10 ene 2014

Nada por aqui, nada por allá...

Dominós estaba en plena función, era un mago venido a menos por la crisis, pero aún mantenía sus bolos para poder vivir y comer.
Esa noche en el pueblo causó sensación, el teatro estaba lleno, unas trescientas personas habían acudido.
Y ahora tocaba el número especial, su ayudante sacó un armario, el se dirigió al público y amablemente pidió un voluntario, todos reían nerviosos.
Héctor, uno de los más ricos y dueño de la fábrica que alimentaba a la mayoría de ciudadanos, sintió un pinchazo, era su mujer que pellizcandole, consiguió levantarlo de la butaca. El mago se fijó en el y lo llamó.
El hombre un poco avergonzado accedió a subir al escenario, se reiría un rato y a la vez, pensó, aprendería algún truco de magia.
Sin darse cuenta, Dominós lo introdujo en el armario, cerró la puerta, no sin antes dejar una mano fuera y su cabeza a la vista. Tumbó el armario en el suelo, sobre unas ruedas.
Héctor se reía mientras miraba al público de reojo.
La chica que ayudaba al mago cubrió el armario con una tela negra brillante y se paseó sonriendo, mientras enseñaba una larga sierra metálica al público, dejando que varios espectadores la tocaran, para asegurar que era auténtica.
Luego devolvió el instrumento al mago.
Este puso encima del armario un melón grande y lo cortó sin ningún esfuerzo con la sierra, dando un trozo de fruta a Héctor, que lo probó entre risas del público.
Después sonaron los tambores y la música subió de volumen.
Entre gritos de los asistentes, serró, por el centro, el armario con Héctor dentro.
Todos estaban expectantes.
Separó en dos el mueble, por un lado la cabeza de Héctor sonriente mientras movía la mano.
Por el otro los pies.
Aplausos y risas procedieron al movimiento circular de las dos piezas separadas.
Después Dominós recompuso el armario, al juntarlo, tiró fuerte de la sierra hacia arriba que seguía encajada y...

Todo el mundo gritaba.
Un charco de sangre brotaba, ensuciando el escenario.
El mago pidió calma, la gente quedó muda.
-No pasa nada, esperar, tranquilos, esto es magia. Dijo.
Al levantar el mueble y proceder a abrirlo, el cuerpo de Héctor, se desplomó en el suelo.
-LLAMEN A UN MÉDICO, grito Dominós.

La policía entró y desalojó el teatro.
El forense declaró la muerte de Héctor, le habían cortado la yugular con una hoja cortante.

El comisario se hizo cargo de la investigación. Reunió a los posibles sospechosos, mientras esposaban al mago y lo encerraban a la espera de la resolución.
Alex, el jefe de la policía empezó a investigar quien pudo matar a Héctor, el armario fue desmontado, pero no encontraron nada.
Como empresario tenía muchos enemigos pero que pudieran acceder al momento de estar en el mueble y matarlo reducía mucho los sospechosos.
Alex llamo a la esposa, Juana para ver si podía aclarar alguna cosa, de hecho ella fue la que empujó al empresario para que saliera al escenario y la mayor beneficiaría después del asesinato. Pero observaron que no tuvo ninguna opción ni interés, no se movió del asiento durante el espectáculo.

El policía también investigó posibles sospechosos que pudieran estar en contacto con el armario las horas previas, pues pertenecía al mago.
Un carpintero, Lino tuvo que pulir una pequeña muesca y ajustar la puerta, el día anterior y fue avisado, aunque su coartada era, al igual que la mujer de Héctor, inmejorable.
Estaba entre el público mientras degollaban al hombre.

Otro de los posibles sospechosos era el herrero, Alberto, el mueble chirriaba un poco y el mago le hizo repasar las bisagras, el día anterior, pero también formaba parte del público asistente.

Cada vez Alex, veía más claro que era un caso muy preparado y difícil de descifrar y lo comento con el comisario, este en vista de la complicación, mientras el seguía su investigación, llamó a la policía especializada.
Sin embargo Alex descubrió más sospechosos, coincidía que un guarda de seguridad, la noche anterior vigilaba los instrumentos del mago, entre ellos el famoso armario y tuvo acceso después del asesinato al escenario.
Pudo interrogarlo, sin poder ver ninguna conexión, además cuando el hombre subió al lado del mago, Héctor ya estaba muerto.
Solo otro sospechoso estaba relacionado.
Alex descubrió, porque en los pueblos todos hablan, un rumor.
La mujer del empresario Juana, tenía un amante.
Una mujer, Esther se había acercado al policía y le explicó la situación.
Poco después Alex lo llamó para investigar, su coartada era perfecta. Ni el día antes ni la noche del asesinato, el hombre, Carlos, estuvo en el pueblo, su trabajo de comercial de una multinacional lo habían llevado lejos de allí, esa semana.
El único culpable, era el mago, determinó Alex, sin poder demostrar como pudo degollar al empresario.

Dos días después, llegó la policía científica y especializada, era una mujer, se llamaba Carolina.
Empezó a investigar los hechos, siguiendo paso por paso las líneas trazadas por Alex.
Y descubrió un pequeño error, el policía olvidó a la azafata del mago.
Era una chica guapa, podría haber tenido algún encuentro con Héctor no deseado y pudo reaccionar así, tenía acceso al armario, antes y durante el espectáculo.
Carolina detuvo a Anna, la ayudante del mago.

Declaró presuntos culpables a la chica y al mago.
La última reunión entre la policía científica y Alex, ya les dejó claro que sería difícil imputar a nadie.
Ni el mago, la chica o la esposa tenían motivos reales.
Pero además quien matara a Héctor tuvo que actuar rápido entre el público a la vista de todos.
Aunque nadie vio nada.

El juicio se celebró, el jurado escuchó a los abogados y concretaron que ninguna prueba fehaciente era válida para declarar culpables.
El corte del cuello no pudo realizarlo Dominós sin ser visto y Anna no tuvo ninguna opción, siempre estuvo cerca de la escena, pero no en contacto.


El mago y su ayudante salieron libres sin cargos.
Se decidió un asesinato sin culpable conocido.
El caso se cerró mientras no hubiera más pruebas.

Carolina no recordaba ya el caso, habían pasado veinte años, cuando sonó el móvil.
-Quien es?
-Soy Alex, quisiera hablar con usted.
-Alex, quien?
-Recuerda el caso del mago asesino que quedó sin resolver hace bastante tiempo?
-Ahh!! Si, si. Pero no pudimos descubrir al culpable, el suceso está archivado.
-Yo soy el policía que lo investigó y puedo decir con seguridad, después de mis últimos descubrimientos, quien mató al empresario y como lo hizo. Quiere saberlo?
-Claro, contestó Carolina, aunque ya no pueda hacer nada, siempre me quedó la duda de saber como fue.
-Venga a esta cafetería, en una hora nos vemos.
-Allí estaré. Contestó ella.

Carolina entró en el bar, se sentó en la barra, al instante un camarero se acercó.
-Es Carolina, le preguntó.
-Si, respondió ella.
-Pase aquel salón, la están esperando.
La mujer entró en la estancia, una pequeña habitación con una mesa y varias sillas, las paredes estaban forradas de moqueta negra y una pequeña luz iluminaba tenuemente.

En la mesa, un hombre la esperaba.
-Buenas tardes y gracias por venir. Escuchó que le decía.
-Muy buenas, aunque estoy sorprendida, quiero conocer la historia, si puede demostrarlo.
-Si claro. Dijo el. Quiere tomar algo? Va a ser un poco largo de explicar.
-Si, contestó Carolina, un gintónic estaría bien, hoy no trabajo.

El camarero les sirvió las copas y abandonó la estancia.
Alex empezó su relato.

-Después de muchas pesquisas y horas pude descubrir esto y creo que la sorprenderá más aún, cuando lo escuche. Dijo el.
-Estoy ansiosa por conocerla, dijo la mujer.
-Está bien, todo empezó con un truco de magia.
Héctor y Juana no se llevaban bien, el estaba cansado de su vida y ella de su relación, pero nunca hubiera aceptado una separación.
En un viaje del empresario a la ciudad, reconoció al mago,  habían coincidido en la universidad y recordaron viejos tiempos.
Héctor explicó su situación a Dominós, sabía que su mujer tenía un amante, y el también, no vivían juntos, pero la empresa funcionaba tan bien que no les importaba.
El mago le propuso un trato, matarlo.
El asesinato basado en un truco de magia les conseguiría muchas ventajas.
De hecho, luego comprobado, todos salieron ganando.
Y empezó el plan.
Dominós preparó su espectáculo.
Todos hicieron su papel. El amante de Juana se ausentó esa semana, ella hizo que Hèctor  se levantara para ser elegido por el mago. Todo el pueblo estaba en la función, porque el empresario no cobraba entrada a sus trabajadores, llenando el teatro y consiguiendo las coartadas necesarias.
El día anterior a la función, el mago descargó sus utensilios.
Con suerte, encontró un vagabundo y lo invitó a comer.
Por la tarde convenció al pobre hombre para probar el armario.

El truco conseguía, al entrar el hombre y tapar con la tela el mueble, que al tumbarlo, unos pies postizos salían por un lado y obligaban a bajar por debajo el cuerpo, quedando libre el centro del armario para que pasara la sierra.
Al unir de nuevo las dos partes y tirar de la herramienta una fina lámina cortaba la bolsa de sangre y desparramaba todo su contenido por el suelo.
-Pero, entonces no hubo muerto? Yo vi las fotos que se hicieron del cuerpo. Preguntó ella sin entender la situación.
-En la prueba con el mendigo se usó la bolsa. Continuó Alex
Por eso, luego el carpintero tuvo que disimular las grietas de la madera donde iba la daga y el herrero limpiar las bisagras de sangre, para el espectáculo.
Los dos debían dinero a Héctor y a cambio de saldar la deuda, cumplieron su papel.

La noche de la función, Héctor entró en el armario, la cuchilla hizo su labor y el asesinato se consumó.
-Entonces el asesino fue el mago? Preguntó Carolina.
-No, la verdad que el truco fue mucho mejor. Dijo Alex.
-Ahhh, continúa, pues.
-Si. Cuando acabó el juicio sin culpables, todos se beneficiaron.  Juana que era libre y dueña de la empresa, pudo aplicar sus ideas y quedarse con su amante. El mago se hizo muy famoso por el incidente, todo el mundo quería ver si mataba a alguien más. Y siempre llenaba en sus funciones. El carpintero y el herrero limpiaron sus deudas.
Pero aún faltan dos personas.
Una el guarda jurado que protegía el armario.
La noche anterior solo tuvo que hacer su labor, pero por un poco de dinero y trabajo seguro en la fábrica, el fue quien hizo desaparecer la única prueba.
Al desplomarse Héctor en el escenario, se acercó al armario y mientras la acción se situaba en el cuerpo, arrancaba la daga que degolló al empresario y la hizo desaparecer.
-Pero sigue apuntando todo al mago. Volvió a interrumpir Carolina.
-Ya te dije que todo es un truco de magia. Dominós nos hizo creer a todos que Héctor se había desangrado. El forense que certificó su muerte, también estaba dentro. Tenía una historia personal complicada, el empresario descubrió sus aventuras con chicos jóvenes y le obligó, a cambio del silencio a firmar la defunción.
-Entonces, no hubo muerto?
-La verdad que no. Todavia, Héctor solo hizo su papel, luego pudo desaparecer con su amante, que si no lo has adivinado, era...
-Si. Claro. Dijo Carolina, la ayudante del mago, verdad?
-Exacto, respondió Alex.
Ahora son muy felices juntos, lejos de aquí y con parte del dinero de la fábrica.
-Cada vez lo veo más claro todo, aunque no entiendo tu papel en todo esto Alex.
-Pues, todos ganamos.

En aquella cita entre Héctor y Dominós en la ciudad, también estaba yo, era un gran amigo de los dos, en tiempos universitarios.
Si todo se ataba bien, y no podían demostrar nada, mi
Jefe en la policía, el comisario, perdería su ascenso y yo tendría opciones, como pasó después.
-Todos ganabais, claro. Continuó Carolina. Pero porque explicarme todo esto ahora.
-Porque el truco de magia aún no ha acabado, esta es la última parte. Falta el muerto...

El cuerpo de Alex se desplomó en el suelo y tras el apareció el mago.
Con una varita mágica dio dos vueltas sobre la cara de Carolina y esta se desvaneció.

El camarero se acercó, recogió el gintónic y limpio todo.

Alex se levantó, se abrazó con el mago.
-Bien, ya está.
En ese momento entró Héctor.
-Venga, rápido, envolverla en la manta, hay que meterla en mi tumba.
El veneno ha sido rápido.

Ya no hay rastros pendientes.
Todos ganamos.

Sacaron la botella de champan y brindaron.
Por la magia.








No hay comentarios:

Publicar un comentario