Lili se miraba en el espejo, a punto para ir a trabajar, recién levantada y saliendo de la ducha matinal.
Observó esas pequeñas arrugas bajo los ojos mientras pensaba.
-Ya va siendo hora que arregle mi vida. No hay manera de encontrar un hombre que me acepte y me devuelva la chispa para vivir feliz, además quisiera tener algun hijo ya, la edad empieza a dejarse notar, mis treinta y alguno, jajaja, me empiezan a pesar, si consiguiera un novio rico podría dejar de trabajar en esa oficina asquerosa y aburrida, llena de viejos y vagos.
Mientras se acercaba al espejo para mirarse bien, tropezó con algo que había en el suelo y se dió un golpe muy fuerte, cayendo al suelo.
Despertó dolorida, se levantó viendose una pequeña herida en la frente que se curó rapidamente, mientras maldecía su caida.
Se perfumó como siempre y salió a la calle para ir a trabajar.
Al bajar las escaleras quedó sorprendida.
-Debe ser el golpe, pero hubiera jurado que las escaleras siempre habían girado a la derecha.
Salió a la calle, se acercó a la parada del Bus.
-Debo estar trastornada o estos buses son nuevos.
Espera, pero si circula por la izquierda.
No entiendo nada.
Llegó a la oficina y al entrar, una secretaria salió a su encuentro.
-Buenos dias Lili, su agenda está a punto en la mesa de su despacho, oía que le decía, café capuccino como siempre?
Ella asintió sin entender nada, como? pensaba, capuccino? si a mi me gusta el café solo, largo y sin azucar.
Pero decidió esperar acontecimientos.
Entró en el despacho y su nombre brillaba en la mesa.
-No puede ser, cuando me has ascendido, pero no tuvo tiempo de pensar nada mas, la secrerataria entró al momento.
-Lili. Recuerde que hoy tiene la comida con su marido y luego sus hijos vendrán con sus compañeros para la visita anual a la oficina.
Esto ya la alertó demasiado.
-Pero, mi marido y mis hijos? Que estás diciendo?
-Tiene algun problema hoy? Le preguntó la chica.
-Noo, no lo se, déjame sola a ver si me espabilo.
-Si, pero recuerde que Jym vendrá en un rato para su clase personal.
-Siii, si, de acuerdo, contestó Lili sin entender nada aún.
Se sentó en la mesa y vió la tarjeta transparente con su nombre, estaba al revés.
No podía ser.
Abrió la agenda y no podía leer nada, estaba escrito, si... Al revés.
Como? Se preguntó, salió corriendo, se cruzó con la secretaria y le preguntó;
-El lavabo, por favor?
-alli, al fondo, donde siempre.
Entró, vió el espejo, se acercó y...
Nada.
No había reflejo.
-No puede ser, no tengo reflejo.
Tocó con la mano pero era un espejo normal, se reflejaba todo el resto de la habitación, pero ella no.
Salió corriendo, de nuevo a su despacho y al entrar había un hombre.
-Quien eres tu? Preguntó.
-No juegues conmigo Lili, sabes de sobra quien soy, venga, cierra la puerta, túmbate aquí que te daré tu masaje diario y el extra.
Lili pensó que un masaje no le iría nada mal, se tumbó y se dejó llevar.
El hombre espezó a desnudarla, la untó con sus aceites y la masajeó relajadamente.
-Estas mejor ya?
-Si, contestó Lili.
-Bien, date la vuelta.
Ella lo hizo, las manos del hombre se esforzaban en relajarla, el aceite caliente ayudaba en el momento.
Sin darse cuenta estaba totalmente desnuda y la experiencia del hombre hicieron que el placer fuera en aumento.
Lili no podía explicarse como ese hombre con sus manos le estaban proporcionando tanto placer. El orgasmo se
alargó como nunca, la intensidad era tal que Lili no sabía si soñaba o se estaba muriendo. Hasta que despertó.
Estaba sola en el sofá del despacho, desnuda.
Se vistió al momento, volvió a la mesa y comprobó de nuevo su agenda, seguía al revés.
Empezó sus cábalas. Todo empezó con el golpe en el espejo.
-Y... Pensó; si hubiera pasado al otro lado del espejo con la caida, todo esto tendría explicación, las escaleras al revés, el autobús circulando por la izquierda, la falta de reflejo en el espejo, claro estoy al otro lado ahora.
Oyó la llamada de la secretaria.
-Lili, su marido la espera para comer.
Ella pensó que la única manera de volver era intentar saltar de nuevo a traves del espejo de su casa, pero la oportunidad que tenía de vivir otra vida le tentaba mucho, aqui era jefa, tenía marido, hijos y encima ya había conseguido el mejor orgasmo de su vida.
Pues decidió, vivir un poco más esta nueva experiencia.
Salió y un hombre la esperaba, alto, bien parecido, muy amable. Casi como lo había soñado siempre.
El le dijo.
-Venga amor mio, hoy para celebrar nuestro aniversario iremos a comer a tu restaurante preferido, te he pedido el plato especial.
Ella sonrió.
-La verdad, pensaba, cada vez me gusta más esta vida.
Entraron en el comedor, el camarero los llevó a un pequeño rincón. Les sirvió una copa de vino.
El hombre sacó una pequeña cajita del bolsillo mientras esperaban la comida.
-Toma, le dijo, tu regalo, no puedo esperar mas.
Ella, mientras abría la pequeña caja, se disculpó.
-Lo siento, el mio aún no está a punto.
-No te preocupes cariño, esperaré a la noche, le contestó el.
Como Lili había imaginado, era un bonito y caro anillo que ajustaba perfectamente en su dedo corazón de la mano izquierda.
Brindaron.
El camarero les acercó el plato.
-Ensalada fria de langosta regada con albariño y salsa romesco a la sal del océano, les dijo.
Lili pensó que nunca había comido langosta, pero decidió vivir intensamente esta nueva vida.
-Está deliciosa, dijo Lili.
-Como siempre que venimos, contestó el, luego felicitaré al chef.
Al acabar la comida se despidieron hasta la noche.
Lili volvió a la oficina, alli la secretaria le recordó que en unos minutos llegarían sus hijos con los compañeros de clase.
Ella se alegró mucho, tenía muchas ganas de conocerlos.
Entraron de forma ordenada, eran unos veinte, mientras les enseñaban al resto como trabajaban alli, sus hijos fueron a su oficina.
Quedó impresionada
Oyó;
-Mamá, mamá.
Al girarse vió un niño y una niña de unos ocho o diez años, muy guapos, elegantes y educados.
La saludaron efusivamente con abrazos y besos y continuaron su gira con los compañeros.
Lili reía, lloraba, era feliz, muy feliz. Como podía tener esa vida al otro lado del espejo. Pensaba.
Acabando la jornada, se despidió de sus compañeros y volvió a su casa. Está vez en taxi, se lo podía permitir, pensó.
-Nunca me acostumbraré a conducir por la izquierda, meditaba, en el coche.
Entró en casa, era igual que la suya, no había nadie aún.
Una duda la atormentaba, se acercó al baño, estaba el espejo, seguía sin ver su reflejo. Se acercó más para tocarlo, pero volvió a tropezar, golpeandose de nuevo en el.
Despertó con una herida en la frente, se curó, miró al espejo y alli estaba su imagen.
Maldiciendo, salió a la calle, las escaleras eras normales, los coches circulaban por la derecha, a pesar que era ya tarde, decidió acercarse a la oficina, en bus, su cartera estaba vacia de nuevo.
Entró, estaba como siempre.
Solo dos viejos verdes quedaban trabajando, que la piropearon y la invitaron a quedarse haciendo extras con ellos.
Lili salió corriendo.
-Que asco, pensó.
Volvió a su casa llorando, --No puede ser, yo quiero tu vida, le dijo a la imagen del espejo.
Mientras lo tocaba, lo golpeó con fuerza, rompiéndo.
La sangre borboteaba por su brazo.
Corrió hacia la habitación, allí tenía unas vendas, cuando llegó oyó una voz.
-Amor mio, que te ha pasado, tienes una herida y mucha sangre, ven que te curo, antes que vengan los niños y se asusten.
-Siii... Si. Dijo Lili.
-Con que te has golpeado? Preguntó el.
-Con el espejo del baño y se ha roto.
-Tranquila, mañana pondré uno nuevo. Acomódate aqui, mientras vienen los niños, la cocinera ya prepara la cena. Descansa.
Lili reía y lloraba. No sabía como pero estaba al otro lado...