28 dic 2013

El sueño de Navidad

Lorena preparaba el desayuno, unos croissants recién hechos, acompañando una taza de chocolate caliente para cada uno.
Los dos niños, en pijama chillaban y jugaban esperando sentarse a la mesa.
Pedro tomaba el cafe, de pie, no tenía más tiempo, tocaba trabajar.
Lorena llamó a los niños con un grito, y justo al asomarse para hacerlo, su cuerpo se reflejó en el espejo.
Se miró, no se reconocía, estas fechas navideñas siempre le traían malas sensaciones y tristeza.

Hacia rato que Pedro se había marchado, los niños acabaron el desayuno y siguieron jugando en su habitación, estaban de vacaciones.
Después de recoger la mesa y poner en marcha el lavavajillas, Lorena volvió a mirarse al espejo.

Preguntando a su imagen como había cambiado tanto.
De joven era morena con un pelo liso, largo, muy brillante, un cuerpo adolescente delgado, estilizado, con unas caderas acordes, unos pechos turgentes, largas piernas fuertes de atleta y manos suaves.
La imagen que veia no recordaba nada aquella figura.
Los embarazos la habian cambiado, caderas anchas con unos grandes pechos, cara muy redonda, con las manos muy grandes.
Lo peor esa barriga que no podia disimular.
Ademas convencida por la moda, su melena se habia convertido en un pelo corto, rizado y teñido de rubio.
La verdad, no se reconocía.
No era ella.
Se entristeció.
Hacia meses que su relación de pareja se había enfriado mucho, los niños impedían muchos momentos.
No podía más.
Pero, donde ir? Se preguntaba.
Ella ya no tenía trabajo, no conseguía nada, el de Pedro solo daba para ir tirando.
Encima tenía que aguantar las relaciones familiares, en víspera de Navidad, su depresión aumentaba.
Ver a la familia junta, mientras todos eran felices y reían.
Ella solo quería morir.
Seguía preguntándose, donde quedaron aquellos sueños, su fuerza, su alegría.
Como pudo cambiar tanto.
Salió corriendo, se encerró en la habitación, se tumbó en la cama y lloró amargamente.
Daría mucho, todo, por ser como antes, por cambiar su vida.

Un golpe de viento, abrió la ventana, asustándola.
Se giró, delante suyo había un gato.
Después de la sorpresa inicial, se atrevió a empujarlo para que saliera de la habitación.
Pero el gato no tenía ninguna intención de hacerle caso.
Y mientras ella gesticulaba para convencerlo, el animal decidió pasar a la acción.
-Lorena, le dijo, he venido a buscarte.
-Como? Pregunto ella intrigada.
-Tu quieres vivir otra vida, siguió el gato, y puedo ayudarte.
Pero cada vez Lorena estaba mas intrigada y sorprendida, sin entender nada, siguió gesticulando para que el gato se marchara.
Justo, cuando retrocedía se reflejó de nuevo en el espejo.
Pero lo que vio, la dejó inmóvil.
-Eso te quería explicar, oyó que decía el gato.
-Que...?
Pero Lorena ya no escuchaba.
Solo miraba su reflejo.
Aquella niña con la melena larga, suelta.
Delgadita, con la sonrisa amplia. Joven, sin arrugas en la cara.
Y miró al gato.
-Estoy soñando, verdad? Le preguntó.
-No, contestó el animal.
Esta NAVIDAD has sido elegida para un experimento.
Yo soy un robot, y tu mente esta siendo dominada para que vivas una realidad paralela.
Tu marido ha pagado y pedido esta prueba, para demostrarte su amor. Te da una semana de felicidad, tu propia mente decidirà cada momento que quieres revivir. Y lo volverás a tener.
Cada minuto, cada segundo.
Luego todo volverá a la normalidad.
-Está bien, pero seguro que no es un sueño esto, siguió preguntado Lorena.
Tu eres un gato que habla, yo soy una cria, de nuevo...
Pero, pensándolo bien, no tengo nada que perder. Viviré el momento.
-Muy bien, dijo el gato.
Sigueme y disfruta de tu semana.

Lorena, acompañó al gato, hasta el parque próximo.
Allí comprobó como otras niñas y niños jugaban.
El animal le dijo:
-De acuerdo, empecemos por aquí, júntate con ellos y diviértete.
Ella se acercó, se subió en el columpio libre y empezó por hablar con las otras niñas.
Era feliz, como hacia mucho tiempo que no recordaba. Meciéndose plácidamente, riendo, mientras jugaba, sin importarle el tiempo transcurrido. No quería acabar.

Unas nubes fueron cubriendo el cielo, poco a poco la fina lluvia se convirtió en diluvio, todos se marcharon. Ella siguió al gato para refugiarse.

Al cruzar la calle, un coche paró al lado de Lorena, de un tirón, la arrastraron dentro, solo notó como le tapaban la cabeza y le ataron las manos.
Su mente empezó a funcionar al límite de sus posibilidades.
Y recordó;  El gato le dijo que la experiencia la controlaba su mente, pero esto era diferente, ella no quería.

Pasó un tiempo, hasta que el vehículo paró, ella tenía miedo, estaba en el cuerpo de una niña y la situación le superaba, quiso llorar.

Alguien con mucha fuerza, la arrastró a una habitación oscura.

Dentro había más gente. Le ayudaron a quitarse la venda de los ojos y deshicieron el nudo de la cuerda que le ataba las manos.
-No puede ser, dijo en voz alta.
Los tres ocupantes de la sala, se miraron intrigados, eran dos niños y otra niña.
-Tu quien eres? Le preguntaron al unísono,
-Vuestra madre, no me digáis que no me conocéis. Dijo Lorena.
-Nuestra madre? gritaron los tres a la vez. Pero si eres una niña.
-Lo se, continuó Lorena, bueno, de vosotros dos si, tu eres Laura y tu Miguel, pero a el no lo conozco.
-Me llamo Pedro, y no os conozco a ninguno, pero ellos si han dicho que son hermanos.
-Pues yo soy Lorena y no se como explicar todo esto.
-Pues tendrás que hacerlo. Ninguno aquí sabe que pasa.
Dijo Pedro, a mi me recogieron del colegio y me dejaron aquí y ellos ya estaban.
-Nosotros estábamos durmiendo en casa y al despertar, nos habían traído.
Dijeron los niños.
-De acuerdo, continuó Lorena, desconozco el propósito de todo esto, solo puedo explicar que un gato apareció en casa está mañana y me propuso una experiencia increíble, ser niña, de nuevo, por un rato, os quiero mucho hijos, pero necesitaba recordar la infancia y recobrar la alegría, así que acepté, pero todo se estropeó con la lluvia, hasta aparecer aquí.
-Ahora que hacemos? Preguntó Pedro.
Todos se miraron intrigados.

Un fuerte estruendo empezó a resonar en la habitación, empezó a girar y lentamente las paredes se movieron,
Poco a poco, se estrechaba el espacio.
Los cuatro se miraron, asustados.
-Mirar alli, dijo Laura. Hay una ventana en el techo.
-Sii, contesto Pedro.
Escuchar, juntaros todos aquí, subir encima mio, cuando baje el techo podremos escapar.
-Pero, no tendrás tiempo, las paredes no dejarán espacio, dijo Lorena.
-Hay que intentarlo, que Miguel suba sobre mi y vosotras sobre el, así llegaremos antes al techo y tendremos tiempo suficiente.
Las chicas escaparon las primeras, tal como bajaba el techo y se acercaban las paredes, Miguel accedió también a la ventana, en el último instante Pedro pudo saltar, los cuatro, mientras se felicitaban, observaron como se juntaban las paredes y el techo descendía totalmente, cerrando la ventana y el espacio.
Se abrazaron felizmente, estaban en otra estancia.
Una luz iluminaba el fondo de un pasillo. Allí fueron,

Entraron en otra habitación, en una jaula había un gato.
Lorena lo reconoció al instante, era el animal que esa mañana le prometió la experiencia.
Se acercaron.
-Explícame todo esto, le dijo.
El gato la miró fijamente y respondió.
-Sácame de aquí , por favor, no puedo decir nada, estoy tan sorprendido como tu.
Al ser liberado, el gato siguió hablando.
-Algo extraño debe estar paseando, esto no tiene nada que ver con tu aventura.
-Pero entonces, que podemos hacer? Preguntó Lorena.
-Sigamos investigando, dijo el gato.
Siguieron caminando hasta otra estancia.
Al entrar un perro grande, ladrando los asustó, se quedaron petrificados, era un doberman negro.
-Hola perrito, dijo Laura, que sin miedo, se acercó y acariciándolo, siguió hablando, siempre he querido tener un perro, pero mi madre, nunca quiso, bueno, si tu eres realmente mi madre, lo sabrás.
-Si, reconoció Lorena.
Miguel también se acercó al animal y los dos siguieron tocándolo.
Entonces el gato les dijo.
-Llevemos al perro con nosotros, nos ayudará si aparecen extraños.
Todos estuvieron de acuerdo.
La siguiente habitación estaba vacía.
Justo al entra, se cerraron las puertas. Empezó a girar y un agujero se abrió en el centro del suelo, que irremediablemente arrastró a los cuatro niños y los dos animales, haciéndolos bajar por un embudo, sobre un tobogán muy inclinado, que los depositó  a toda velocidad en un cajón lleno de paja. Cerrándose al instante.
Notaron como anclaban el recipiente y empezaron a volar, después descendió y quedó parado en el suelo.
Al rato, sin osar moverse, oyeron el pitido de una gran bocina, y empezaron a moverse, estaban navegando, era un barco,
El gato dijo.
-Empujar fuerte, a ver si podemos salir.
Miguel hablo entonces.
-Esperar, tengo una navaja, voy a intentar romper la madera.
-Que tienes una navaja? Preguntó Lorena, sin decirme nada.
-Ahora no eres mi madre, sino una niña, no tengo que explicarte nada. Dijo Miguel.
-Tienes razón, pero como salgamos de esta, tendrás que confesar muchas cosas.
Mientras se reían.
El niño abrió la caja y salieron.
Como habían adivinado, estaban en un barco.

-Esperar!!
Oyeron todos.
Se volvieron para saber de quien era esa voz tan ronca.
-Si, soy yo, el perro, me llamo Einstein.
Siento no haber hablado antes, pero me fue imposible.
El programa informático que me controla tenía un pequeño fallo. Os tengo que explicar.
Los cuatro niños y el gato se sentaron en círculo y esperaron ansiosos al perro. Que podría decirles, se preguntaban.
El animal empezó.
-Quiero poneos al corriente de esta aventura.
Como Isis, el gato, te contó Lorena, ibas a vivir una espectacular historia controlada por ti, aunque esto es experimental y la empresa que lo controla todo, decidió ir más lejos, pero primero, dejarme aclarar algo.
Entiendo que Lorena reconociera a sus hijos, pero no a Pedro, su marido, pues es un niño, y el causante de todo esto, el pidió a mi empresa la aventura. Lo que no puedo comprender, porque Pedro no reconoció a Lorena, después que ella si sabía que Laura y Miguel eran sus hijos.
-Pues, respondió el, no quería que Lorena me recriminará todo esto y decidí callar.
-Bueno, pues todo aclarado, creo, continuó el perro.
Sois vosotros cuatro. Como antes dije, mi empresa quiso ir más allá y propuso conseguiros una aventura familiar, no solo a ti Lorena, el resultado de la imaginación de los cuatro nos dará cada giro de esta historia, pero como todo es experimental, me hicieron entrar a mi, pues el gato no estaba al tanto de nada.
Además, con una salida posible, si todo se complicaba.
Llevo un cascabel en el cuello, si queréis acabar, solo tenéis que tocarlo con la mano y estar todos en contacto. Saldremos al instante de la aventura. Pero tener cuidado, pues si alguien se despista, podría no volver, claro que nadie puede aún decir que ocurrirá.
-Y ahora, que hacemos, dijo Laura.
-Yo propongo seguir la aventura, continuó Lorena. Ya que hemos pagado, hasta ahora me he divertido mucho, encima estamos todos juntos.
-De acuerdo, dijo Pedro. Sigamos, pero todos juntos por lo que pueda ocurrir.
Los cuatro niños y los animales continuaron caminando hasta salir al exterior del barco, allí el gato les hizo agacharse mientras decía.
-Tener cuidado, mirad la bandera, estamos en un barco pirata.
Pero no fue suficiente rápido alertando, porque los piratas ya los habían visto y saltaron las alarmas.
-Polizones, polizones a bordo.
Oyeron.
Al instante estaban rodeados.
-Quien sois? les preguntó el pirata.
Pero nadie dijo nada.
-No sabéis que decir? Siguió preguntando. Pues a los tiburones, aqui no nos gustan los desconocidos.

Sorprendidos los niños, salieron corriendo por cubierta, cada uno en una direccion diferente, esquivando a los piratas.
Mientras escuchaban al gato como les decía;
-No os separéis, no podremos volver.
Lorena quiso contestar, pero solo pudo ver como un pirata agarraba al gato y lo lanzo directamente al mar, mientras decía:
-Un gato que habla, no puede ser verdad.
El animal se hundió en el océano, sin remedio.
Mientras Einstein, el perro se dedicaba a morder tanto como podía.
Pero una red cayó desde el puesto del vigía, subido en una vela y lo atrapó.
Al instante entre dos piratas lo agarraron y lo lanzaron al mar también.
Lorena mientras se escondía vio como volaba el pobre animal y se hundía.

Ahora estaban solos.
Ella volvió al almacén interior, estaba lleno de cajas. Abrió una y su sorpresa fue mayúscula, eran armas.
Se dio cuenta que eran traficantes, tenían muy difícil salir de allí, además el perro que tenía el cascabel salvador estaba en el fondo.
Se escondió, pero una mano la sobresaltó, tocándola.
-No te asustes, escuchó, soy Pedro, tranquila amor, saldremos de esta, juntos.

Pero unos gritos llamaron su atención, eran los niños.
Los habían atrapado los piratas.
Escucharon una voz.
-Salir, no tenéis escapatoria, vuestros compañeros ya están aquí y servirán de comida para los tiburones.
Cuanto más tardéis, peor para vosotros.
Se asomaron sigilosamente, pudiendo ver como la red que contenía a los niños, se abría y caían al mar entre sollozos.

Lorena no pudo más, entre gritos e insultos salió en defensa de sus hijos, pero no pudo acercarse, la atraparon al instante.
En la lucha una gran daga de un pirata, la hirió gravemente, solo pudo ver, como caía al agua, se hundía.
No podía respirar, su sangre que brotaba intensamente, llamó la atención de los tiburones, que se acercaban peligrosamente.
Lloraba. Nunca pensó acabar así.
Comprendió lo que tenía y que estaba a punto de perder. Sus hijos, su marido, su vida.
Porque no seguir luchando por todo ello.
Pero sus esfuerzos eran en vano. No veía a los niños, Pedro no estaba, y el perro que tenía la salida de esta pesadilla había desaparecido.
Pensó que si todo era un sueño, despertaría pronto.

Cada vez perdía más sangre, estaba más hundida, no veía solución y se dejó llevar, perdió la fe. Se abandonó.
Lloraba.
Cerró los ojos.
Todo se fundió en negro, todo acababa allí.

Algo la empujaba, Lorena pensó en los tiburones y decidió no abrir los ojos,
Pero unos labios rozaron los suyos y la sorpresa fue mayúscula.
Al mirar que sucedía, vio a Pedro, la estaba besando, mientras la arrastraba.
No podía creerlo, el estaba vivo, pero como iban a salir de esta situación, era imposible, pensó.
Se fijó más, el llevaba una linterna en una mano, con un localizador, marcaba varios puntos dentro de un mapa,
La fue arrastrando y con la luz vieron a los niños flotar.
Con la cuerda que llevaba, los ató a su cuerpo, juntándose los cuatro.
Lorena no podía creerlo, pero si tenían que morir, que fueran juntos.
Pedro siguió buceando y buscando, apareció el gato y lo amarró también al grupo.
Finalmente vieron el cuerpo del perro, se acercó como pudo, a Lorena ya no le quedaba aire, se ahogaba, solo pudo ver, antes de perder el sentido, como Pedro tocaba el cascabel del perro.
Después todo se volvió negro.
Vacío.

Estaría muerta pensó ella.
Habría podido su marido salvarlos a todos? Se preguntaba. Estaba en una habitación oscura, no podía moverse.
Abrió los ojos, no veía nada.

Oyó ruidos, maullidos.
Despertó.
Estaba viva, en su casa.
La ventana estaba abierta y un gato maullaba.
Estaba contenta. Se miró al espejo, era ella, su cuerpo entrado en kilos, su barriga, su corto pelo rubio.
Ya no le importaba nada.
Salió corriendo a ver a sus hijos.
Estaban jugando, los abrazo fuerte, muy fuerte.
Ellos se quejaron.
Las lágrimas rodaban por sus mejillas.
En ese instante decidió vivir siempre todo lo que la vida le diera.
No perdería ni un instante más lamentándose .
Disfrutaría todo cuanto pudiera.
Y llegó Pedro, los niños gritaron de sorpresa, reían.
Traía un perro, un doberman negro.
Les dijo;
-Se llama Einstein, lo adopté de una familia que no podía cuidarlo, será nuestro regalo de reyes, si queréis.
Los niños al unísono gritaron afirmativamente.
Lorena miró a Pedro fijamente.
Este le guiñó el ojo.
La abrazó y la besó, mientras le señalaba el cuello del animal.
Llevaba un cascabel.
Y le dijo:
-Siempre que te aburras podemos tocarlo y descubrir nuevas aventuras.
Ella no sabía que decir, mientras reía vio al gato,
Isis sonreía, mirándola fijamente.
Oyó que le decía.
-No es un sueño, es una realidad paralela.
Todos gritaban, reían, cantaban, era Navidad,
Lorena lloraba de felicidad.







1 comentario:

  1. Que en 2014 sigas escribiendo estos bellos cuentos incruentos

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