro de la urna no parecen muy buenos.
-No, siguió Monie, ya lo entiendo, la báscula da el peso de María, es justo lo que aguanta cerrada la urna, si la despertamos y se levanta, los gases escaparan y estamos muertos.
-¿Se te ocurre algo? Dijo Xavi.
-Estoy pensando.
Pero, allí hay arena, fíjate, en ese patio.
-Si, dijo Xavi y unos sacos.
-Monie, ¿tu cuanto pesas?
-Ahora diez quilos, dijo ella.
-De acuerdo, Xavi llena cinco sacos, usando de contrapeso a Monie.
El chico llenaba los sacos, casi exactos de peso.
-Creo que se como podemos hacerlo.
¿Ves aquella cuerda gruesa?
-Si dijo Monie.
-Esta bien, la engancharemos en la lámpara, es grande y aguantará, ata los sacos en ese extremo, yo dejaré caer el peso, lentamente, tenemos que coordinarnos.
Cuando estemos a punto, Xavi, coges en brazos a María y yo dejo la arena, tenemos que hacerlo juntos.
Venga.

Xavi se preparó, al momento de levantar a la chica, los sacos ocuparon su sitio.

-Ufff, menos mal, el peso está muy bien.

Mientras Xavi con María en brazos, aprovechó para besar sus labios, amorosamente, con mucha suavidad y ella despertó.
Sus ojos brillaban a la luz de los focos, sus miradas se entrecruzaron.

-Bien, bien, chicos, ya tendréis tiempo luego, recordar que la bruja nos espera.
Seguimos buscando.
La siguiente estancia era muy oscura, cuando adaptamos la vista, se veían unos grandes ventanales y en el medio una figura siniestra, se oyó la voz de la bruja.
-Os estaba esperando, habeis tardado mas de lo que pensaba.
JAJAJAJA.
Pero ahora acabaré con todos juntos.
La bruja se incorporó y levantó los brazos, pero no esperaba nuestra reacción, ya lo habíamos preparado al entrar; 
María saltó hacia un ventanal y Xavi al otro, a la vez abrieron las grandes hojas, iluminando la estancia con una fuerte claridad del sol, mientras todos usamos las gafas para protegernos, esta vez estábamos preparados, Monie saltó sobre ella, quitándole, con el golpe, la varita de madera que empuñaba, y aprovechando su ceguera momentánea, conseguí embutirla dentro del saco, con la serpiente dentro, esta hizo su trabajo, la mordida fue mortal y la bruja cayó al suelo al instante.
Los cuatro pudimos ver como su cuerpo se convertía en ceniza y volaba con la suave brisa exterior.
Todos suspiramos aliviados, nos abrazamos.

-Maria, tus tíos te están esperando, pero Xavi no te dejará sola, creo que os irá bien.

Monie, tu y yo tenemos que volver a casa, y sobretodo mira donde te metes la próxima vez.