14 dic 2013

Quien sabe.

Ingrid se encontró de cara con el atracador, que ojos tan azules pensó, pero declinó comentar nada, abrió el cajón y puso todo el dinero en la bolsa, mientras vio como al guarda jurado que vigilaba lo habían atado y otro atracador abría la caja fuerte, el botín sería grande, todo parecía estudiado, acababan de descargan el camión blindado.
Los tres hombres encapuchados abandonaron rápidamente el banco.
Ingrid disparó la alarma.
La policía no tardó en llegar.
Tomaron declaración a todos y guardaron las grabaciones de las cámaras de seguridad.

Ingrid llegó a casa y con toda tranquilidad se preparó un gintónic, bien aromatizado.
Se desnudó, entró en la ducha y se relajó bajo el agua.
Al salir, sin nada de ropa se estiró en el sofá y degustó la copa, mientras repasaba los acontecimientos.

Recordó el día en que el policía de seguridad, en broma le confió su idea de atracar el banco.
Luego, casi sin saber como, las primeras reuniones con los otros tres hombres, un matemático experto, un ingeniero y Ángel, un seductor nato.
Ella se dejó llevar por su voz cálida y se convenció mirando sus ojos azules.
El atraco fue perfecto, estaba todo estudiado, ahora solo faltaba repartir el botín.
Pero el plan iba más allá, durante dos meses no se verían entre ellos.

A ella no podían acusarla de nada, disparó la alarma tarde por el miedo, al vigilante tampoco, pues lo sorprendieron. De los tres hombres no tenían pistas, no dejaron huellas, llevaban máscaras faciales y no tenían antecedentes, el robo perfecto.
Pero Ingrid sabía que la segunda parte del plan previsto sería diferente, pues Angel estaba a punto de llegar.
Ella saboreaba la copa, solo con una fina capa de perfume en el cuerpo.
Hacia poco que se conocían, pero eran la pareja perfecta.
El llegó, se abrazaron, no llegaron a la habitación, la ropa fue quedando por el pasillo y sobre la alfombra hicieron el amor apasionadamente.
Después de la satisfacción, tuvieron las buscadas confidencias de alcoba, donde Ingrid explicó su verdadero plan a Ángel.
Y decidieron ponerlo en marcha.

Pasaron los dos meses y llegó el momento de encontrarse todos para repartir el botín.
La habitación del hotel era confortable.
Estaban ya tomando una copa el vigilante y los dos atracadores, solo faltaban Ingrid y Angel.
Cuando sonó el teléfono.
Ingrid llorando al otro lado de la linea, les hizo entender que Angel estaba muerto.
Los tres hombres salieron corriendo a la dirección que les dio ella.
Al llegar, vieron la escena, al hombre lo habían acribillado, todo estaba lleno de sangre.
Ingrid lloraba mientras se explicaba.
Ella había quedado con Angel unas horas antes para reencontrarse y al llegar encontró el percal, llamándolos a ellos.
Todos se miraron, las dudas empezaron a crecer, pero se tranquilizaron al pensar que podrían repartirse más dinero.
Los hombres pensaron que habría sido ella y decidieron protegerse.
Aceptaron encontrarse al día siguiente en el almacén donde estaba guardado el dinero.
Cada uno tenía su llave y sin las cinco no podría abrirse.
Se despidieron.
Ingrid aceptó la invitación del vigilante para acercarla a su casa.
Llegó, se duchó, preparó su gintónic aromatizado y sin ropa se tumbó en la cama.
Entre sueños lo notó, la acarició, la besó y le hizo el amor. Quedó satisfecha y dormida.

Al dia siguiente tomó un taxi y se acercó al almacén,
El vigilante ya había llegado, sonó el móvil.
Era el otro atracador, entre gritos les dijo que el matemático estaba muerto y les dio la dirección.
Fueron y la escena era idéntica, el hombre estaba muerto y acribillado, la sangre manchaba toda la habitación.
El se explicó; Habían pasado la noche juntos en el apartamento, eran amantes, pero por la mañana había salido dejando al hombre dormido.
Los tres se miraron, el vigilante tenía claro que la asesina era Ingrid, mientras el otro hombre lloraba.

Decidieron continuar con el reparto, pues a más tocaban.
Mientras el ingeniero buscaba la llave necesaria en casa del matemático, Ingrid y el vigilante se acercaron al almacén, la llave de Ángel la guardaba el.
Al rato llegó el atracador con las dos llaves y pudieron abrir.
La habitación estaba vacía.
Todos quedaron sorprendidos.
Aunque encontraron una carta en el suelo.
Ingrid la abrió.
Era letra de Angel.

Como no se fiaba de nadie, en la carta explicaba, donde había colocado la caja fuerte con el dinero, que abrían las llaves.
Pero si el estaba muerto, como era el caso, tendrían solo cinco minutos para abrir, coger el dinero y salir corriendo, pues unos explosivos estaban escondidos en la nave, con una clave de desactivación que solo el tenía.

Los tres decidieron descansar un poco más antes de ir, recuperándose de los acontecimientos y relajarse para afrontar el problema de los explosivos.
Citándose, de muevo, para el dia siguiente.

Ingrid tenia una llave, el ingeniero tenia dos y el vigilante las otras dos.
Y se marcharon por separado,
La mujer no cambió su rutina, llegó a casa, preparó su gintónic aromatizado, se duchó lentamente y se acostó en la cama solo vestida con una fina capa de perfume.
El no tardó en llegar, entre sueños lo reconoció, hicieron el amor hasta extasiarse y quedó dormida.

Al día siguiente, Ingrid llegó en taxi a la nueva dirección, allí el vigilante esperaba.
Después de un rato sin noticias del ingeniero, decidieron llamarlo, nadie contestaba el teléfono.

Entonces, como no tenían opción de abrir la caja sin las llaves, decidieron acercarse a la casa del ingeniero, donde habían realizado todas las reuniones para preparar el robo.
Al llegar, vieron la puerta entreabierta.
El hombre estaba en la habitación, acribillado, la sangre teñía de rojo toda la cama.
El vigilante, observó las llaves encima de la cómoda, las cogió y animó a Ingrid a buscar el dinero, no sin antes, enseñarle una pistola, dando por hecho que ella era la asesina y dejando claro que a el no podría eliminarlo.

Un taxi los acercó al almacén.
La puerta estaba abierta.
Dentro, una caja fuerte los esperaba.
El vigante puso las cuatro llaves, y sacando la pistola, amenazó a Ingrid.
-Lo siento, le dijo. Gracias por facilitarme el trabajo, dame tu llave y despídete, pues desde el principio la idea fue mía y el dinero también.
-Lo se, contestó Ingrid, pero tal vez no ocurra tal como planeaste, solo gírate y verás que no estamos solos.
Al girarse el vigilante, comprobó que los otros tres atracadores estaban allí y le apuntaban con sus pequeños revólveres.
Quiso empuñar su pistola, pero los disparos atravesaron su cuerpo sin opción a defenderse.
Ángel abrazó a Ingrid.
Y le dijo.
-Ahora que el único posible problema está eliminado, recojamos el botín.
Lo metieron todo en el maletero del vehículo que los hombres habían traído.

Ingrid se puso al volante.
Subieron los hombres, pero al arrancar, Angel recordó que su movil habia quedado en el suelo del almacén y podían identificarlo con el muerto.
Entró de nuevo, para recogerlo.
En ese momento se oyeron disparos.
Ingrid chilló.
-Entrar ahi, a ver si el vigilante no estaba muerto. Les dijo.
Los otros dos hombres corrieron hacia la nave y entraron.
Ingrid, sacó del bolsillo un detonador, apretó el botón.
La explosión derrumbó todas las paredes, una gran bola de fuegos artificiales convirtió en ruinas toda la nave.
Arrancó el coche, una sonrisa se perfilaba en su cara.

Al rato se cruzó con los bomberos y la policía, facilitándoles el paso.

Llegó a su casa, preparó su gintónic, se duchó, perfumó y entró en la cama, solo con una fina capa de perfume.

Entre sueños, llegó el. Le hizo el amor intensamente, como nunca, al lado podía ver la maleta llena de billetes. Una sonrisa seguía perfilando su cara.

-Buenos días doctor, como ve hoy a Ingrid?
-Lo siento señora, su hija está ya en los últimos instantes de su vida.
-Pero, dijo ella, lleva unos días muy agitada e intranquila, no podría mejorar.
-No señora, la degeneración del cerebro por la enfermedad no tiene pausa, cada vez va peor, si es verdad, que estos últimos días una parte se niega a rendirse, hemos encontrado una alteración muy importante en sus ganglios basales, que produce una actividad extraña.
-Podía explicarse, doctor?
-Claro, su hija está viviendo gracias a esa parte del cerebro una realidad paralela, esta disfrutando de un sueño muy real. Pero solo durará unas horas, el resto ya no tiene actividad, lo siento mucho.
-Y, podría saber que esta viviendo? Si es feliz o esta triste?
-Quien sabe, contestó el doctor.

Las lágrimas de la mujer se desparramaron sobre el cuerpo de Ingrid.

Mientras ella conseguía el orgasmo más intenso de su vida, encima tenía a Ángel, cerca, muy cerca, el dinero.
Fuera llovía...


2 comentarios:

  1. Me has sorprendido......No esperaba para nada el desenlace, se que eso te gustara...jajajajajajajaja

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  2. Impresionante como siempre!!! Eres un genio... Menuda trama... Q desenlace... Sólo una mente como la tuya ( brillante) podría haberlo hecho así.... Enhorabuena

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