26 may 2013

Celeste.


Celeste

Anoche, mientras acariciaba mi gata Monie, acurrucada en mi regazo, me explicó esta fantástica historia, que vivió en una de sus siete vidas. 
Ya se que pensais, Monie no habla, no, se comunica mentalmente conmigo.

Era una mañana de verano, con un sol resplandiente, Celeste decidió acercarse a la playa, era joven y con ganas.
Estaba en esa edad donde aún no tienes nada vivido, pero mucha experiencia. Vivia sola y muy a gusto. Se lo permitia su bienestar. Tenía una familia aposentada economicamente y estaba buscándose a si misma. Celeste decidió acudir a una pequeña playa naturista, para ponerse morena entera y no tener esas estridentes marcas del bikini.
No había nadie
Decidió tumbarse cerca del agua, estiró la toalla, se quitó el top que llevaba y el mini pantalon tejano. Se puso crema por todo el cuerpo. Poco después llegarían más personas. 
Una pareja se acomodó en la otra punta, un joven se acercó a ella.
Observó el estado del agua, dejó caer su toalla cerca y  se quitó la camiseta, dejando ver todos sus músculos. A continuación se deshizo del pantalón, tipo bañador, Celeste, con disimulo, agudizó la vista, el chico no llevaba nada más. Pudo ver que estaba bien equipado e iba depilado. 
Los músculos se perfilaban en su cuerpo atlético.
El chico se metió
rápidamente en el agua, nadó un poco y al salir, mojado y a la vista de Celeste, se tumbó en la toalla. Mientras ella lo observaba, le sorprendió como se acercaban desde el cielo, varios hombres en parapente.
Celeste sabia que era zona apta para practicar kitesurf y parapente, pero no habia visto nunca tantos juntos allí.
Al instante y sin poder reaccionar, los hombres tomaron tierra, rodeando a Celeste y aquel chico. 
Les lanzaron una red para inmovilizarlos.
Celeste, mientras gritaba de miedo, vio a los hombres con unas máscaras doradas.
Solo notó que la rociaron con un spray y todo se oscureció. 
No oia nada ni veia nada. No podia moverse. Estaba muy asustada.
Abrió los ojos, lentamente, le pesaban y tenía dolor de cabeza. 
Estaba encerrada en una jaula dorada, aunque  podía salir entre los barrotes, seguía desnuda, pero la temperatura era buena, no tenia frío. 
Enfrente había otra jaula igual y dentro aquel chico de la playa, aún aturdido. 
En su cabeza resonaba una voz.
-Ayúdame, llegó a entender. 
Pero... Quien?
-Quien me habla, dijo Celeste, mirando a su alrededor. 
-Soy yo, volvió a oir en su cabeza. Estoy en la jaula de oro, me comunico contigo así, resonó en la cabeza de Celeste, para que nadie mas pueda oírnos, no hables, solo piensa, yo te escucho.
Celeste no acababa de entender nada. 
Pero, le dijo.
-Yo puedo salir de esta jaula sin problemas
-Claro, le contestó el chico, tu eres humana, pero ellos no lo saben. 
-Cómo? Humana? Ellos? Esto es una broma de la tele?
-Antes de volverte loca, y si me ayudas a salir, te lo explico.
-De acuerdo, contestó Celeste.
-Mira me llamo Larry, pertenezco a una pequeña colonia, vinimos de un planeta cercano al tuyo, la guerra allí nos obligó a emigrar, siempre hemos sido pacíficos, somos iguales a vosotros en casi todo, pero nuestra mente está más evolucionada, nos comunicamos de forma telepática, la única diferencia física es un apéndice que tenemos continuando el hueso sacro, vosotros lo perdisteis antes, pero lo disimulamos para convivir aquí. 
Todo iba bien, hasta que un pariente mío decidió meterse en política y beneficiarse de eso. 
Se destapó y los militares nos buscan para estudiarnos.
Saben que el Oro nos paraliza, por eso estamos en estas jaulas.
Tu puedes ayudarme, eres humana y no te afecta.
Celeste lo pensó y le dijo.
-Si te ayudo, quien me asegura que luego no tendré problemas. 
El le contestó.
-Si no me ayudas, a ver como les convences que eres humana. Te haran mil pruebas para estudiarte antes de descubrirlo. Celeste aún sin convencimiento, decidió ayudarlo. Salió de su jaula, abrió la otra y abrazando a Larry, consiguió sacarlo de allí, mientras salían de la habitación, Larry le explicó que los habían encerrado solos, en una nave, muy cerca del mar. 
Los militares no se preocupaban porque sabían que el oro los inmovilizaba.
Pero ahora venia lo más difícil, salir de allí.
Celeste tendría que confiar en el. La única manera posible era saltando al mar. La nave estaba en una isla artificial en medio del océano, por eso los habían dormido, para trasladarlos.
Al saltar al mar, los rescatarían sus compañeros desde el fondo. 
Celeste, no sabia la razón, pero confiaba en el. 
Y al llegar al límite de la isla, saltaron al mar. 
Larry la abrazó y la arrastró al fondo. 
Celeste se asustó y pensó que todo se acababa allí, ahogada.
Mientras perdía el conocimiento, Celeste notó como los labios de Larry se tocaban con los suyos y, por segunda vez su mente dio paso a la oscuridad. 
No podía ser, al final moriría sin haber vivido la vida casi. 

Noto movimientos y se despertó, estaba en una cama, la luz era artificial, se incorporó y al asomarse por la pequeña ventana, sorprendida, entendió que estaba en el fondo del océano, una luz iluminaba el exterior y los peces se movían alrededor. 
Bonita vista, unos minutos estuvo observando absorta la impresionante ventana. Hasta que Larry entró con dos personas más y le dijo
-Celeste, estos son mis padres y parte de la colonia, vivimos aqui en el fondo del mar, para estar tranquilos, somos unos cien. Pero no tenemos descendencia, no lo entendería nadie. Sin embargo, tu me has ayudado y para
agradecértelo, serás la madre de mis hijos y podrás ser feliz aqui con nosotros. -Como? exclamó Celeste, yo quiero volver a mi casa, con mi familia, no quiero tener hijos y menos contigo, sin conocerte. No puede ser, lo siento.
Larry le tapo con su mano la boca y no dejó seguir hablando a Celeste.
-Ya está decidido y empezaremos mañana, descansa.
Sin casi moverse, Larry levantó los brazos y la trasladó levitando a la cama de nuevo, Celeste quedó dormida.
Al despertar a la mańana siguiente, Celeste no pudo con su asombro. Estaba de pie, enfrente de ella habia un tronco humano, con la barriga hinchada, parecía embarazada, con unos brazos sueltos y las piernas en el suelo, no entendía nada. 
Pero al mirar hacia abajo, vio que era su cuerpo, ella solo tenia la cabeza y estaba apoyada en una almohada. No podía gritar, no salía ningún sonido de su boca. Oyó a Larry.
-No te preocupes solo usaremos tu cuerpo, lo fecundaremos varias veces para que los nuevos miembros puedan crearse. A ti te pondremos uno nuevo, como tu quieras, más esbelto, mejor. 
En tu mente implantaremos un chip que te ayudará a entenderte con nosotros...

-NO, intentó gritar Celeste, pero no salió ningún sonido. Entonces notó como taladraban su cabeza, le estaban implantando el chip.
Una luz intensa empezó a deslumbrarla. 
Consiguió abrir los ojos, los rayos de sol le penetraban las pupilas. 
-Dónde? Se preguntó.
Celeste atinó a ver que estaba en la playa naturista,  el sol brillaba en el cielo azul. 
Al lado estaba aquel chico
Se habia dormido. 
El chico se acercó y le preguntó si estaba bien.
-Si, si dijo Celeste, siento haber gritado.
-Vimos que te habías dormido, tuviste una pesadilla, verdad? Le preguntó el.
-Si, contestó Celeste. 
-Mira, si quieres, le dijo el chico, mi novio está allí, es médico, le digo que te eche un vistazo. 
-No, no tranquilo, le contestó Celeste, estoy bien, habrá sido un poco de insolación, me voy a casa. El chico volvió a su toalla. Y al girarse, ella lo miró.
Algo colgaba ligeramente del hueso sacro del chico. Era una cola, pequeña y cortita. 
-Lo era? se preguntó Celeste. O fue el sol.
Decidió vestirse rápidamente y salir corriendo de aquella playa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario